En busca de una nueva identidad

R. Herrero (EFE)
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Los populares de Euskadi llevan tres décadas intentando encontrar un espacio propio, tratando de conjugar su ideario regional con los dictámenes impuestos desde Génova

En busca de una nueva identidad - Foto: MIGUEL LEMUS

Pasar de la resistencia a la influencia. De las filas prietas mientras se oían silbar las balas de ETA a un papel más activo y propositivo en una Euskadi sin terrorismo. Un dilema sobre el que se ha balanceado la búsqueda de la identidad propia del PP vasco, que se ha saldado con enfrentamientos con Génova y sucesivas crisis de liderazgo desde 2008 hasta la defenestración de Alfonso Alonso como candidato a lendakari en favor de Carlos Iturgaiz.

Durante los años de resistencia, la dirección nacional del PP y la del País Vasco caminaron al mismo son, sin fisuras, en un primer momento bajo el liderazgo de Jaime Mayor Oreja, cuya candidatura a lendakari en 1990 -la primera bajo las siglas PP- recabó 83.719 apoyos y seis parlamentarios.

Repitió en 1994 -obtuvo 146.960 votos y 11 escaños- y marchó a Madrid para ocupar el cargo de ministro del Interior, desde el que mantuvo una gran influencia sobre sus compañeros vascos, liderados desde 1996 por Carlos Iturgaiz.

En busca de una nueva identidadEn busca de una nueva identidadLa segunda mitad de la década de los 90 y la primera de los 2000 fueron los años de mayor acoso y persecución de los concejales del PP vasco -12 de ellos fueron asesinados por ETA en esa época- y también los de mayor repunte del partido en Euskadi, al convertirse en la segunda fuerza política en los comicios regionales de 1998 (251.743 votos y 16 escaños con Iturgaiz como candidato) y 2001 (326.933 sufragios a la candidatura de Mayor Oreja, que logró 19 asientos).

El exministro no repitió y su sucesora, María San Gil, candidata en 2005, retuvo 210.614 votos y perdió cuatro escaños, aunque no llegó a culminar la legislatura al dimitir en mayo de 2008 como presidenta del PP vasco por sus discrepancias con la dirección de Mariano Rajoy.

La postura de San Gil no fue compartida por muchos dirigentes del PP vasco, que se alinearon con Rajoy y entendían que al partido le correspondía modificar su papel de resistencia en una Euskadi que vislumbraba ya el final del terrorismo.

En busca de una nueva identidadEn busca de una nueva identidad - Foto: JOSE RAMÁN GOMEZA San Gil le sucedió Antonio Basagoiti, quien asumió la Presidencia con la intención de modernizar el partido, y que sostuvo una línea de sintonía con Rajoy hasta su renuncia, por motivos laborales, en mayo de 2013.

Basagoiti trabajó para sacar al PP de su aislamiento, normalizó las relaciones con el PNV y se rodeó de jóvenes dirigentes como Arantza Quiroga, Borja Sémper, Iñaki Oyarzábal y Javier Maroto. Sin embargo, su apuesta no se tradujo en apoyo electoral.

Caída electoral

El testigo de Basagoiti lo recogió Arantza Quiroga, la dirigente que defendió activamente pasar de la resistencia a la influencia, una idea que trató de plasmar en octubre de 2015 con una propuesta para crear en el Parlamento vasco una ponencia de «libertad y convivencia» que trataba de integrar a Bildu, cuatro años después de que ETA anunciara el fin de su actividad terrorista.

Su planteamiento fue desautorizado por la dirección nacional y por sus propios compañeros dirigentes del PP vasco. 

Fue el propio Alonso quien asumió su relevo, con el respaldo total del PP de Rajoy, y se presentó a lendakari en 2016, para recabar los peores resultados de la formación en Euskadi desde 1990, al conseguir 107.771 votos y los nueve escaños que tiene actualmente.

Alonso decidió apoyar a Soraya Saénz de Santamaria en el proceso de sucesión de Rajoy y, tras la victoria de Casado, ha mantenido una difícil relación con Génova.

La imposición de listas electorales, los pactos con Vox -criticados por Alonso y por otros dirigentes vascos como Borja Sémper- y, sobre todo, las palabras de la portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, quien acusó a los populares vascos de «tibieza» con el nacionalismo, distanciaron al dirigente vasco de Madrid.

La coalición con Cs, un partido del que el PP vasco siempre se ha distanciado por su cuestionamiento del cupo vasco y la foralidad ha constituido el último capítulo de una más que tensa relación que aún tiene episodios por escribir, como el futuro liderazgo del PP en Euskadi.