Puntería afinada

Nacho Sáez
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El segoviano Julio Jiménez podrá elegir la sede de la próxima Copa de España de tiro al plato en foso universal tras levantar el trofeo de esta competición en Valladolid el pasado 24 de marzo.

Puntería afinada

A Julio Jiménez (Revenga, Segovia, 10 de octubre de 1973) le marcaron aquellos domingos de su niñez en los que su padre, Julio Jiménez Gómez, y un grupo de amigos se reunían para tirar al plato utilizando máquinas casi artesanales. Él tenía 14 años y sólo le dejaban «pegar cuatro tiros», pero el recuerdo de esos días permanece imborrable en su memoria. «El tiro al plato es mi vida. Está mi familia y el tiro al plato, y la ‘culpa’ es de mi padre», dice ahora, convertido en flamante campeón de la Copa de España de tiro al plato en foso universal. Logró ese trofeo el pasado 24 de marzo en el campo de tiro El Rebollar, en Valladolid, tras romper 195 platos de 200 posibles en el que ha sido «mi mayor éxito hasta este momento». 

Tras esos escarceos iniciales, se sacó la licencia de armas con 18 años y con 19 ya era guardia civil. Con sus primeras nóminas se comenzó a comprar el material y a sufragarse los viajes a las competiciones y puso las primeras piedras de un historial que no está nada mal. En su palmarés figuran un campeonato del mundo de policías y bomberos, dos campeonatos de la Guardia Civil, campeonatos regionales y provinciales, un subcampeonato de España… Y ahora esta Copa de España. «Siempre me ha llamado la atención la carrera militar», explica cuando se le pregunta si aquellos domingos con su padre y sus domingos influyeron para que quisiera ser guardia civil.

Tras estudiar en Parque Robledo y en el Giner de los Ríos, opositó para guardia civil, tardó muy poco en aprobar y se marchó a su primer destino. Estuvo once años en Guadarrama antes de convertirse en operador de seguridad para Patrimonio Nacional en el Palacio de Riofrío, donde sigue trabajando actualmente. «Podría dedicarme sólo a eso, pero es que el tiro me apasiona», cuenta tras el mostrador de la armería que también regenta en Segovia junto a otro socio, José María Aparicio, policía y también tirador. Tienen otra en Valladolid y además un club, el Club de Tiro Segovia 25, que está formado por cerca de un centenar de personas y que organiza ‘tiradas’ por toda España.

Puntería afinadaPuntería afinadaLas máquinas que poseen en propiedad les permiten habilitar campos improvisados en prácticamente cualquier lugar y en cualquier momento. Más de 150 actividades de este tipo realizan a lo largo del año, lo que seguramente explica por qué este segoviano todavía no había ganado ninguna Copa de España o no se plantea siquiera remotamente llegar a ser olímpico algún día. «No tengo tiempo para entrenar», señala. En este sentido dedica más tiempo a las competiciones que a los entrenamientos puesto que tan sólo acude al campo de tiro de Bernuy de Porreros los viernes durante tres horas. Los éxitos que cosecha se cimentan en sus cualidades innatas o en la inspiración que tenga ese día.

A la hora de competir no tiene manías, ni tampoco se concentra de ninguna manera especial. De hecho acaba de cambiar de cartuchos y los nuevos son con los que ha ganado la Copa de España. Su atención se centra sólo en romper los platos; entre 50 y 75 cuando entrena en el campo de Bernuy. Al final de un año puede acumular más de 10.000 tiros con el único objetivo de saciar una pasión que ya ha empezado a transmitir a su hija mayor, Silvia Jiménez.

Padre de dos niñas, lamenta que el tiro olímpico no cuente con más apoyos para que aumente el número de licencias. «La gente oye hablar de armas y se espanta, pero es un deporte muy seguro y las empresas de pólizas siempre nos dan premios porque es muy raro que haya problemas en alguna de nuestras competiciones», argumenta. De la permisividad que existía en los años 80 en torno a este tipo de deportes se ha pasado a un control creciente que obliga a solicitar permisos a la Subdelegación del Gobierno.

En el campo de tiro de Bernuy son quince socios, cuentan con dos canchas regladas y abren los jueves y viernes por la tarde y los sábados y domingos durante todo el día. La entrada es libre para el público, que tiene al alcance de la mano la opción de descubrir un deporte que podría darnos medalla en los próximos Juegos Olímpicos de Tokio 2020. El madrileño Alberto Fernández consiguió el oro mundial el pasado mes de septiembre y es uno de los pocos que vive de este deporte. 

Julio profesa mayor admiración por Gregorio Fuentes, «el mejor tirador que hemos tenido nunca en España». «Si no ha ido nunca a unos Juegos Olímpicos, es porque no ha querido salir a competir al extranjero», apunta el propio Julio, que pone el acento en su cercanía y sencillez. Es habitual su presencia en el campo de Bernuy, donde sin embargo no podrá disfrutar de la próxima Copa de España. El triunfo del pasado 24 de marzo en Valladolid otorga al segoviano el derecho a decidir la sede de la próxima edición de esta competición, pero la instalación de Bernuy no cumple los requisitos exigidos por la federación; entre ellos disponer de cuatro canchas. Mientras piensa en otro lugar, Julio no se separa de ese trofeo que ya es historia del deporte segoviano. Ningún tirador local había logrado nunca un triunfo nacional.