El fotógrafo ecléctico

A.M.
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César Lucas, uno de los reporteros más reconocidos en España, propone en La Alhóndiga un recorrido por su variada obra, también de la reciente historia de España, dentro del programa de Artes Visuales del Hay Festival.

César Lucas junto a una foto de Alfredo Arias emulando a otra que él hizo a Clint Eastwood - Foto: A.M.

Cuando se detenía en los escaparates de los grandes fotógrafos de la época, en plena Gran Vía madrileña –desde Alfonso a Juan Gyenes o Vicente Ibáñez–, entonces con 10 o 12 años,  camino del Instituto Cardenal Cisneros, César Lucas (Ávila, 1941) ya estaba comenzando a fraguar lo que sería su profesión basada en una obra ecléctica,  marcada por el fotoperiodismo,  del que es un referente en España,  pero también por la moda, los viajes, el reportaje o su pasión actual como es la de recoger las escenas de la vida cotidiana, la España costumbrista del siglo XXI. Siempre haciendo historia en imágenes. 

Dentro del programa de Artes Visuales del Hay Festival,  producida e impulsada por la Asociación de Informadores Gráficos de Prensa y Televisión, en colaboración con la Asociación de Periodistas de Segovia,  entre otros, quien publicó su primera fotografía con 16 años en el diario ABC, luego primer editor gráfico de El País o del Grupo Z,  propone un recorrido por su obra, en La Alhóndiga, desde este lunes.

Agradecido por el gesto de sus compañeros de profesión, muchos de ellos admiradores de su obra, por haber tenido este gesto al montarle una exposición,  que no va a ser  para él una más de las decenas que ha llevado a cabo,  e ilusionado porque se le haya incluido en un proyecto de  prestigio como el encuentro de las letras y las artes, galardonado este año con el Premio Princesa de Asturias,  César Lucas señala que, viendo esta exposición,  a diferencia de otros fotógrafos, queda patente la variedad del trabajo que ha hecho.

Autor para Europa Press de las fotografías del paseo del Che Guevara por Madrid,  hace 60 años,  aunque no le gusta que le encasillen en ninguna imagen, ni siquiera en aquel desnudo de Marisol de los años 70, recogido después en las páginas de Interviú, como signo de apertura y del final de una niña prodigio del cine, que pasó a ser Pepa Flores, o de los grandes artistas de Hollywood, César Lucas asegura que no ha tenido un estilo determinado: «Me ha enriquecido esa variedad de trabajar en un medio y otro,  de una época a otra, todos esos cambios, he puesto mucha intención y mucha atención en todo el trabajo que tenía que hacer aunque fuera nuevo, me obligaba a esforzarme y darle a la cabeza a ver cómo podía ajustarme a esas nuevas características».

Desde sus portadas, a la visión actual de la sociedad española,  su escuela como editor, no en vano pionero en este puesto básico en una redacción,  y su humanidad quedan patentes en esta muestra, aparte de una carga inmaterial, aquellos valores que no están en lo que se ve sino en los recuerdos del autor, «en qué momento estabas haciendo una cosa, con qué personas estabas trabajando,  qué situaciones emocionales en tu vida coincidieron en una etapa de trabajo, es muy difícil valorarlo, quien valora eso es quien ve el resultado de ese trabajo».

Trabajando en Pueblo revolucionó el oficio al aprovechar la luz ambiente frente a los fogonazos de los grandes flash de sus colegas,  lanzándose después a crear su propia agencia, Cosmo Press, en 1965, combinando su trabajo en prensa con la realización de encargos como fotógrafo, para las compañías cinematográficas estadounidenses:  Twenty Century Fox, United Artists y Metro Goldwyn Mayer, en las superproducciones de las grandes películas que se ruedan en España, incluida Segovia, donde retrató a Romy Schneider. Por su cámara también pasaron estrellas como Katharine Hepburn, Brigitte Bardot, Sean Connery, Raquel Welch, Yul Brinner,  John Lennon, Billy Wilder, Clint Eastwood, Stephen Boyd o Búster Keaton. 

En la fotografía ha habido muchos cambios, César Lucas explica que, cuando comenzó, solo la  hacían los profesionales y algunos buenos aficionados que participaban en concursos o, eran miembros de asociaciones fotográficas;  de vez en cuando se veía fotografía en alguna exposición o,  buscando y buscando, encontrabas un libro de algún fotógrafo famoso.  Hoy, asegura este autor,  «todo el mundo tiene un teléfono móvil, hasta niños de 13 o 14 años y todos tienen una cámara fotográfica, cada minuto se hacen millones y millones de fotografías , algunas en el ámbito personal y otras inundan las redes sociales, incluso muchos medios de comunicación se abastecen de fotos que hace la gente de acontecimientos  o sucesos.». 

Pero la fotografía, fundamentalmente,  es la luz y la forma de mirar,  solo se ha registrado una transformación tecnológica,  pasándose de cuando se hacía imagen con una cámara como un mueble con una placa de cristal, a otra que disparaba 36 fotos en un rollo de película, a las digitales y a los móviles.  «Lo que cuenta es el ojo y la sensibilidad,  qué es lo que miras y cuándo disparas algo que estás viendo,  la herramienta es necesaria,  hay que adaptarse a ella, pero la mirada está por encima de todo».

En César Lucas también existe otra virtud, confiesa que en todos los trabajos ha puesto el mismo calor, la misma curiosidad de ver cómo va a ser el resultado de lo que quiere hacer y lo que está pensando, la misma pasión, incluso «la misma intención de hacer algo buenísimo que muchas veces me salía malísimo».  Ahora, con su móvil,  retratando la vida,  César Lucas reflexiona y llega a la conclusión de que es «un afortunado que ha tenido la inmensa suerte de vivir mi época profesional en la época en la que he vivido y de haber ganado la confianza de medios, algunos nuevos y otros históricos, que confiaron en mí y me abrieron la puerta para ejercer mi trabajo,  estoy muy agradecido a todas esas personas que contribuyeron con el desarrollo de mi etapa profesional , siempre los tendré en mi corazón».