La huella de Lucía Bosé entre Brieva y Turégano

Efe
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Llegó a Brieva hace 23 años para retirarse del foco mediático y, aunque recibió presiones de su familia para ir a vivir a un lugar "con más medios", ella siempre alegó estar "enamorada" de la tierra donde vivió hasta su último día

La huella de Lucía Bosé entre Brieva y Turégano

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Lucía Bosé

La pequeña localidad segoviana de Brieva es hoy un municipio triplemente vacío: víctima de la despoblación con apenas cien habitantes censados, con sus pocos bares y tiendas cerrados en plena crisis sanitaria y, desde este lunes, con un enorme vacío tras la pérdida de una de sus vecinas más queridas. Lucía Bosé llegó a la localidad hace 23 años con el objetivo de retirarse del foco mediático y, aunque en numerosas ocasiones recibió presiones de su familia para ir a vivir a un lugar "con más medios", ella siempre alegaba estar "enamorada" de Brieva. Así lo reproduce Nicolás Herranz, alcalde del pueblo desde 2003 hasta 2019: "Siempre dijo que aquí es donde quería acabar su vida", comenta el que también era amigo de la actriz: "Lo triste es que haya sido de esta manera, sin poder acompañarla", lamenta el exregidor en declaraciones a EFE.

La artista tenía relación con todos los vecinos y se paraba a charlar con ellos, y siempre participó de las festividades del pueblo, aunque su avanzada edad en los últimos años no la dejaba "estar todo el día fuera de casa", según apunta el exalcalde. "Tendría mil anécdotas para contar, pero no es un buen momento para recordar", se excusa, visiblemente afligido. Querida por todos, resulta innegable que ha dejado una gran huella en este pueblo en el que encontró la paz para vivir sus últimos años: "Ha sido un golpe duro... la echaremos de menos, no te quepa ninguna duda".

La actriz escogió Brieva influenciada por una pareja de amigos artesanos italianos que vivían en una gran casa de este pueblo y que también eran muy queridos por los vecinos. Cuando estos fallecieron, Bosé intervino en la compraventa de la propiedad como albacea y así conoció a Luis Gómez, el propietario de lo que hoy es El Rincón de los Bohemios, una casa rural de cinco habitaciones de color azul en honor a ella. "Siempre se hacía notar con su pelo azul, sus uñas azules..." recuerda, también conmovido, el regente del hostal: "Pintó de azul hasta las baldosas de su casa, que tenían más de 300 años de antigüedad", narra.

El vecino de Brieva relata algunas de las anécdotas vividas con la fallecida, como aquella en la que la actriz se ofreció a ayudarle a limpiar su casa en una de las peores nevadas que se recuerdan en la provincia de Segovia y lo hizo "en chancletas, con sus uñas azules asomando pisando la nieve". "Le dije que la llevaba en coche, pero no quiso... decía 'hay que ser duros', era una máquina", relata. Luis recuerda que hace apenas un año se encontró con ella y esta le dijo que iría a Italia a trabajar, lo que le dejó atónito y preocupado, por su avanzada edad: "No hay que parar, Luis, no hay que parar. Yo me mantengo viva así", parafrasea ahora el hostelero.

"Una persona muy auténtica, muy cercana, a la que daba gusto escuchar, te quedabas anonadado", consigue describir el amigo de la artista: "Un placer y un orgullo haberla tenido en el pueblo", concluye. Otra localidad segoviana donde la artista ha dejado su impronta, aunque en menor medida, es en Turégano, donde a principios de los 2000 inauguró en la localidad segoviana su Museo de los Ángeles, la primera sala de exposiciones del mundo sobre esta temática. Para ello rehabilitó una antigua fábrica de harina, no sin antes protagonizar alguna que otra polémica con la Iglesia ante la negativa del Obispado de cederles el castillo del pueblo, donde la artista quería ubicar su proyecto, según recuerda ahora el alcalde de la localidad, Juan Montes. Apasionada y azul es como Turégano recordará a la artista, después de haber servido de sede para más de 20 exposiciones, todas ellas con la temática de los ángeles, por los que Bosé sentía una especial devoción y que a partir de hoy será quienes la acompañen en su nuevo retiro