Conversaciones de barra

Patricia Martín
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'El fogón' de Ceferino García García, del Bar La Viña.

Conversaciones de barra - Foto: Rosa Blanco

Ceferino García García y Natividad Pérez Casla, Cefe y Nati para todos sus clientes y amigos del bar La Viña, en el número 9 de la calle Caño Grande, a pocos metros del campus ‘María Zambrano’ de la Universidad de Valladolid.

Cefe lleva toda la vida en el mundo de la hostelería, detrás de una barra. Le viene de familia ya que su padre tenía un bar en su pueblo natal, en Castroserna de Abajo, recuerda mientras prepara los cafés del desayuno. Tras trabajar en varios establecimientos, hace ya tres décadas, cogió con su mujer Nati, La Viña. «Lo abrimos el 9 de junio de 1988, hace ya 31 años. Era un chavalillo, tenía 25 años», resume, y a su bar le dedican todas las horas que hagan falta. De lunes a viernes, al pie del cañón desde las ocho y media de la mañana hasta la hora de cierre, que suele ser pasadas las once y media de la noche. Los sábados abren más tarde, sobre las 11:00 y los domingos, descansan. 

 Tanto Nati como Cefe aseguran que han dejado atrás años que han sido muy duros para el negocio, testigos de cómo cambiaron los hábitos y las condiciones de vida para muchas personas durante la crisis. En Segovia, había muchos trabajadores dedicados a la construcción que elegían la comida casera de La Viña. También el barrio fue perdiendo mucha vida y a muchos vecinos. 

Nueva etapa. El inicio de las obras del futuro campus universitario trajo también muchas alegrías a los propietarios del bar La Viña, con el inicio de una nueva etapa que se ha visto consolidada con el paso de los años, gracias a la confianza que se han granjeado entre los profesores y alumnos de la UVa. «Si no fuese por la universidad, este barrio o por lo menos toda esta zona ya estaría muerto. Nos ha ayudado muchísimo», señala Cefe. En las vitrinas de La Viña, una de las especialidades preferidas por los universitarios, sus bocadillos. Por 1,60 euros, reponen fuerzas con un generoso bocadillo de tortilla de patata, tortilla francesa, lomo, bacon, pollo, picadillo, entre otros. 

La cocina casera también está muy presente en las bandejas de aperitivos, con lengua, oreja, albóndigas, chorizo, etc. Las tareas se reparten, muy bien avenidos, entre Cefe y Nati, y ambos tienen los secretos de las recetas. 

Para acompañar el café, la caña o el refresco, la mayoría de los clientes de La Viña, miran la barra y si ven una tortilla de patata, la piden sin dudarlo ni un instante. Una generosa ración de tortilla de patatas deliciosa y jugosa. En un día de mucho trabajo y ajetreo, Nati puede llegar a hacer hasta diez tortillas en un sólo día. En estos días de arranque del nuevo curso fácilmente caen siete. 

otra distribución. En el año 2013, Cefe y Nati acometieron la reforma del bar La Viña, dejando atrás las tinajas grandes de vino que tenía el local cuando ellos se l que quedaron, por lo que es fácil de avidinar que vendían vino y de ahí el nombre de La Viña. Cambiaron la ubicación de la barra, que ahora está al fondo, dejando dos estancias diferenciadas. 

Al entrar por su puerta de madera, hay un pequeño espacio con mesas para desayunar, merendar o tomar el aperitivo leyendo la prensa cómodamente. Mientras que en la zona de la barra hay taburetes altos y, a ambos lados, hay sitio suficiente para que los que vienen en grupos puedan tomarse algo todos juntos y charlar. Un último detalle, en el bar La Viña, «somos mucho de la Segoviana».