Una mujer salía de la sala Julio Michel llorando. Me contaba cuánto necesitaba volver al teatro después de tanto tiempo». La directora de Titirimundi, Marián Palma, relata a través del teléfono una de las anécdotas que vivió en la pasada edición del festival, atípica porque se tuvo que celebrar en septiembre y no en mayo y porque se vio obligada a prescindir de los espectáculos de calle. A Palma le impactó la factura emocional que se había cobrado para esa espectadora la falta de cultura en directo debido a la pandemia. 2021 comienza como un año de esperanza para su recuperación, pero también hay miedo a otros 12 meses perdidos.
Titirimundi tiene la intención de celebrar su próxima edición en mayo e incluso ya ha perfilado su programación. «Volveremos a depender de las circunstancias, pero lo tenemos planteado con las mismas restricciones de septiembre y lo que sí estamos haciendo es buscar nuevos emplazamientos para poder mover más público», explica su directora, avalada por el éxito que cosecharon al reivindicar la seguridad de la cultura sin que se produjese ningún brote. La misma que defiende ahora con la puesta en marcha del ciclo ‘Vamos al teatro’, una de las ofertas de ocio que tendrán al alcance de la mano los segovianos en este primer trimestre siempre que no haya más restricciones.
La Concejalía de Cultura camina con pasos firmes pero seguros. Las representaciones teatrales previstas en Los Viernes Abiertos se mantienen en pie el 29 de enero, el 26 de febrero y el 26 de marzo, y este pasado fin de semana abrió sus puertas La Cárcel_Segovia Centro de Creación para acoger un concierto del Prison WIC. Pero los eventos que requieren mayor infraestructura están en fase de estudio. «Con ‘Mujeres que transforman el mundo’ estamos pensando en una fórmula mixta presencial y ‘online’», señala la concejala de Cultura, Gina Aguiar. «Las ponentes extranjeras en marzo no van a venir y creemos que la vía ‘streaming’ está saturada, pero tampoco queremos estar dos años sin hacerlo», añade.
Dudas y más dudas asaltan a los programadores, que en el contexto actual prefieren planificar con poca antelación para minimizar las pérdidas económicas. La propia Concejalía de Cultura solo se atreve a mojarse asegurando que organizará una programación con motivo del quinto centenario de la revuelta de los comuneros –que debía haberse conmemorado en 2020 pero tuvo que ser pospuesto– y que pondrá en marcha los diez proyectos de artistas locales que han sido seleccionados en el concurso ‘Segovia 10’. Desde un espectáculo de narración oral a un festival de cortometrajes y de música en vivo.
En la provincia, el Ayuntamiento del Real Sitio de San Ildefonso ha aparcado toda su programación cultural hasta marzo. «Contemplamos tener cierta normalidad a partir de Semana Santa pero las fiestas, tal y como las conocemos, va a ser complicado este año también que las celebremos. El Mercado Barroco lo haremos, pero será algo diferente», cuenta su alcalde, Samuel Alonso. Más díficil lo tiene la Fiesta de los Gabarreros de El Espinar, que se suele celebrar el segundo fin de semana de marzo y que aún no tiene cancelación oficial pero que cuenta con pocas posibilidades de prosperar. «Todavía no nos hemos sentado para hablarlo, pero yo creo que va a ser inviable», admite el presidente del Centro de Iniciativas Turísticas de El Espinar, Juan Andrés Saiz Lobo.
La Semana Santa también se encuentra en el aire. Aunque en Sevilla el Arzobispado ha anunciado su suspensión, en nuestra provincia aún no hay una decisión. La Junta de Cofradías confía en poder salvar al menos los actos litúrgicos en un año que será especial para Cuéllar, cuyo Santuario del Henar ha recibido la concesión de año jubilar. Un espaldarazo para la posible recuperación del turismo, que también aguarda el regreso de los congresos. El más importante previsto, el ProGeo de geología, se perfila finalmente para septiembre.