El clima es la clave

María Albilla (SPC)
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La exploradora Mathilda Masters propone un puñado de curiosidades para entender por qué la temperatura del planeta es tan importante y cómo el aire, el mar y la tierra están conectados

Una pancarta con el lema 'No hay planeta B'

Cambio climático, calentamiento global, efecto invernadero, el deshielo de los polos... todos estos son términos con los que estamos completamente familiarizados, pero no del todo concienciados pese a su importancia para el planeta y la supervivencia de las especies.
La globalización llegó antes al Medio Ambiente que a las naciones, de manera que todo está conectado y para ir un poco más allá está el libro 123 curiosidades que todo el mundo debería conocer sobre el clima (geoPlaneta), un cuidado volumen que firma la aventurera Mathilda Masters y que ilustra Louize Perdieus con el que conocer singularidades sobre la temperatura planetaria y reflexionar acerca de la necesidad de cuidar a la madre tierra. Estas son algunas de ellas.

 

1. La 'bola de cristal'

Algunos de los primeros inventos para medir la temperatura surgieron en el siglo XV. En 1942, los italianos crearon una especie de higrómetro para calcular con esponjas la humedad del aire, una suerte de balanza basada en el peso de estas esponjas. Ya en el siglo XVI Galileo Galei ideó una especie de termómetro que, 100 años más tarde mejoró Gabriel Fahrenheit poniéndole mercurio dentro para que fuera más exacto.
También en el XVII se crearon unas casitas del tiempo en las que había dos puertas. Detrás de una de ellas había un hombre con un paraguas y en la otra una mujer con una sombrilla. Ambos estaban unidos por un intestino de oveja. Si el tiempo era seco y cálido, el intestino se acortaba y salía la señora. Si había humedad, se alargaba y salía el caballero. De ahí, a los satélites actuales, un paso.

 

2. El desierto y los peces

Un tercio de la superficie del planeta es desierto. El más seco es el de Atacama, en Chile, con zonas donde hace más de 400 años que no llueve. Y, aunque parezca mentira, estos entornos son claves para la supervivencia de los seres que viven en el mar.
En la arena y el polvo hay numerosas partículas microscópicas que arrastra el viento y forman parte del alimento de muchos organismos acuáticos como el placton y el kril, que a su vez alimenta a grandes mamíferos acuáticos como son las ballenas. Alimento para peces y, por tanto, fundamental para el hombre.

 

3. El agua dulce se seca

Qué repelús da cuando una ola en la playa hace que demos un buen trago de agua, ¿verdad? Pues el agua dulce que tanto nos gusta y que tan esencial es en la vida se agota.
Los humedales y las marismas juegan un papel fundamental en el ciclo del agua. Cuando llueve mucho, absorben el exceso de agua convirtiéndose en una especie de tanques de agua dulce, pero a veces gastamos tanto, que puede haber problemas. En España, por ejemplo, muchos desaparecen debido al cultivo de naranjas, mandarinas, almendras y uvas. No es un problema exclusivamente nacional. La desembocadura del río Amarillo, en China está seca durante casi 200 días al año por todo el agua que extraen los agricultores para regar los campos de arroz.

 

4. Modelo sin alternativa

Es habitual que en las manifestaciones contra el cambio climático las pancartas lleven el lema No hay alternativa al planeta Tierra, pero es que es verdad. Por mucho que la ciencia se empeñe en llevar al hombre a otros planetas, ojo al medio ambiente que ofrecen para la vida
Mercurio puede alcanzar de día una temperatura de 465 grados y, de noche, la friolera de 185 bajo cero. En Venus, la temperatura es de unos 475 grados y hay nubes de ácido sulfúrico. En Marte, sin embargo, hace un frío que pela y Júpiter, Saturno, Urano... son gigantes que están demasiado alejados del sol.
La tierra, además de ser preciosa, ya es habitable, así que parece más fácil cuidarla que buscar otros lugares en los que establecerse. El ser humano lleva miles de millones de años trabajando en su adaptación, así que no parece demasiado lógico hacerle cambiar ahora.

 

5. Tomar el sol en los polos

Hace 55 millones de años, la temperatura media de la Tierra era de 25 grados. Los polos ni siquiera se llegaban a helar durante el invierno y allí vivían unas especies de hipopótamos y cocodrilos, por lo que se podía tomar el sol allí. Pero en 20.000 años, que aunque no lo parezca en este caso es muy poco, la temperatura subió cinco grados. Los científicos creen que pudo ser por la erupción de múltiples volcanes, pero no es seguro. El caso es que la Tierra y el fondo del mar comenzaron a calentarse y entonces ya se produjo un efecto invernadero. Lo cierto es que hay que contar que, por aquel entonces, la división terráquea no tenía nada que ver con la que conocemos actualmente...

 

6. Queridas vacas...

No es una leyenda urbana. En todo el mundo hay hasta 1.500 millones de vacas, mamíferos rumiantes que eructan y se tiran pedos llenos de metano. Una vaca produce cada día de 100 a 300 litros de CH4, un gas de efecto invernadero. Con estos datos se puede decir que las vacas son responsables de entre el 10 y el 15 por ciento de las emisiones totales de gases de efecto invernadero.
Como a estos entrañables animalitos no se les puede pedir que se aguanten sus gases, los ganaderos ya están haciendo pruebas con diferentes tipos de pienso para que produzcan menos gases.

 

7. 'Sopa de plástico’

El plástico es uno de los materiales más útiles, pero tiene un inconveniente: es indestructible. Anualmente se producen unos 311.000.000.000 kilos de este producto, de los que cinco millones de toneladas acaban en el mar. Aunque parezca increíble, una gran parte procede de la basura que se tira en la calle que acaba en los ríos y de ahí pasa al mar. En 1997, el capitán Charles Moore quedó asombrado al descubrir una cantidad gigantesca de plástico en pleno océano Pacífico. Lo llamó sopa de plástico.

 

8. ¿Dónde está el bicho?

Por mucho asquete que te den, los insectos son imprescindibles para la vida. Polinizan las flores y los cultivos, son alimento para otros animales, hacen labor de control de plagas... Lo cierto es que los insectos forman el grupo de animales más numeroso de la Tierra, pero ¿por qué desaparecen? Sustancias tóxicas en el campo, construcciones por doquier, escasez de flores en los entornos urbanos... y todo pese a que son vitales para el equilibrio de los ecosistemas.
Moraleja: la próxima vez que veas una mosca o una polilla... déjalas vivir tranquilas.

 

9. Huracanes

El aumento de la temperatura de la Tierra hace que el tiempo se vuelva extremo. Períodos de sequía más largos, olas de calor, inundaciones... Las peores que se han visto nunca, tuvieron lugar en China en 1931 y en ellas murieron millones de personas.
Aunque ahora se pueden predecir las grandes tormentas, los huracanas o los tornados, estos episodios son tres veces más frecuentes que en 1980. Muchos científicos creen que es por el calentamiento global.

 

10. Con el agua a los tobillos

Sabemos que con el calentamiento global subirá el nivel del mar. La friolera de 70 metros. El tema es el siguiente. Tanto el hielo de Groenlandia como el de la Antártida es hielo terrestre (el del polo norte es hielo marino) y si se empieza a derretir el agua del deshielo empezaría a buscar una vía de escape y se llevaría por delante los glaciares. Esas moles acabarían en el mar y es lo que podría provocar el cambio de nivel.