Merkel toma las riendas

M.R.Y. (spc)
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La canciller alemana vuelve a erigirse en la encargada de liderar la respuesta a la crisis económica que vive la UE tras la pandemia, aunque esta vez con un tono mucho más moderado y conciliador que el que empleó en 2008

Merkel toma las riendas - Foto: POOL

Europa está en la situación «más difícil de su Historia» y, por ello, hay que trabajar «unidos» para superar esta crisis, ya no solo sanitaria, sino también política y económica. Eso es algo en lo que coinciden todos los mandatarios comunitarios, aunque es, seguramente, en único punto en el que hay consenso. Por eso, la considerada líder oficiosa de la UE, la canciller alemana Angela Merkel, ha vuelto a erigirse en la principal voz para instar a sus socios a llegar a un entendimiento para salir con éxito de este complicado momento motivado por el coronavirus.

Amparada por la Presidencia semestral de turno del Consejo, que hasta diciembre ocupa Alemania, Merkel quiere encabezar la respuesta a una nueva crisis. Pero, esta vez, con más consenso que aquella que en 2008 puso contra las cuerdas a varios Estados del bloque.

A diferencia de la situación de hace 12 años, ahora la mandataria está a punto de concluir su vida política. El próximo año, si nada lo cambia, se celebrarán elecciones en la nación germana sin la dirigente conservadora en la contienda por primera vez desde 2005. Por eso, sin la necesidad de una reelección en su país y consciente de que sus soluciones a la crisis de 2008 no fueron bien recibidas por buena parte de sus socios comunitarios, ahora pretende despedirse con un tono mucho más conciliador, pero nuevamente tomando las riendas de la situación. 

Con la complicidad de la Comisión Europea -su presidenta, Ursula von der Leyen, fue ministra de Merkel-, la canciller insiste en la necesidad de una «Europa fortalecida» para que pueda tener su hueco en el orden internacional.

Consciente de que las posiciones entre los socios para hacer frente a la crisis «todavía están alejadas», debido, principalmente, a las diferencias entre los Estados del norte y los del sur, reitera la necesidad de «unidad», frente a la postura «insolidaria» que tomó en 2008 según los países obligados a llevar a cabo importantes reformas y estuvieron al borde del precipicio por las políticas de austeridad exigidas desde Berlín y su negativa a compartir el riesgo del endeudamiento común.

Ahora, hay un giro en la postura de Merkel, quien ha cambiado su percepción de los problemas de la UE y apela al fondo de reconstrucción  propuesto por Bruselas a iniciativa suya y del presidente francés, Emmanuel Macron. Y recomienda distribuir este dinero entre las naciones en función, no de la aplicación del criterio de su población, sino en la medida en que esos territorios han sufrido más seriamente las consecuencias de la pandemia. Y ya no hay temor a ese endeudamiento común desde Alemania, donde ahora sí son conscientes de la necesidad de cohesión entre vecinos, más teniendo en cuenta la marcha de uno de sus principales socios, un Reino Unido a punto de abandonar el grupo. Porque Merkel aboga por un «juntos es mejor». Pero tendrá que convencer a sus colegas para que su lema sea real.