¿Puede volar un dron sobre el Acueducto?

Nacho Sáez
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El incidente registrado en el Aeropuerto de Barajas y la irrupción en el mercado de aeronaves no tripuladas que pueden volar en casi cualquier lugar reabren las dudas sobre lo legal y lo ilegal. Pilotos profesionales y aficionados ofrecen su visión.

¿Puede volar un dron sobre el Acueducto?

Hace un lustro se convirtieron en el regalo estrella de las Navidades de ese año, pero el ‘boom’ de los drones se apagó enseguida de la mano de una legislación que hasta esa popularización de esta tecnología no había sido necesaria. Salvo para los profesionales y algunos aficionados muy apasionados, el interés por tener uno se desvaneció. Las restricciones para volar no compensaban la inversión para los que lo veían como un ‘juguete’. Hasta ahora. La irrupción en el mercado de aeronaves no tripuladas de menos de 250 gramos, ‘inteligentes’ para esquivar la ley, ha vuelto a resucitar esta moda, aunque a la vuelta de la esquina aguarda una nueva regulación europea que va a introducir cambios.

«Sin ‘stock’. Era el mensaje con el que se encontraban hasta hace unos días quienes trataban de comprar por los canales oficiales ‘online’ el Mavic Mini, el dron ligero de Dji, la marca más puntera dentro de este sector. La espera para recibirlo se llegó a prolongar durante dos meses para quienes lo habían comprado en noviembre. «Es que ese tú puedes sacarlo en la Plaza de Mayor de Segovia o en el Acueducto para un uso recreativo y nadie te puede decir nada», explican Ramiro Viejo e Iván de Lucas, especializados en este sector desde 2015 y testigos de los bandazos legislativos que ha padecido.

El Real Decreto 1036/2017 vino a poner coto a la proliferación del uso de drones «de manera casi indiscriminada» que habían propiciado los avances científicos y técnicos responsables del progreso de la aviación y de la aparición de estos vehículos aéreos no tripulados, según remarcaba la introducción de aquel texto aprobado por el Consejo de Ministros y publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el 29 de diciembre de 2017. «El régimen jurídico establecido por este real decreto atiende al actual desarrollo de la técnica y las necesidades de la industria del sector y responde a la necesidad de garantizar que las operaciones de RPAS (aeronaves pilotadas por control remoto) se realizan con los niveles necesarios de seguridad para la propia operación y para terceros, así como que se mantienen los estándares de seguridad operacional para el resto de usuarios del espacio aéreo», añadía el propio real decreto en su justificación.

Iván de Lucas y Ramiro Viejo, de Aerodronetv, son pilotos profesionales de drones.Iván de Lucas y Ramiro Viejo, de Aerodronetv, son pilotos profesionales de drones. - Foto: Rosa Blanco

En la práctica supuso diferenciar el uso profesional del recreativo. Este último es el que realiza Alberto Orejas, aficionado desde pequeño «a la fotografía y a volar». Aunque tiene el título de piloto desde los 15 años, los drones forman parte solo de su tiempo de ocio. «Me parece apasionante porque cambia el punto de vista de la fotografía, que  es algo fundamental para los que nos gusta la imagen», apunta. De esa perspectiva diferente pudo disfrutar recientemente durante la concentración motera La Leyenda Continúa en Cantalejo, donde sobrevoló la campa instalada en el Complejo de El Hoyal con el dron semiprofesional que posee. 

El primero que se compró hace una década le costó 1.200 euros, pero ahora se pueden encontrar desde 50 euros. «Antes de que se produjera la revolución que hubo con los drones, yo ya montaba mis  aviones teledirigidos y cámaras en globos con motores, controladoras... La transmisión de imágenes en tiempo era el reto porque era muy caro. Cuando se abarató fue cuando se popularizó todo esto», cuenta este segoviano que trabaja como jefe de Gabinete de la Presidencia en la Diputación Provincial.

Esa ‘democratización’ de las aeronaves no tripuladas inició una feroz competencia entre los aficionados por lograr las fotografías y los vídeos más espectaculares. Youtube está lleno de vídeos del Acueducto, por ejemplo.  «Es un producto muy asequible, pero hay que saber los pros, los contras y las limitaciones que tienes. Hay que contar con una serie  de conocimientos en aeronáutica, control remoto, transmisión de imágenes...», argumenta Orejas, firme defensor de que el «sentido común» debe primar a la hora de poner en práctica esta actividad. En su opinión, «hay que evitar riesgos, como las aglomeraciones, porque a poco es un aparato de un kilo y medio».

Mapa de la web Drones.enaire.es donde se pueden ver las zonas restringidas para volar. Mapa de la web Drones.enaire.es donde se pueden ver las zonas restringidas para volar.

Respecto al marco regulatorio que ha estado vigente, indica que «al aficionado no le permite moverse de una manera satisfactoria  y plena», y subraya que «se realizó de urgencia por el ‘boom’ comercial». «Pero como todo, tiene que tener sus normas. El espacio aéreo se encuentra regulado como también lo está el transporte por carretera. Yo recomiendo sacarse un seguro de responsabilidad civil y no sobrepasar los límites. Si acaso, moverse en la frontera. A mí nunca me han pedido la documentación para denunciarme ni me han puesto una sola multa», concluye.

Las sanciones por un uso recreativo indebido de drones pueden ir desde los 60 a los 225.000 euros. Según fuentes de la Subdelegación del Gobierno, la Guardia Civil no interpuso ninguna denuncia por esta razón el año pasado y la Policía Nacional, tan solo una. Fue el 6 de abril a dos personas que se encontraban junto al Acueducto pilotando sendos drones sin matrícula y con un peso de 200 y de más de 600 gramos, respectivamente. La infracción fue comunicada a la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), que se encarga de tramitar los expedientes sancionadores en esta materia. De la Policía Local de Segovia apenas recibió un informe en 2019. «Nos dan más trabajo los globos aerostáticos», asevera el intendente jefe de este cuerpo, Julio Rodríguez Fuentetaja, acerca de una actividad para la que AESA dispone en su página web de un sencillo folleto que diferencia los usos posibles con drones.

El recreativo no permite volar sobre aglomeraciones de edificios, sobre personas, de noche (si pesa más de dos kilos), a un mínimo de ocho kilómetros de aeropuertos o aeródromos, en espacio aéreo controlado ni donde se realicen otros vuelos a baja altura (zonas de parapente, paracaidismo, globos, ultraligeros, planeadores...) o poner en peligro o molestar a terceros. La utilización de aeronaves no tripuladas con fines de divertimento obliga a tener en cuenta que siempre tiene que estar a la vista y no a más de 120 metros del suelo, que hay que elegir condiciones meteorológicas adecuadas, que eres responsable de los daños que pueda causar tu dron y que la difusión de imágenes de personas o de espacios privados necesitan de autorización. Sin embargo, la irrupción en el mercado del modelo Dji Mavic Mini ha reabierto las dudas sobre lo que es legal e ilegal en este sector, al pesar menos de 250 gramos. La cifra límite que marca la norma para volar sobre aglomeraciones de edificios en ciudades, pueblos, lugares habitados o reuniones de personas al aire libre. Siempre, eso sí, a una altura máxima de 20 metros, sin perderlo de vista y con un objetivo recreativo.

Los responsables de Aerodronetv muestran los drones con los que operan.Los responsables de Aerodronetv muestran los drones con los que operan.

Los que quieran utilizar estos pequeños drones para actividades profesionales se encuentran sujetos a otros requisitos. Quizás para que obtengan la habilitación que exige AESA para figurar como operadores, que supone un gasto de gestoría de entre 600 y 1.000 euros, según fuentes del sector. O para que realicen el curso de piloto que, en el caso de los responsables de la empresa Aerodronetv, supuso un mes intensivo en el aeródromo de Cuatro Vientos con clases de lunes a viernes de mañana y tarde y un examen teórico que incluía cuestiones de matemáticas, física o meteorología, entre otras materias.

«Es el mismo que para pilotar una avioneta ligera», subrayan Ramiro Viejo e Iván de Lucas, que desembarcaron en este mundo en 2015. Lo suyo con los drones no es sólo la fotografía o el vídeo aéreo sino también las inspecciones industriales, de obra civil e incluso la agricultura de precisión, otras de las aplicaciones que tienen estas aeronaves pilotadas por control remoto. 8.000 euros les costó el más grande que poseen y poco a poco aumentaron la flota hasta cubrir un importante nicho de negocio. «De esto no se vive ahora mismo –por lo menos aquí en Segovia–, pero en el momento en el que la ley sea menos restrictiva y se nos deje de tratar como a delincuentes es un mercado que va a crecer mucho», reflexionan estos dos pilotos segovianos de drones, que han trabajado para Antena 3 y Telecinco.
El nuevo marco regulatorio que reclaman es inminente. El 1 de julio de 2020 se comenzará a aplicar la normativa europea, que define tres categorías (abierta, específica y certificada) y que creará un registro de operadores para cruzar datos con otros países.

18 OPERADORES REGISTRADOS EN SEGOVIA. El portal Drones.enaire.es permite comprobar en qué coordenadas se encuentra prohibido volar. En Madrid hay restricciones en prácticamente todo su espacio aéreo, mientras que en Segovia está permitido en toda la provincia salvo en zonas puntuales, como las proximidades de los aeródromos de Marugán, Villacastín, Fuentemilanos y La Nava-Corral de Ayllón; la base helitransportada de Las Casillas, en el entorno de Riaza; en el área de influencia del acuartelamiento de Baterías; en otro helipuerto en Coca; y en la comarca de Prádena, Pedraza, Matabuena y Arcones, donde existe una actividad regular de parapente. 
Su ‘cielo abierto’ para el vuelo de drones convierte a Segovia en un destino ideal para los amantes de este mundo, aunque el tiempo corre para que se empiece a aplicar la normativa europea que homogeneizará el marco regulatorio en todo el continente. Contemplará, entre otras novedades, un registro de operadores con el objetivo de cruzar datos con otros países, matriculas electrónicas para las aeronaves no tripuladas, así como sistemas de ‘geofencing’ para no poder volar en zonas restringidas. Además existirán tres categorías: ‘abierta’ (bajo riesgo y no es necesario autorización); ‘específica (mayor riesgo y exige ser operador o tener permiso); y ‘certificada’ (riesgo alto y obligación de contar con piloto con licencia y operador y aeronave certificados).
Y es que se prevé que este sector generará en 2035 un total de 1.200 millones de volumen de negocio teniendo en cuenta que habrá un total de 51.400 ‘drones’ de uso profesional en activo, según los cálculos del Ministerio de Fomento recogidos por Europa Press. El responsable de la división de RPAS (drones) en la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), Juan José Sola, identifica como principales retos del sector a corto plazo la digitalización, la regulación del uso recreativo o la formación, entre otros, así como a medio plazo la integración en entornos urbanos, el análisis de la percepción social y la afección del ruido. A más largo plazo habría que avanzar, según el experto, en inteligencia artificial, ciberseguridad, certificaciones yuna integración total en la gestión del tráfico aéreo.
«También la sociedad nos tiene que dejar de ver como delincuentes. Si nosotros a la puerta de un bar nos ponemos a volar un dron, puedes estar seguro que al menos cinco personas van a salir a llamarnos la atención y a reprendernos. La gente nos sigue viendo como delincuentes», reflexionan Iván de Lucas y Ramiro Viejo, responsables de Aerodronetv, una de las 18 operadoras de la provincia que están registradas en AESA, según los últimos datos ofrecidos por este órgano, que exige poseer el título de piloto y estar habilitado como operador para poder desarrollar actividades profesionales con drones. «En la puerta del Alcázar no es raro ver a un chino que se saca un dron y lo vuela. Pero AESA no da a basto para imponer todas las sanciones que podría», remachan Viejo y De Lucas.