Ángela Rodríguez: "Me encanta mi tipo de vida"

Nacho Sáez
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Ángela Rodríguez relata cómo son los días en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat, donde se encuentra becada. Entrena para mejorar su juego y su físico y aprende a lidiar con la presión

Ángela Rodríguez: "Me encanta mi tipo de vida"

El atleta Javi Guerra ha contado en numerosas ocasiones cómo en un momento de su carrera sintió la necesidad de abandonar el Centro de Alto Rendimiento de la Blume para dar un nuevo impulso a su rendimiento. Estar en un centro de alto rendimiento marca. El propio Guerra se hartó de escuchar hablar a todas horas de marcas y niveles de lactato. «Todas te quieren ganar porque entrenas en un centro de alto rendimiento», relata a su vez la también segoviana Ángela Rodríguez. Ella se encuentra becada por tercer curso consecutivo en el CAR de San Cugat, en Barcelona, y al menos por el momento ve más aspectos positivos que negativos.

Estos días disfruta de unos días de vacaciones con su familia en Segovia, adonde solo regresa una o dos veces al mes y porque el equipo con el que disputa la liga es de Madrid. «El primero y el segundo año lo pasaba muy mal, era muy duro. Este año estoy mucho más acostumbrada. Si me tengo que pasar un fin de semana allí sola, ya tengo con quien salir. Incluso a veces agradezco estar sola», explica con una madurez impropia de los 16 años que cumplió el pasado 17 de agosto. Tiene claro lo  que le hace feliz: «A mí me encanta estar entretenida todo el día. Ahora en Navidad, por ejemplo, los primeros días los disfruto pero luego me aburro mucho. Ir a clases, tener entrenamiento a los diez minutos... Este tipo de vida me encanta».

Es un animal competitivo. La niña que de pequeña «estaba todo el día en el sofá» se ha transformado en una ganadora que se puede llegar a enfadar incluso jugando con su abuelo. «Cuando no vienen los resultados es muy duro. Yo encima me pico con todo. He tenido épocas muy malas en las que me ha llegado a afectar en los estudios», reconoce mientras la observa su padre, Fidel, que no tiene que intervenir para aclarar nada. Ángela se explica muy claro incluso en catalán, idioma que ya ha aprendido durante estos años en Barcelona. La mejora de su juego y de su condición física la compatibiliza en primer lugar con los estudios. Está en primero de Bachillerato por la rama de Ciencias de la Salud y le gustaría realizar estudios superiores en algún campo vinculado con el deporte. «Fisioterapia, nutrición, entrenamiento personal...», enumera. Igual de disciplinada que con el deporte lo es con los libros. «Si no van bien, inconscientemente me afectan al entreno. Porque yo quiero que todo vaya perfecta porque si no, no estoy contento conmigo misma».

Ángela Rodríguez: Ángela Rodríguez: "Me encanta mi tipo de vida"

La gestión de esa frustración es otro de los aspectos que trabaja en el CAR de San Cugat. «Desde el primer año voy al psicólogo. Todos los días hago una ficha de cómo ha ido el entreno, estoy practicando unas rutinas para si, por ejemplo, fallo un punto no pensar en él. Rutinas que me ayuden a estar concentrada y a no llevarme la derrota al siguiente partido. Las he ido mejorando, pero falta mucho todavía». Y abunda: «El psicólogo me insiste en todo lo que tiene que ver en centrarse en cómo jugar. Evitar pensamientos de que tengo que ganar, usar tácticas de respirar pero sobre todo centrarme en el juego. Cómo voy a sacar, cómo me va a restar mi rival, cómo va a tocar la bola... Los pensamientos negativos te pueden llevar a perder partidos, aunque seas mejor».

De nuevo el estigma de estar en un centro de alto rendimiento. «No quieres perder contra una persona que entrena menos que tú y al mismo tiempo todo el mundo te quiere ganar. Tú juegas con esa presión y tus rivales sin ella, y a mí a veces no me ha dejado jugar bien» admite. Ese autoconocimiento que ha alcanzado también le permite saber cuándo juega bien y cuándo mal y rápidamente percibe si es su día o no. «Enseguida me doy cuenta de si estoy cómoda, de si me siento cansada... En este deporte te tienes que mover muy rápido».

El tenis de mesa es muy popular a nivel lúdico en España pero un gran desconocido en el alto rendimiento y la mayoría de los jugadores profesionales tienen que emigrar a países como Francia o Alemania para tener unos ingresos aceptables. Ángela lleva un camino prometedor. Ya se ha subido al podio en un campeonato de España absoluto y aspira a corto plazo a ser convocada para un Europeo. Hasta ve alcanzable el sueño de ser olímpica. «Es un objetivo a largo plazo, pero es posible. ¿Que haya una Carolina Marín del tenis de mesa? Nunca se sabe, aunque es muy difícil porque los chinos empiezan a jugar con cuatro años. Para ellos, el tenis de mesa es el deporte rey. Como aquí el fútbol. Ojalá fuera así en España», resalta.

Y no es barato. La pala de Ángela cuesta alrededor de 400 euros. 300 la madera y 80 las gomas, que son diferentes. La del golpe de derecha, más dura, y la del revés, más blanda. O viceversa. Ella ha aprendido a dar forma a sus palas, que no tienen nada que ver con las del Decathlon. También tiene un buen gasto en zapatillas. «No le duran seis meses», interviene su padre, feliz no obstante por Ángela, que además acaba de conocer que la Asociación Segoviana de la Prensa Deportiva le ha concedido un premio como mejor promesa junto al taekwondista Álvaro Llorente. «Me gusta mucho entrenar y, aunque paso muchos nervios, también me encanta la sensación de competir y mostrar todo lo que has trabajado. Disfruto tanto entrenando que siento que llevarlo luego a la competición es como recoger tus frutos», concluye Ángela antes de despedirse. El día 2 tiene que estar en Barcelona para retomar sus rutinas. De las que hablaba con Damián Sanz, fundador del Amigos del Tenis de Mesa, fallecido en abril y del que no se olvida.