Segovia desde su lado más sensual e íntimo

A.M.
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La ciudad, sus calles y lugares comunes, conforma el escenario de un libro de relatos eróticos escrito por 17 autores con una amplia diversidad de temáticas y planteamientos literarios, titulado 'Segovia erótica'

Portada del libro 'Segovia erótica' - Foto: D.S.

La editorial local Ediciones Derviche, que regentan Rafael Verdejo y José Domingo Pardillos, se había planteado entre sus novedades para Navidad proponer a los lectores un libro de relatos ambientados en la Segovia vacía, un homenaje los pueblos que poco a poco van siendo abandonados, pero dándole vueltas pensaron que con la situación por la que se atraviesa debido a la pandemia, era un poco triste y desazonador. De esta forma se les ocurrió dar un giro de 360º e intentar buscar un tema que pudiera producir una sonrisa y un poco de chispa, por lo que propusieron a los colaboradores habituales, como Marino Fuente, Carmen Rodríguez, Jesús Pastor o Cristian Fernández, hasta completar una lista de 17 escritores diferentes,  la idea de sacar a la calle 'Segovia Erótica', una selección de relatos eróticos en la que sus autores la definen como una iniciativa valiente y llena de 'chispa' con una gran diversidad de temáticas y planteamientos literarios que tienen como escenarios calles, rincones y lugares cotidianos. 

El editor José Domingo Pardillos reconoce que, más que críticas, en una ciudad de tendencia conservadora, el libro produce «sorpresa y sonrisa picarona», destacando también que existe «mucha calidad literaria, y eso que no es un tema en el que los autores suelen estar muy habituados, con excepciones como Carmen Rodríguez o Emecé Condado, que son especialistas en el género».  Su conclusión es que «la gente que se atreva a introducirse en esta Segovia erótica, va a ver nuestra ciudad, con una perspectiva distinta, más sensual, con ese toque romántico-erótico que han conseguido transmitir estos fantásticos escritores».

La salida a la palestra de Carmen García Rodríguez Alonso fue a través de este género. Esta autora  confiesa que le gusta el reto de escribir un relato o una escena erótica en una novela, «en este último caso,  sirve a la causa de redondear al personaje. Un personaje que no deja entrever su sexualidad, instintos o pulsiones, no, no me parece creíble». A su juicio, el lenguaje de un relato erótico suele estar controlado férreamente por el escritor para hacer avanzar la acción a través de los sentidos y de las sensaciones que percibe el personaje a través de los mismos. Gusto, oído, olfato, vista, tacto y, cómo no, una buena dosis de imaginación. «Imprescindible adentrarse en la mente de los actores», matiza García Rodríguez. 

Daniel de María García no acumulaba experiencia en esta categoría, ni siquiera es lector de este tipo de literatura, pero cree que todos todos los géneros tienen su público, al igual que sus detractores: «Lo importante es poder ofrecer un amplio abanico de opciones y que luego cada  lector elija. Con este libro se aumentan las opciones de quien acude a una librería para elegir una lectura, lo cual siempre es positivo». Asimismo cita al novelista Joseph Conrad quien dijo que «el autor sólo escribe la mitad del libro, de la otra mitad debe ocuparse el lector».  Y, en el caso del género erótico, «la capacidad del lector de construir su mitad, e imprimir u una u otra fuerza a ésta, se acrecienta, de modo que un mismo relato puede escandalizar en un grado distinto a cada lector; eso sí, hay que leerlo primero. en la literatura no vale escandalizarse 'de oídas'».

Emecé Condado, que también tiene en los escaparates 'Nunca más', un libro que concibe como «relatos para que la paloma vuele tan alto como el gavilán» empezó a escribir relatos eróticos como herramienta reivindicativa: «Quería hacer visible la discriminación que las mujeres aún sufrimos en lo que a materia sexual se refiere. El sexo, en mis relatos, al igual que en la vida, no siempre es sinónimo de disfrute (...) el erotismo forma parte de nuestra esencia y la sexualidad es una manifestación más de nuestra propia naturaleza». 

Además, esta autora opina que «acotar algo instintivo y natural solo ha contribuido a ensalzar una doble moral aún reinante en una sociedad que, aunque ha evolucionado mucho, aún tiene que sacudirse la hipocresía que reina en este aspecto».

Para Eliseo de Pablos, que participó en otra obra coral de la misma temática, 'Los cuentos del doctor Pichardo', en 1988, con gran acogida de público pero también algunas reacciones en contra, se trata de «un género complejo por la dificultad que entraña describir con palabras mundos diversos  de sensualidad, placer, sentimientos o miedos».  Autor de un buen número de relatos eróticos a lo largo de los años,De Pablos opina que «hay que tomar el erotismo como un género literario más dentro de un contexto que se corresponde con la realidad social actual de nuestra ciudad». 

Aparte de algún micro-relato y otros más románticos y poéticos,  Cristian Fernández ha probado un nuevo género. Reconoce que «es cierto que supone un ejercicio importante no sobrepasar la delgada línea que separa el erotismo del porno. El resto, no me ha supuesto mayor dificultad; de hecho, me he divertido mucho escribiéndolo». Jesús Pastor Martín, otro de los autores,  entiende la obra como una forma de conocer la ciudad desde distintos ángulos, lo que le parece «una idea interesantísima, como una cita a la que no quería faltar». 

Ángel Jiménez Polo, advierte que es imprescindible separar al autor de los personajes que escribe en sus obras: «A los escritores se nos puede catalogar atendiendo al estilo y a la calidad de nuestra prosa, pero jamás hemos de ser asimilados a los hechos descritos en nuestros textos», subraya pidiendo que se evite cualquier tipo de controversia contra los autores.

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