Jesús Cano Arranz (Zamarramala, 1957) tiene estudios Superiores de Teología, en la Universidad Pontifía de Salamanca. A lo largo de su vida trabajó en una fábrica de ladrillos, en una fábrica de aguas carbónicas-gaseosa y como distribuidor de oxígeno a domicilio. Con orgullo afirma que actualmente es sacerdote, con 32 años ya en el ministerio sacerdotal, en los que ha tenido como lugares de destino las villas de Cuéllar y de Riaza y la Parroquia de San Milllán, en Segovia capital, en la que lleva 13 años junto a sus feligreses.
1. Casa Quemada. En este restaurante, durante varios años consecutivos, se juntaban a comer cuatro personas de diferente edad y condición. La hora de mediodía se convirtió en un momento de distensión, de alegría y de libertad para hablar de lo que quisieran, además ninguno de los comensales se enfadaba aunque sus criterios fueran distintos.
2. Calzados Juanjo. Allí recurría cuando necesitaba algún zapato. El dueño era un amigo entrañable. Curiosidad: se lo pensó bien y, en una época madura de su vida, se marchó a un monasterio contemplativo. ¡Lo qué es la vida!
3. La Iglesia de San Millán. No tiene dudad alguna sobre su monumento segoviano: la iglesia de San Millán, no sólo por su calidad artística y arquitectónica, sino porque esta iglesia te sientes envuelto por el silencio divino; es muy fácil entrar y percibir a Dios en el corazón.
4. El barrio de Pascual Marín. No él del Carmen, como hoy se llama, matiza, sino el barrio originario que constaba de unas casas bajas y adosadas, donde se conocían todos los vecinos, buen ambiente, el colegio ‘Calvo Sotelo’, recreos maravillosos, maestros extraordinarios. El barrio estaba rodeado de praderas donde jugábamos en verano todo el día.
5. El Hayedo de la Pedrosa. Situado en el puerto de la Quesera. Sin duda, lugar para quedarse admirado por la naturaleza y la creación, donde se oye y se ve el pequeño río Riaza, que acaba de nacer un poquito más arriba. Siempre que subía, no podía por menos que poner las manos en su cauce como un cuenco y beber de una agua transparente, cristalina y fresca.
6. Adrados, en Segovia, e Illescas, en Toledo. Dos lugares hermosos y muy especiales porque en ellos han vivido y siguen viviendo miembros de su familia. Tanto en Adrados como en Illescas puede ir a cualquier casa de sus familiares y sentirse como la suya propia y este sentimiento es «una gozada».
7. Cine del Colegio Claret. Se le alegra el corazón al recordar el cine de los Misioneros. Cada domingo, se juntaban las pandillas para disfrutar, a primera hora de la tarde, de la mejor película. Con solo tres pesetas era «capital general». Con una peseta entraba al cine, con las otras dos, compraba regaliz y pipas, y «curiosamente, éramos felices».
8. Paraje de la ermita de Hontanares (Riaza). Lugar para caminar, pararse y contemplar; comer, admirarse. Piedras Llanas, como así se llama este gran mirador, es dueño de unas vistas privilegiadas porque desde aquí se divisan los límites con cuatro provincias: Montejo de la Vega de la Serrezuela, frontera con Burgos; el Pico de Grado, frontera con Guadalajara; Somosierra, frontera con la Comunidad de Madrid, y en días extremadamente claros, el Sistema Ibérico (Moncayo), en la provincia de Soria. ¡Es espectacular!. En este mismo enclave recuerda que se encuentra la Ermita con la imagen de la Virgen de Hontanares que tanto cariño y devoción le profesan los riazanos y las gentes de toda la comarca, e incluso fuera de ella.
9. Pedraza. Un pueblo que conoce desde siempre y al que sigue acudiendo, prefiere el invierno cuando hay menos gente para recorrer sus calles y sentir cómo te trasladas a la época medieval, con el acceso a través de su puerta, la muralla, el rincón de la antigua cárcel, el castillo y su explanada .
10. El monasterio de Ntra. Sra. del Parral. Lugar privilegiado para el descanso del alma y del cuerpo porque, a través del silencio monacal te encuentras contigo mismo, con Dios, con los demás y la creación. Opina que estamos necesitados de espacios que nos ayuden a vivirnos interiormente y encontrar la fuente de vida y amor que todos llevamos dentro: Dios.