Acueducto, Catedral, Alcázar... ¿y después?

Sergio Arribas
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Conocemos los monumentos, al menos los principales, pero poco nuestro patrimonio arqueológico y natural. La Veracruz y la Sierra ocupan nuestro corazón, tanto como el Acueducto y el Alcázar. Lo desvela una investigación de la arqueóloga Celia Arias.

La arqueóloga Celia Arias Vaquerizo, autora de la investigación, en la avenida del Acueducto. - Foto: Rosa Blanco

Cuando se le pide a la arqueóloga Celia Arias Vaquerizo que valore con una nota el grado de conocimiento que tienen los segovianos sobre el patrimonio de su ciudad, hace uso de una frase típica del cuaderno de calificaciones escolares. «Yo pondría un ‘necesita mejorar’, como te ponían en el colegio», afirma esta segoviana, autora de una investigación sobre cómo perciben sus conciudadanos el patrimonio de Segovia. 

El estudio —un trabajo ‘fin de máster’ que ha permitido sondear la ‘sabiduría’ de medio centenar de segovianos— arroja algunos resultados «sorprendentes». Entre ellos, por ejemplo, la «pasión» que despierta entre los segovianos la iglesia de la Veracruz y el cariño que profesan a la Sierra del Guadarrama, el alto grado de conocimiento de la necrópolis judía —por encima de otros monumentos de renombre— o que haya segovianos a quienes les cueste ubicar en un mapa el Alcázar o el Monasterio de El Parral. O que cuando se pregunte por bienes históricos o artísticos, nadie—o casi nadie— cite el santuario de la Fuencisla, el Palacio de Enrique IV, la Puerta de Santiago o la Casa de Abraham Seneor.

Entre las conclusiones, una brilla de forma nítida: los segovianos conocen bastante más del legado histórico-artístico de su ciudad—esto es, de los monumentos en sí— que del patrimonio arqueológico y natural que atesora; en una visión que, además, está estrechamente vinculada a la que se difunde en guías y folletos al exterior, esto es, de cara al turismo. 

- Foto: D.S.

«Da la sensación que a los segovianos les llega lo mismo [información] que a los turistas», comenta la también ilustradora Celia Arias, que, en breve, empezará a cursar su tesis doctoral en la ciudad de  Santiago de Compostela.

El estudio ha sido tutelado por el director del Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit), Felipe Criado y el investigador David Barreiro, investigador del mismo organismo, perteneciente al CSIC y que se dedica estudiar el patrimonio cultural desde una perspectiva científica. La segoviana contactó con 50 segovianos de diferentes perfiles profesionales y edades, desde jóvenes estudiantes a jubilados. Como si se tratara de un «juego», a cada uno les pidió que mencionaran lo primero que se les ocurriera al hablar de «elemento patrimonial», tanto si era un bien histórico/artístico, un bien arqueológico o un bien natural.

Todo aquello que reconocían como ‘elemento patrimonial’ y citaban, en cada uno de estos tres apartados, debían ubicarlo en un mapa en blanco. Para esta tarea, apenas dejó a los encuestados, como «pistas», media docena de referencias dibujadas: el Azoguejo, la Calle Real y la Plaza; el Pinarillo, la estación de tren de Puente Hierro, el barrio de Nueva Segovia y los pueblos de Zamarramala y La Lastrilla. Bastaba con escribir en el mapa el nombre de los bienes patrimoniales que conocían, aunque también, si así lo querían, podían dibujarlo.
Los entrevistados reconocieron hasta 680 ‘elementos patrimoniales’ en Segovia, aunque, en algún caso con errores de nomenclatura o descritos de forma imprecisa o ambigua.

Los más populares. Entre los bienes histórico-artísticos más mencionados —los más conocidos— fueron, por este orden, la Catedral (43 encuestados citaron la seo segoviana), el Acueducto (41) y el Alcázar (41) y a continuación la iglesia de la Veracruz y el monasterio de El Parral (22), algo que sorprendió a la investigadora, dada la discreta divulgación de ambos si se compara con otros, más recurrentes en los folletos turísticos, caso de la Casa de la Moneda o la Casa de los Picos.

Entre los primeros 90 ‘bienes’ mencionados, la Casa de la Moneda aparece en décimo lugar, el Monasterio de San Antonio el Real en el puesto 16 y la Casa-Museo Antonio Machado en el 31; mientras que los últimos lugares lo ocupan la Puerta de Santiago, el Santuario de la Fuencisla y la Torre de Hércules. 

Si las iglesias ‘copaban’ las menciones en este primer apartado, al ser preguntados por el patrimonio arqueológico, una mayoría de encuestados (31) mencionó la necrópolis judía mientras que apenas una quinta parte citó el yacimiento del Abrigo del Molino y apenas media docena aludió a las tumbas antropomórficas adosadas a la iglesia de la Veracruz.

‘Restos plaza de Guevara’, ‘Termas romanas’ o ‘Cuevas Champiñón’ fueron otras de las imprecisas respuestas ofrecidas, en número muy por debajo al apartado anterior. «Es muy escaso el conocimiento del patrimonio arqueológico», afirma Celia Árias, que habla, igualmente, de las dificultades que tuvieron los entrevistados cuando se les pidió que mencionaran elementos del patrimonio natural. Los valles del Eresma (31 menciones) y el Clamores (24) copan el ‘ranking’, mientras que 15 personas mencionaron la Sierra de Guadarrama, 8 el Pinarillo y 4 la Alameda.

En cuanto a la ubicación, no hubo dificultad para ubicar en el mapa la Catedral y el Acueducto, aunque sí se detectaron problemas para localizar en el mapa el Alcázar —algo sorprendente— y el monasterio de El Parral.

Curiosamente, la mayoría supo emplazar «perfectamente» la iglesia de la Veracruz; al igual que, en el apartado arqueológico, la necrópolis judía, algo que no sucedió con el yacimiento del Abrigo del Molino, que no supieron ubicar cuatro de los siete entrevistados que lo mencionaron. Y en cuanto al patrimonio natural, los encuestados supieron señalar la ubicación de los valles del Eresma y Clamores, aunque en menor medida la sierra de Guadarrama.