Un recorrido por el patrimonio judío de Segovia

Patricia Martín -ICAL
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Segovia ofrece la posibilidad de recorrer el itinerario de los cortejos fúnebres hebreos desde la muralla hasta el cementerio del Pinarillo

La concejala de turismo, Claudia de Santos, delante de la necrópolis judía - Foto: Nacho Valverde ICAL

El patrimonio judío de Segovia tiene su propia “joya de la corona” el cementerio o necrópolis del Pinarillo, también llamado ‘Peñas del fonsario de los Judíos’ o ‘Prado Santo’. La concejala de Turismo, Claudia de Santos, recuerda que tuvo la condición de lugar sagrado “durante cinco siglos largos” y ese carácter sacro se ha mantenido durante todo este espacio de tiempo.

Turismo de Segovia ofrece “a demanda para grupos” una visita a la necrópolis del Pinarillo pero también existe a disposición de cualquier visitante una guía folleto que le permitirá hacer sin ninguna dificultad el recorrido que, “con casi toda seguridad”, era el itinerario habitual de cualquier cortejo fúnebre judío porque cumple con la norma de pasar por “un arco” y “por el agua como purificación. Una vía de agua como era el antiguo Clamores, hoy Puente de la Estrella con ese lago testimonial”, detalla Claudia de Santos.

La salida del recinto intramuros de Segovia, junto al barrio de la judería, se realiza precisamente por un ‘arco’, una de las puertas de la muralla, por la Puerta de San Andrés o Arco del Socorro, para descender al valle de la Hontanilla, cruzar por el puente de la Estrella y subir al cementerio judío del Pinarillo, un espacio al aire libre y abierto al público.

La concejala de Turismo, y durante dos legislaturas responsable del área de Patrimonio Histórico, resalta que se “sabe muy poco” de las personas que están enterradas allí porque los Reyes Católicos autorizaron a los monjes del Monasterio del Parral “para llevarse las losas que cerraban las tumbas” que se encuentran en este edificio religioso pero “lógicamente de espaldas, la parte de la inscripción sigue siendo invisible porque se utilizaron como material de construcción”.

De Santos también resalta que la necrópolis tiene tres tipos diferentes de enterramientos, siendo “muy significativo” el enterramiento en hipogeo, una cámara funeraria circular, porque "da idea de de la antigüedad del asentamiento judío en la ciudad, que es temprano probablemente a la vez que la repoblación de Segovia”.

 

El doctor en Historia Medieval Bonifacio Bartolomé, en su publicación ‘El patrimonio judío de la ciudad de Segovia’, recoge que la ubicación de la necrópolis en el Pinarillo se debe a la exigencia en el Talmud de que los sepelios se realicen “en tierra virgen extramuros de los núcleos de población”. Así, la antigua comunidad judía de Segovia “aprovechó el suelo de roca caliza”.

En esta necrópolis, en la ribera del Clamores, se hicieron sepulcros “aprovechando cuevas y huecos en la misma roca, ampliadas y acondicionadas en muchas ocasiones con corredor de acceso, los Hipogeos, y con “la altura necesaria para que una persona pueda estar de pie en su interior”, así como fosas antropomorfas excavadas en la superficie de la roca.

Para Claudia de Santos, este itinerario entre la ciudad y la necrópolis es “una fortaleza” dentro de la oferta turística de Segovia y además está señalizado. Precisamente el último estudio que se realizó en el cementerio del Pinarillo fue para “poder señalizar la zona de enterramientos”, optando por no acometer “grandes señalizaciones que interfiriesen en el aspecto del cementerio” y si por un modo acorde con la cultura hebrea, como es la piedra, ya que “no se llevan flores a la tumba, cada recuerdo es una pequeña piedra”.

De Santos detalla que se juntaron tres piedras de un tamaño suficiente para hacerlas visibles y un ella de ellas encastrar en metal la estrella de David. Con el paso de los años, muchas de estas estrellas han desaparecido pero documentalmente, los expertos tienen delimitada la zona de enterramientos, siendo la asignatura pendiente “reponer la señalización de esta zona sagrada que está a la espera de recursos”.

 

Proyectos arqueológicos

Bonifacio Bartolomé explica que se ha estimado que este cementerio tuvo una extensión aproximada de unas cinco hectáreas, de las cuales sólo se han analizado arqueológicamente algo menos de trescientos metros cuadrados. Además, resalta que la recuperación del pasado hebreo de Segovia comenzó en buena medida por el cementerio con las excavaciones efectuadas, en 1886, “por los ingenieros Joaquín María Castellarnau y Jesús Grinda”.

Ya en el siglo XX, en 1919 y 1920, se realizaron diversas prospecciones a las que siguió la campaña dirigida por Isabel Burdiel en 1962 tras una nueva ampliación de la carretera que atraviesa el yacimiento.

Una década más tarde, en 1975, Alonso Zamora llevó a cabo nuevos trabajos de campo. Las últimas campañas de excavación efectuadas hasta el momento han sido las dirigidas por Sonia Fernández entre 1994 y 1997, a las que hay que sumar las prospecciones realizadas por Isabel Marqués en 2009 y 2010.

Antes de rememorar el último paseo que hicieron muchos judíos se puede rastrear el legado hebreo acotando en el mapa del recinto histórico las dimensiones del barrio de la Judería y “callejear, entrar en el Centro Didáctico de la Judería, por supuesto, visitar la Sinagoga Mayor, actual Iglesia del Corpus Christi, y de motu propio hacer ese recorrido desde la Hontanilla, en soledad aunque estés acompañado”, aconseja de Santos, porque “bajar a ese valle tan judío” y ser partícipe de la sensibilidad de un camino de despedida.

La Senda de los Suspiros

El Área de Turismo de Segovia ha centrado su atención en otro momento histórico de la ciudad, la salida de Sefarad, recogido por Diego de Colmenares en su Historia de Segovia, que ya está replicado en una placa colocada en una piedra, en la bajada de la escalera desde la muralla, a los pies del Alcázar, que destaca que “antes de irse, cuando sabían que tenían forzosamente que salir de la ciudad, se concentraron en este valle y en las cuevas del cementerio del Pinarillo para despedirse de sus muertos que los tenían que dejar aquí”, recomienda de Santos.

Este episodio es el punto de partida de la denominada ‘Senda de los Suspiros’, que será un nuevo recurso turístico en relación con el mundo judío del valle de la Hontanilla y la necrópolis, “un caminito que ya está hecho que está por debajo de la muralla, por toda la Ronda de Juan II pero por debajo que es precioso y poco visible”. La Senda de los Suspiros evoca esos momentos finales de los judíos en la ciudad, según el testimonio de Colmenares.

La concejala de Turismo afirma que hay cantidad de ritos de muerte han estado vigentes hasta fechas muy próximas, en la propia cultura popular segoviana, con una mayor supervivencia en los pueblos, “se limpiaba el cadáver, se amortajaba. El pasado etnográfico segoviano tiene cantidad de elementos de la tradición judía”.

Sobre este particular, a Claudia de Santos le viene a siempre a la memoria el Catecismo del obispo Pedro Cuéllar, de entre los siglos XII-XIII, donde “riñe a la mujeres cristianas a las que prohíbe celebrar la Pascua con las mujeres judías porque la Pascua hebrea es otra cosa, lo que indica que había una convivencia que tendría sus momentos más duros pero fue bastante pacífica”. A la judería de Segovia llegó un nutrido contingente de judíos de la ciudad de Burgos, por la situación que vivían allí, y fundaron la ‘Sinagoga de los de Burgos’, en calle Escuderos.

En esta provincia tampoco fue fácil la convivencia en lugares como Ayllón o Sepúlveda, pero en Segovia sí se produjo porque, según resalta Claudia de Santos, tuvo mucho que ver la familia Cabrera, con Andrés Cabrera, marido de Beatriz de Bobadilla, “amiga íntima y del alma de la reina Isabel” o la figura de Abraham Senneor. “Se concentraba una élite muy poderosa dentro de los judíos y eso ayudó a una convivencia más fluida”, resume.