El negocio de las setas en Segovia

Nacho Sáez
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Decenas de personas recorren estos días los bosques en busca de este 'oro'. Muchos por afición, aunque al pie del monte les esperan compradores que pueden llevarse hasta 1.200 kilos en un día, principalmente del hongo 'boletus edulis'.

Un grupo de recolectores carga en el coche varias cestas y contenedores. - Foto: Rosa Blanco

Es martes por la mañana y el aparcamiento del parking de Navafría se encuentra repleto de coches. Cualquiera diría que se trata de un puente festivo porque la imagen se parece mucho a la habitual los fines de semana en esta zona de la Sierra de Guadarrama. Pero no. Hoy la mayoría de la gente tiene que trabajar al ser una jornada laborable y la falta de espacio para estacionar llama la atención. Algunos conductores no dudan en dejar el vehículo junto al arcén aun a riesgo de llevarse una multa de la Guardia Civil porque el premio merece exponerse a esa amenaza.

Antonio Ancos y tres amigos han conducido de madrugada desde Sagunto (Valencia) para estar a las siete de la mañana en Navafría y unirse a las decenas de personas que estos días se echan a los montes de nuestra provincia para recoger ‘setas’. O dicho de forma más precisa, hongos. «Es la primera vez que venimos aquí. Nos hablaron de esta zona unos compañeros y aquí estamos, aunque no se ve mucho género porque ha nevado. Tampoco pasa nada porque lo que nos gusta es la montaña y disfrutar de forma conjunta de la cultura de la naturaleza y de la seta», señalan estos valencianos mientras disfrutan del almuerzo antes de volver a ponerse en marcha para intentar seguir llenando las cestas.

Las medias verdades planean sobre este puerto que hace de frontera entre Castilla y la Comunidad de Madrid. Todo el mundo asegura estar dentro de los márgenes de la legalidad, pero los límites son muy finos y nadie quiere ofrecer más información de la necesaria. Y es que detrás (o delante) del mundo micológico hay un negocio que mueve miles de euros que no siempre cumple con los requisitos exigidos y que se aprovecha de la discreta vigilancia existente. 

Cartel en el Puerto de Navafría que avisa de la prohibición de recolectar sin autorización.Cartel en el Puerto de Navafría que avisa de la prohibición de recolectar sin autorización. - Foto: Rosa Blanco

Tras dos horas en el terreno, esta redacción no observa rastro de guardias civiles o de agentes medioambientales en el parking del Puerto de Navafría, a pesar de que los maleteros de al menos una treintena de coches no dejan de abrirse y cerrarse para cargar las decenas de cestas –e incluso contenedores– llenas de hongos que bajan del monte los recolectores. Sólo Ramón Pascual, que ha venido desde Madrid «por afición», reconoce que no tiene el permiso necesario en este entorno para practicar la micología. Aun así continúa bosque arriba junto a dos amigos: «A ver qué nos encontramos».

Las fuertes lluvias registradas a finales de agosto han provocado una explosión de ‘boletus edulis’ y han dado una paso a una temporada «mucho mejor que las de los últimos años», según subraya el presidente de la Sociedad Micológica Segoviana, Ramón Saiz, que también destaca la presencia de «algo de níscalos. Espera que las lluvias de estos días permitan resurgir la seta de cardo. Estas tres especies encarnan las más comunes en Segovia entre las casi medio centenar comercializables que a día de hoy se encuentran clasificadas.

A estas alturas de la campaña, tras dos semanas de intensa explotación de estos recursos, hay que hacer varios kilómetros monte adentro para hallar el ‘oro’. Daniel Carreras, natural de La Granja, trae en su coche una bicicleta para realizar varios trayectos en el mismo día. Acompañado por otras dos personas, llega dando pedales al parking de Navafría e introduce en el maletero un contenedor que rebosa ‘boletus’ y se pone de nuevo en marcha para bajar del bosque otro contenedor también lleno que ha dejado escondido. Antes comenta que lleva una semana sin dormir: «Es que para nosotros esto es la vida. Lo hemos mamado desde pequeños». Cuando se le pregunta qué piensa hacer con tanta cantidad, dice que una parte se la regalará a la familia y que otra la venderá. Y así un día tras otro hasta que se termine la temporada.

Excursionistas valencianos muestran sus cestas repletas.Excursionistas valencianos muestran sus cestas repletas. - Foto: Rosa Blanco

Aunque este granjeño asegura que no lo hace por dinero, los movimientos económicos que se producen en este lugar tienen enjundia. El pasado martes 15 un control de la Guardia Civil al pie del Puerto de Navafría trataba de poner coto a las prácticas fraudulentas, pero los recursos para llevar a cabo una vigilancia efectiva en este ámbito son limitados. «Un fin de semana cualquiera estamos trabajando 20 o 25 para cubrir toda la provincia», llama la atención Esaú Escolar, presidente de la Asociación Sindical Profesional de Agentes Medioambientales de Castilla y León (Apamcyl). «En 2023, nos vamos a quedar con la mitad en Segovia por las jubilaciones y ahora mismo muchas veces no podemos hacer servicios en pareja y no hay que olvidar que muchos recolectores ilegales van con armas blancas. Nos jugamos el tipo porque nos dicen que avisemos a la Guardia Civil pero no hay guardias civiles suficientes para estar detrás de cada agente medioambiental en el campo. Y tardarían más de una hora en llegar», argumenta el propio Escolar.

A pesar de esas circunstancias, el tráfico ilegal de productos micológicos no azota tanto a nuestra provincia como a otras, principalmente Soria en Castilla y León. Existen dos zonas acotadas en las que resulta necesario contar con permiso recreativo o comercial –al menos desde el pasado lunes 14 que se pusieron a la venta– para poder coger setas. Son la de ‘Montes de Valsaín’ y la de ‘Montes de Segovia’, que comprende la Sierra de Guadarrama –excepto Valsaín- hasta Riaza y otras zonas como Santa María la Real de Nieva o los ‘Castros’ (Castroserracín, Castroserna de Abajo…). Ambas zonas constituyen la figura de protección más alta en este momento en Segovia en el ámbito micológico. Por debajo figuran los ‘reservados’ (particulares que pueden señalizar sus terrenos) y el terreno libre, en el que cualquiera puede recolectar sin necesidad de adquirir el permiso aunque un máximo de tres kilos por persona y sin comercializarlos.

La Junta de Castilla y León aprobó en 2017 un decreto para regular los recursos micológicos silvestres en la Comunidad que, no sólo creó nuevos mapas sino que también endureció los requisitos para practicar la compra-venta. «Ahora, por ejemplo, tanto el comprador como el vendedor tienen que hacer un curso de formación», indica el presidente de la Sociedad Micológica Segoviana, que alerta de una situación que ha observado en esta campaña: «Las tiendas y fruterías de Segovia están desabastecidas de boletus y níscalos porque los comerciantes tienen miedo a los controles de Hacienda. No hay y mientras es posible que se hayan sacado 30.000 kilos del monte con dirección a Mercamadrid, principalmente».

El presidente de la Sociedad Micológica Segoviana, Ramón Saiz, examina un ejemplar.El presidente de la Sociedad Micológica Segoviana, Ramón Saiz, examina un ejemplar. - Foto: Rosa Blanco

La media de extracción de Raúl Moreno son 200 o 300 kilos al día desde hace dos semanas. Este extremeño se encuentra en Segovia trabajando como ‘temporero’ de las setas, aunque no recolecta. Trabaja para una empresa que compra a quien quiera venderlos a las puertas del monte. «Hay días de 1.200 kilos», apunta al tiempo que aclara que todo se realiza de forma legal. Cuentan con un registro sanitario y una hoja de trazabilidad –entre otras garantías administrativas– y en estos momentos están pagando seis euros por kilo, de los que él se queda un euro. «Gano en función de cómo se dé la campaña. También me dedico a la cereza en mi tierra, en el Valle del Jerte», tercia el propio Moreno, sentado en la barra del bar El Mirador, en Gallegos, durante un impás que le deja esta tarea que calcula que al menos para él se alargará hasta mediados de noviembre.

Pero no todo el mundo tiene toda la documentación en regla cómo él. «Hay muchos que lo hacen de forma ilegal. Se esconden en los caminos y compran», asevera acerca de una actividad en la que tampoco faltan las leyendas urbanas. La más reciente dice que la producción este año iba a ser más prolífica en Segovia por los innumerables litros de agua que arrojaron desde el aire los servicios de extinción durante el incendio de la Sierra de Guadarrama de este pasado verano. «Sí que lo he oído, pero no lo tengo comprobado. En todo caso sería en el perímetro del fuego», tercia el presidente de la Sociedad Micológica Segoviana, que para información de los aficionados recuerda que todos los domingos de 17:00 a 20:00 ofrecen atención en la Casa de la Tierra de Segovia para resolver dudas a los ciudadanos.