La cara oculta del almirante inmortal

Charo Barrios
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Miguel Ruiz Montañez publica 'La sangre de Colón', donde intenta acercar al lector a uno de los personajes históricos más desconocidos

La cara oculta del almirante inmortal - Foto: FOTOS LORENZO CARNERO/AGENCIAPUNTOPRESS

Hombre apasionado por Cristóbal Colón, Miguel Ruiz Montañez es profesor en varias universidades americanas, visita el Nuevo Continente con asiduidad y fue precisamente en una de sus estancias en la Universidad más antigua de América, la Autónoma de Santo Domingo, donde supo del misterio que rodea a los restos del navegante, la disputa entre España y la República Dominicana. Allí se gestó La tumba de Colón, su primera novela, que se convirtió en un éxito inopinado: traducida a 20 idiomas, vendió más de 200.000 ejemplares.

La obra que ahora presenta, La sangre de Colón (HarperCollins), es completamente independiente de aquella, aunque hay un hilo de pasión que las une, el que siente por el personaje del descubridor, del que tan poco se sabe. «El hombre que cambió el mundo conocido es también el personaje histórico más desconocido», explica el autor. Tanto, jamás se dejó retratar, con lo que el rostro del hombre que transformó la Humanidad se perdió para siempre. Sí, hay cuadros que lo representan, pero se pintaron muchos años después de su muerte, y son obra de artistas que no le conocieron en vida. Y es ese misterioso juego de luces y sombras el que le permite desarrollar una intriga plagada de enigmas reales.

El apellido Colón vuelve, pues, al título si bien la palabra clave es otra: sangre. «La sangre», leemos, aunque pronto descubrimos que no se trata de una sola. Está, por un lado, la del descubridor de América, su origen polémico e incierto, el enigma que interesa a tanta gente y que ha permitido desarrollar un sinfín de teorías, algunas por completo descabelladas: la sangre que circulaba por sus venas; y luego la obra entra de lleno en el debate sobre la sangre derramada, las consecuencias del descubrimiento, contiene una crítica feroz a la realidad de América más de 500 años después de la conquista y supone una vuelta sobre las turbulentas relaciones de América Latina con España.

De todo ello leemos mientras seguimos atentos la peripecia personal y profesional de Álvaro Deza, el protagonista, un hombre que siempre aspiró a deslumbrar al mundo con su talento y de un modo muy concreto: desnudando al navegante que, buscando las Indias, se topó con un continente absolutamente desconocido. 

Casado con una marquesa sevillana, convertido en un señorito, Deza es expulsado del paraíso de la nobleza y de esa vida muelle por la irrupción de un magnate mexicano del que su mujer se enamora y por culpa del cual le pide el divorcio. ¡Adiós palacio, adiós lujo y comodidad! Despechado, se marca un nuevo y nada honroso objetivo: hundir a su exmujer aireando sus trapos sucios en los platós de televisión que se prestan a este tipo de enjuagues. Yes que la obra también contiene una curiosa crítica a los programas del corazón, el nuevo oro encontrado en pleno siglo XXI.

Planes alterados

Sin embargo, el destino le tiene reservada una sorpresa: bajo la pintura de otro cuadro encuentra por accidente un retrato de Colón, cuyo verdadero rostro es desconocido. Es un descubrimiento revolucionario, capital. Álvaro es invitado a presentar la obra en Nueva York, pero la explosión de la estatua del almirante en Columbus Circle altera los planes. «Es ahí donde la sangre derramada tras la conquista entra en juego. En Estados Unidos se están retirando estatuas de Colón con el pretexto de que hubo un genocidio», confiesa Ruiz Montañez, que se sirve de este fenómeno revisionista de la Historia para entrelazar una trama de acción, no exenta de críticas a aquellos que acabaron con los indios del norte, o a los que niegan que hubiera un mestizaje sincero tras la conquista. «La herencia hispana, con Colón a la cabeza, está siendo utilizada para tapar otras vergüenzas».

Lejos de pretender explicarnos la compleja realidad hispanoamericana, el autor ha querido hacer un libro que atrape, que emocione, que apetezca tener entre las manos: eso que hemos dado en llamar thriller, recurriendo a la voz inglesa que define a toda narración de intriga y suspense. Se trata de arrastrar al lector hasta el desenlace de la trama, sin atosigarlo con clases. No le interesa lo más mínimo dar lecciones a sus lectores. Este no es un libro de Historia. Pretende emocionar, enganchar y, sobre todo, que su novela deje un buen recuerdo en todas aquellas personas que la leen.

Si, además, reflexionan sobre la realidad de nuestro país, de Latinoamérica, de estos 500 años, entonces habrá conseguido Ruiz Montañez su doble objetivo.