El laberinto de la SG-20

Sergio Arribas
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Las obras de desdoblamiento de la SG-20 sumergen a las conductores en una pesadilla diaria. Recorridos de cinco minutos han pasado a más de veinte, con trayectos que ahora suman casi diez kilómetros, con atascos hasta ahora desconocidos en Segovia.

El laberinto de la SG-20 - Foto: Aurelio MartÁ­n

Mercedes vive en Torrecaballeros y también vive —o más bien sufre—, cada día, un estrés que desconocía. Por la mañana y por la tarde conduce su vehículo para llevar y recoger a su madre al Centro Integral de Servicios Sociales (CISS) de La Albuera. Las obras de desdoblamiento de la variante SG-20, con entradas y salidas cerradas al tráfico y desvíos de la circulación que implican largos trayectos, le han «expulsado» de esta carretera. El viaje sería interminable, el rodeo para llegar a su destino, mayúsculo. Mercedes se ve ahora forzada a adentrarse con su coche en la ciudad y soportar retenciones y atascos, consecuencia de que otros conductores, por motivos similares, residentes en los pueblos del alfoz de la capital, han tenido que adoptar la misma decisión.

Descartada la SG-20, Mercedes tarda ahora «más del doble de tiempo» que antes, cuando utilizaba una variante sin obras; una tardanza a la que la mujer añade la tensión y ansiedad que le provocan los atascos y conducir entre un tráfico denso, de frenazos y pitidos. La mujer tiene que atravesar Vía Roma, por donde hoy circulan, en ambos sentidos 13.800 vehículos al día; y por la calle de San Gabriel, que soporta un tráfico diario de 11.700 coches, el 50% más que antes de las obras, según los últimos datos de aforamiento efectuados por la Policía Local.

¿Por qué esta ingente cantidad de conductores prefiere no usar ahora la variante o se ve forzado a adentrarse en la ciudad y su caos circulatorio? La razón obedece al laberinto, galimatías, sudoku o jeroglífico —cualquier sustantivo es válido— en el que, según los afectados, se ha convertido la SG-20. «El problema es que ahora hay muy pocas entradas o salidas de la SG-20», reconoce el jefe de la Policía Local, Julio Rodríguez Fuentetaja. No era, al parecer, lo previsto en el plan de las obras. «Aparte de los lógicos inconvenientes de cualquier obra de esta envergadura, el problema es que intervenciones proyectadas en determinados cruces no se han terminado de ejecutar. Lo lógico habría sido cerrar una entrada o salida cuando se abriera otra. Pero esto, aquí, no ha ocurrido. Al final, unas fases de obras se han montado con otras», sostiene Rodríguez Fuentetaja. 

Cifras «bastante altas». En consecuencia, los segovianos han buscado alternativas a una carretera en obras y con pocos accesos y salidas.  El jefe policial admite «unas cifras de movimiento de vehículos bastante altas» en calles como Vía Roma, San Gabriel y Padre Claret. Además, el cierre de las salidas «naturales» hacia Ávila y Madrid ha provocado la «saturación» de otras calles y avenidas, como Tres de Abril, Ezequiel González, Conde Sepúlveda y Obispo Quesada.

Pero, ¿tan incómodo es circular hoy por la SG-20?  Ciertamente, y con independencia de la limitación a 80km/hora y de las pocas entradas y salidas que ofrece, los desvíos implican largos trayectos, más tiempo de viaje y mayor gasto de combustible; a lo que se añaden atascos, como el que se produce junto a la rotonda de La Choricera, y una iluminación nocturna casi nula en muchos de sus tramos.

Las dificultades no son menores. Accedemos desde la carretera de Ávila, por Madrona, por la N-110 y nos incorporamos a la variante. El primer problema es que la salida AVE/Acueducto está cerrada. La señalización nos obliga a llegar hasta la rotonda del polígono de Hontoria para dar la vuelta e incorporarnos al único carril de la AP-61, para llegar a la rotonda de La Choricera, donde nos espera un atasco monumental. Desde allí ya podemos ir endirección Segovia o tomar el desvío a la estación del AVE. 

Imaginemos que queremos seguir en la variante, en dirección a la Cl-601, a la carretera de Valladolid. El camino queda interrumpido. Ya no es directo. Para tomar la dirección hacia la CL-601 o carretera de Valladolid , también tenemos que pasar por la rotonda del polígono de Hontoria y, a continuación, tomar la primera salida, a la derecha. En suma, las dos primeras salidas que tenía hasta ahora la variante desde la N-110 -dirección AVE y dirección Valladolid- están cortadas.

No es la única. Porque la siguiente, en dirección a La Granja y Nueva Segovia, también está cortada. Son ya tres. Un vehículo que proceda de la N-110, desde Madrona, y quiera llegar a la estación del AVE tendría que pasar por la rotonda del polígono de Hontoria y después por la glorieta de La Choricera antes de tomar la carretera que conduce a la estación. Recorre 4 kilómetros más que antes de las obras.

Por otra parte, si accedemos a la variante en sentido inverso, esto es, desde la carretera de Valladolid, desde la Cl-601 a la N-110, las dificultades no son menores. Se pueden tomar las salidas al Sotillo/Torrecaballeros y a San Cristóbal ( y de ahí al barrio de San Lorenzo). No hay problema. Las obras están al otro lado. Sin embargo, sigue clausurada la salida a Nueva Segovia. ¿el motivo? La Administración central trabaja en un modificado del proyecto para retirar y llevar a una plana de tratamiento más de 17.000 metros cúbicos de residuos del antiguo vertedero de Roduelos, en Palazuelos, que se encuentran junto a una de las zapatas que se deben ejecutar para el nuevo puente sobre el río Eresma.

Más adelante está la salida para llegar a la rotonda de La Choricera, desde donde podemos acceder a la estación del AVE Segovia-Guiomar, aunque no a Ávila ni a Madrid. Para tomar ambos destinos, tenemos que tomar un desvío de recorrido superlativo. Nos lleva hasta la rotonda de Perogordo —unos 5 kilómetros—. Desde allí la salida a Ávila está próxima, aunque para alcanzar la autopista AP-61 o, en su defecto la N-603, hemos de recorrer otros 5 kilómetros.

«El corte de la salida a Madrid no estaba previsto», explica el jefe de Policía Local. «Fue —continúa— al intervenir en esa zona, al picar, vieron que el material era inestable. Por seguridad los técnicos aconsejaron cortar durante el tiempo que dure esa fase de obras. Eso implica derivar los vehículos a Perogordo y allí dar la vuelta». No obstante, Rodríguez Fuentetaja desvela que la obra en esta zona sur avanza conforme al plazo previsto y confía en que para el próximo mes de enero pueda restablecerse la salida natural a Madrid. 

Vial interpolígonos. Como es lógico, muchos conductores con destino a Madrid han optado por utilizar «atajos» que eviten el ‘viaje’ a Perogordo. La alternativa pasa por tomar la calle Guadarrama, en el polígono de El Cerro —como hacen los autobuses de la empresa AVANZA, que cubren la línea Madrid-Segovia— o llegar, desde La Choricera, hasta la rotonda cercana a la gasolinera de Carrefour. Por ambos caminos se llega al vial interpolígonos, que conduce hasta la rotonda del polígono de Hontoria, desde donde se toma la N-603 o la AP-61. La circulación por este vial, estrecho, con escaso arcén, alcanza una enorme intensidad, de hasta 9.500 vehículos diarios, en ambos sentidos, según los recientes datos de aforamiento recopilados por la Policía Local.

Como quiera que la salida de Nueva Segovia está cortada, al igual que las de Madrid y Ávila, una ingente cantidad de vehículos confluye en la rotonda de la Choricera, donde los atascos y retenciones son habituales. La imagen de policías locales regulando el tráfico en esta glorieta es habitual, teniendo en cuenta que aquí también confluye la carretera de acceso a la estación del AVE. No obstante, a la vista del ‘colapso’ que presenta esta glorieta en los últimos meses, muchos conductores han buscado alternativas para evitar confluir en ella. «De los que vienen de la carretera de Valladolid, creo que no llegan ni el 30%, el otro 70% se ha buscado antes la vida para salir por otros sitios», explica Jesús Trujillo, profesional del taxi en la capital.

¿Quienes son los más afectados por las obras? En líneas generales, todos los vecinos del alfoz, desde Torrecaballeros y Tizneros —quizá unos de los más perjudicados— hasta Espirdo, La Lastrilla, el Sotillo y San Cristóbal. También incluso los residentes de San Lorenzo que antes podían acceder con rapidez a los polígonos industriales o tomar la salida a Madrid a través de la SG-20 y ahora se ven avocados a circular por Vía Roma, sufrir los embotellamientos en la rotonda y en la calle de San Gabriel. Los residentes de esta calle llegaron a constituir una plataforma de afectados, preocupados por su seguridad vial y por el riesgo para la salud que suponía el paso de miles de vehículos cada día delante de sus fachadas. Para huir del‘virus’ de la SG-20 se buscan alternativas. Por ejemplo, los vecinos de San Cristóbal que quieren salir hacia Madrid optan por atravesar Tabanera, Palazuelos y la nueva carretera que atraviesa la antigua finca de Quitapesares; para tomar después la antigua carretera del campamento de Robledo y llegar a la N-603, en las cercanías de Revenga. Se buscan alternativas, no tanto para hacer menos kilómetros «sino para no estar media hora para recorrer un trayecto que antes hacías en diez minutos», dice un vecino de San Cristóbal.

Con un aumento del 20% de la circulación por el interior de la ciudad, Policía Local ha tenido que reforzar la presencia de agentes para regular el tráfico. «Por las cifras que llevamos, creo que la siniestralidad puede aumentar un 5% con respecto al año anterior. Teniendo en cuenta el incremento tan importante de tráfico, y que la mayoría de los accidentes son leves, nos damos por satisfechos», afirma el jefe policial, que prefiere lanzar un mensaje positivo. «Soy optimista. Cuando acaben estas obras, la mejora de la fluidez del tráfico por Segovia va a ser muy importante», concluye.