Maribel, una víctima de las listas de espera

Nacho Sáez
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Maribel Galán lleva dos años de baja en su trabajo por una lesión en el hombro de la que aún no la han operado.

Maribel Galán, por las calles de Trescasas. - Foto: Rosa Blanco

Maribel Galán tendría que haber trabajado hasta los 67 años. Sin embargo, dos antes ya está retirada. Pasa los días en Trescasas con la compañía de sus perros y sin una solución para los dolores en el hombro izquierdo que empezó a tener a finales del 2019. «No puedo levantar los brazos», asegura mientras relata un calvario que aún no ha concludo y que la ha llevado desde su trabajo como auxiliar de clínica a una incapacidad permanente.

«Estaba trabajando y me hice daño en la muñeca, pero el dolor se pasó al hombro», cuenta. El 25 de noviembre del 2019 le dieron la baja y arrancó un periplo –por una calcificación y una inflamación– en el que se entremezclan visitas al centro de salud y al hospital, consultas telefónicas, sesiones de rehabilitación, pruebas en la sanidad pública y en la privada y hasta un preoperatorio. Pero aún no ha pasado por el quirófano.

En Traumatología, el tiempo medio de espera para ser operado en Segovia son 146 días, a los hay que sumar 139 previos para conseguir la primera consulta y al menos una semana para acceder a una resonancia magnética. Pero además esta vecina de Trescasas no se explica «por qué el especialista que la atendió pidió una segunda resonancia cuando ya me habían hecho una en la mutua». Tampoco entiende la razón por la que «ahora, cuando ya he ido al anestesista y todo, me dicen que me vaya a hacer una radiografía». O que no la deriven a la sanidad privada. «Yo creo que es para retrasarlo todo. Luego echarán la culpa a las enfermeras por la huelga y ya está», reflexiona. Para la Inspección, sin embargo, no caben más prórrogas y le han concendido la incapacidad permanente. De nada han servido sus esfuerzos para agilizar el proceso. «Incluso medio engañé al sistema para que me recibiera el trumatólogo como si fuera la primera vez que iba». Tras pasar anteriormente un cáncer de tiroides, por el que aguarda una revisión que también lleva meses de retraso, tan solo le queda el consuelo de la atención que ha recibido en la rehabilitación. «Hasta en el confinamiento me mandaban vídeos para que lo hiciera en casa. La verdad es que ellos se han portado muy bien», subraya.

Sandra Blanco muestra dos citaciones de Sacyl.Sandra Blanco muestra dos citaciones de Sacyl. - Foto: Rosa Blanco

Sus críticas van a dirigidas a la Junta. «El sentimiento es de abandono, aun entendiendo que se han tenido que volcar todos los esfuerzos en la pandemia. El sentimiento es de que esta Sanidad se está hundiendo y que la Junta se la quiere cargar. Ahora le quieren echar la culpa a las enfermeras y convertir los aplausos en escupitajos», remacha.

La situación de Sandra Blanco no es tan penosa, pero también ilustra los problemas que arrastra el sistema público de sanidad. «Siempre sientes miedo, pero mi formación me ayudó a tranquilizarme», indica. Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería liberada, se notó un bulto que además le dolía. Acudió al médico de cabecera, a los 22 días la citaron para el especialista y tuvo que esperar tres meses para que le realizaran las pruebas que requería el caso. «Al final me han dicho que es un ganglio y que si me sigue doliendo pida cita de nuevo en el médico de cabecera, que me derivan de nuevo al especialista y que me lo quitan».

También se ha encontrado con situaciones surrealistas. «La cita para que me dieran los resultados de la ecografía ponía que iba a ser en el hospital y finalmente fue en el hospital. Me presenté en el hospital a las 10.30 y me llamó el doctor para darme los resultados. No sé si estaba en la consulta o no pero me dijo que era telefónica y que no me iba a ver en la consulta.  Yo estoy bien, soy joven, trabajo en Segovia y me acerqué al hospital a que me dieran los resultados, pero si hacen venir a una persona de Riaza de 80 años…», apunta.