«Tengo el cuerpo de una anciana de 80 años»

Sergio Arribas
-

El Covid le ha cambiado la vida. María, de 51 años, sufre migrañas, calambres, cansancio permanente, diarreas e intensos dolores musculares, además de frecuentes episodios de amnesia.

María, en su casa. Ha llegado a perder 11 kilos en seis meses. - Foto: Rosa Blanco

En la primera ola, tuvo todos los síntomas posibles de la COVID y un principio de neumonía. Su primera prueba PCR —al mes de sufrir los primeros síntomas— fue negativa y así todas las siguientes, mientras el test de anticuerpos —que se hizo antes de recibir la vacuna— no fue concluyente, algo muy extraño. María (nombre ficticio ) prefiere no dar su identidad pues batalla desde hace meses para que las autoridades sanitarias reconozcan su enfermedad, el COVID persistente. 

Sufre migrañas, calambres, cansancio permanente, diarreas e intensos dolores musculares, además de frecuentes episodios de amnesia. Desde junio del año pasado usa parches de morfina para amortiguar los dolores, mientras en los últimos seis meses ha llegado a perder hasta 11 kilos.  «Mi médico de cabecera —explica— está desconcertada y me sigue llamando con frecuencia. Yo quiero un diagnóstico. Mi médico tiene claro que sufro COVID permanente, pero no puede afirmarlo porque no tiene un positivo. Tengo 51 años y el cuerpo de una anciana de 80 años. Me canso enseguida, por la noche sufro calambres y temores y me tengo que levantar. Ningún especialista, y he ido a muchos, asegura que es una patología que le compete. Y es frustrante no tener un diagnóstico firme», afirma Maria. 

Cayó mala entre el 10 y 15 de marzo del año pasado, aunque siguió yendo a trabajar hasta el día 30. En el teléfono COVID le aconsejaron que permaneciera en casa, aunque al empeorar su estado de salud, acudió varias veces a Urgencias, donde le hicieron un TAC, le detectaron un principio de neumonía y le pusieron un tratamiento de antibióticos y paracetamol, que, según dice, le provocó una hepatitis medicamentosa. «Me ahogaba, tenía todos los síntomas de la COVID, pero nunca me lo diagnosticaron como tal. Me han hecho infinidad de pruebas pero nada es concluyente y estoy absolutamente desesperada», concluye.