PSOE y Cs rematan el bloqueo de las inversiones de 2019

D. A.
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El equipo de Gobierno rechaza votar las partidas para las obras en barrios, la Muralla y la parcela del instituto de San Lorenzo separadas del CAT, mientras Cs le retira su apoyo y completa el bloqueo que ya había perfilado el resto de la oposición

PSOE y Cs rematan el bloqueo de las inversiones de 2019

A una carta quiso jugarse el equipo de Gobierno (PSOE) las inversiones que considera “prioritarias para 2019”, y la partida la perdió en el pleno de este viernes, rematada por un intenso debate tan pulcro en las formas como lamentable en el fondo. Porque el resultado es que, al menos de momento, se queda en suspenso la dotación de financiación con cargo a 2019 para las obras de los presupuestos participativos (el ascensor entre la calle Gascos y Vía Roma, junto a pequeñas intervenciones en barrios), la rehabilitación de un amplio tramo de la Muralla, los pagos pendientes por la adquisición de terrenos para el instituto de San Lorenzo y la construcción del edificio CIDE del CAT.

Este último punto es el que más preocupaba (y preocupa) al PSOE por las consecuencias: porque de la partida de financiación pendiente depende que se terminen las obras después de más de siete años, porque hay un compromiso con las nueve empresas que ya han manifestado su interés por instalarse en este edificio y, además, porque hay un compromiso contractual con la propia empresa adjudicataria de las obras, que requiere de esta partida para no verse obligada a parar. Sobran por ello los motivos para ver este proyecto como el más trascendente de todos los citados y no sólo por cuestiones políticas. Aunque también hay compromisos judiciales contraídos por la obligación de pagar el plazo de 2019 de la corrección judicial del justiprecio de la finca del futuro instituto Ezequiel González; compromisos institucionales, porque la Muralla es un proyecto que si sale adelante sería gracias a su cofinanciación por el Estado, que pondría la mayor parte y exige que el Ayuntamiento reserve la partida que le corresponde; y compromisos políticos, por sacar adelante la financiación de las obras que decidieron los ciudadanos en la jornada electoral de los presupuestos participativos.

En este contexto decidió llevar el PSOE todas las inversiones en un solo bloque, un órdago a la oposición, que así se veía obligada a aceptar todo o nada: si se negaba a apoyar el CAT, arrastraba todas las inversiones. Pero la maniobra político administrativa de Centrados alteró el guión y la foto final: vio posibilidad de presentar una enmienda para pedir que se votara por separado el CAT del resto de inversiones, dado que el CAT es la única que iban a rechazar todos menos los socialistas, y ahí el equipo de Gobierno decidió votar en contra. Con eso no se agotaba la opción de que saliera adelante la enmienda de Centrados, pero Ciudadanos terminó haciendo oposición a la oposición, ya que IU, PP y Centrados sí que coincidieron en apoyar una enmienda que por lo menos habría salvado del retraso a tres de las cuatro partidas que debían aprobarse.

Así, una vez perdida esta opción, llegó el debate de la modificación presupuestaria necesaria para financiar estas inversiones como un paquete conjunto, y ahí de nuevo salieron argumentos ya conocidos de unos y otros. PP, Centrados e IU ya rechazaron el año pasado financiar con 500.000 euros el CAT, así que vinieron a ratificar sus posturas rechazando también los 2,5 millones que faltan para completar tal financiación; con el matiz de que IU reconoce que la situación ha cambiado porque ahora hay un compromiso contractual con la constructora, aparte de las empresas que han anunciado su interés por instalarse, y por ello dudó en los últimos días, aunque al final se mantuvo en el rechazo.

Y llegados a este punto, todo el peso de la responsabilidad recayó sobre los hombros de PSOE y Cs. Cierto que los socialistas pudieron salvar tres de las cuatro partidas de inversión si hubieran votado a favor de la enmienda de votar por separado, pero el golpe de gracia se lo llevó de quien fuera su socio de presupuestos en 2017 y 2018 porque la formación naranja, que fue la que facilitó con su abstención que se aprobara la partida de 500.000 euros del CAT el año pasado, esta vez justificó su negativa a hacer lo propio acusando al PSOE de incumplir compromisos del acuerdo de presupuestos de 2017 y “sobre todo” de 2018.

 

Con Groucho Marx hacia el final del debate. Durante el debate de la enmienda presentada por Centrados, el portavoz del Grupo Socialista y concejal de Hacienda, Jesús García Zamora, amagó con anticipar un voto a favor, igual que el día anterior también lo hizo la alcaldesa, Clara Luquero, al apuntar que apoyarían “todo” lo que supusiera sacar inversiones adelante. “Al PSOE le da igual (votar) todo junto que por separado, creemos que son las inversiones necesarias para la ciudad y no se debe perder tiempo, sin excusas”. Pero el PSOE votó en contra.

María José García (Cs), por su parte, ya había anticipado para entonces y ratificó en su turno posterior que su grupo votaría en contra de separar las partidas: “No votamos a favor porque queremos que se traiga el proyecto de presupuestos (de 2019) aquí”, dijo, recordando que el PSOE renunció a ello al ver que no tenía apoyo para sacarlos adelante.

Si Cs no votaba en contra de la enmienda, tal y como pensaba el PSOE que podía ocurrir, daba igual que los concejales socialistas votaran a favor o en contra porque la oposición sumaba mayoría, pero el PSOE se encontró con que su rechazo sí era determinante, y lo ejerció.

La portavoz del PP, Raquel Fernández, afeó “la virguería” de Ciudadanos para no apoyar al equipo de Gobierno después de propiciar el año pasado que se financiara el reinicio de las obras del CAT, aparte de criticar la baja ejecución presupuestaria de las cuentas del año pasado, mientras “se recurre a endeudamiento” para preparar la financiación de más obras.

Ángel Galindo (IU), por su parte, destacó que era “de sentido común que quienes facilitaron esa inversión plurianual (la del CAT) el año pasado sean los que respondan ahora”, pero se declaró “tristemente sorprendido”. “Creo que deberíamos lanzar las inversiones que son y lo que no se consiga pues abrir un debate, mostrar información e intentar llegar a acuerdos para causar el menor perjuicio a los segovianos”, pero ni Cs ni PSOE estaban por la labor, igual que el resto de la oposición tampoco iba a cambiar su rechazo al CAT.

Y así avanzó un debate hacia ninguna parte en el que cinco grupos políticos están de acuerdo con sacar adelante tres partidas de inversión sobre un total de cuatro, y sin que al final se pudiera aprobar ninguna. Y la cuarta, la del CAT, rechazada por Cs después de que su portavoz señalara que “Ciudadanos ha sido siempre el único que ha estado dispuesto a arrimar el hombro”. “Y no les quepa la menor duda de lo que seguiremos haciendo, no les quepa duda de ello”. Pero votó en contra, por considerar que el PSOE ha incumplido el acuerdo de presupuestos de 2018 y por considerar que le falta documentación sobre el proyecto del CAT, como garantías por escrito del interés de las empresas por instalarse, o del grado de ejecución de la partida de 500.000 euros, que en realidad ya sabían todos de antemano que era entre mínimo y nulo porque la constructora no empezó a trabajar hasta la última quincena del año pasado.

“Asistimos al triunfo del marxismo en este Ayuntamiento, pero en el sentido humorístico”, señaló Aranguren (Centrados) en alusión a Groucho Marx. Entre otros motivos, por considerar que la portavoz de Cs “ha demostrado que tiene unos principios y si no nos gustan tiene estos otros”.

Ya terminados los turnos de unos y otros, sabiendo que la votación estaba perdida, la alcaldesa tomó la palabra para cerrar el debate con una intervención en la que (con un tono mucho más alto de lo habitual en ella) recordó la trascendencia de todas las inversiones sometidas a votación, y especialmente la del CAT. Subrayó en ese sentido el riesgo de terminar echando por tierra el “esfuerzo” del equipo de Gobierno por atraer a nueve empresas tecnológicas, entre ellas Indra, a pesar de la “campaña contra el CAT” que considera que hace la oposición. “Seamos conscientes de que votar en contra es perder una oportunidad de desarrollo económico y empleo importantísima”, reiteró, puesto que el compromiso del Ayuntamiento con las empresas es terminar el edificio en verano para que puedan instalarse a partir de entonces. Pero ya nada iba a alterar la votación y al final, todas las partidas de inversión en suspenso, las que tenían un apoyo unánime y la que no.