Medallas traviesas, urna transparente y discurso de autora

D. A.
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Los ediles de IU rechazaron sus medallas, el de Podemos dijo que la devolverá en 4 años, a dos de PSOE y PP se les cayeron, uno de Cs aprendió tarde a encender el micro... No hubo incidencias en el pleno, pero anécdotas, unas cuantas en sólo una hora

Medallas traviesas, discurso de autora... anécdotas de pleno

Con los graderíos llenos de familiares, representantes políticos y prensa, y con cambio de las sillas habituales por otras más pequeñas procedentes de otra sala municipal para facilitar que todos entraran (había que hacer hueco en la bancada a quienes ocupen la mesa presidencial en futuras sesiones), el pleno se desarrolló con absoluta normalidad y apenas se prolongó una hora. Sin sorpresas ni incidencias, si acaso anécdotas: a la socialista Marian Rueda y la popular Azucena Suárez se les cayeron las medallas corporativas del cuello después de que se las colocara Luquero; al parecer, por no cerrar bien el broche. Los dos concejales de IU, Ángel Galindo y Ana Peñalosa, decidieron no recoger las suyas por considerarlas un gasto innecesario: entre las 25 suman 9.721,14 euros, a 388 euros de media, aunque la de alcalde, o alcaldesa en este caso, cuesta algo más que las del resto por ser de oro en lugar de plata. Guillermo San Juan, por su parte, optó por el punto medio: la recogió, pero antes de volver a su asiento explicó a los asistentes que la llevará en los actos oficiales que corresponda y cuando acabe el mandato la devolverá.

Pero aquello fue hacia el final de la sesión, justo antes del discurso de Luquero. Empezó el pleno con la tradicional constitución de la mesa de edad, integrada por la concejala más mayor y la más joven, Claudia de Santos (PSOE, 67 años) y Noemí Otero (Cs, 29); y seguido, la toma de posesión de los concejales, de los cuales sólo ocho estaban ya en el mandato anterior. Doce juraron sus cargos, trece los prometieron, y de estos últimos, tres (Galindo, Peñalosa y San Juan) recurrieron a la fórmula de acatamiento de la constitución “por imperativo legal”. ‘A capela’ juró su cargo Javier García Crespo, ‘Miki’ (Cs), nuevo en la Corporación, a quien un concejal del PP le explicó después que su micro no estaba roto, como él pensaba y había explicado a los asistentes para excusar su juramento en grito, sino que debía darle al botón.

Otra novedad llegó en el momento de la elección de la alcaldesa, cuando se estrenó una nueva urna para depositar los votos de los concejales. La antigua era de madera, marrón y completamente opaca. No se veía el interior hasta que no se abría, y la de ahora es transparente, de metacrilato; en teoría, más acorde con los tiempos...

Entre aplausos recibió la recién proclamada alcaldesa la medalla y el bastón de mando de manos de Claudia de Santos, por su condición de presidenta de la Mesa de Edad, y ninguna de las dos contuvo la emoción. Luquero, de hecho, la prolongó después varias veces durante su discurso, que se lo había preparado la noche del miércoles (asegura que siempre declina los ofrecimientos de colaboración de sus asesores); curiosamente, lo escribió en casa más o menos a la misma hora en que, en una sala del Ayuntamiento, los socialistas Jesús García Zamora y Claudia de Santos ultimaban con Ángel Galindo y Ana Peñalosa el pacto de gobierno PSOE-IU.

Hace cuatro años, Luquero dedicó 13 minutos a leer su discurso, este viernes fueron 16, y antes de que se cumpliera el tercero volvió a dejarse llevar por los sentimientos: “Desde hoy todos y cada uno de nosotros, compañeros / compañeras de la Corporación municipal, representamos a los segovianos. No puedo ni decirlo sin emocionarme. Que nada nos distraiga, que nada nos confunda, que sepamos corresponder a tan alto honor”. Citó una frase de la escritora estadounidense Frances Wright: “La igualdad es el alma de la libertad; de hecho no hay libertad sin ella”. Una de Víctor Hugo: “El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad”. Y un texto que Pérez Galdós dedicó en 1889 al icono de la ciudad: “Segovia posee el monumento más hermoso del mundo en su género, superior a lo que la misma Roma conserva, el Acueducto, cuya contemplación cautiva y suspende el ánimo”. Aunque esto último, más que anécdota, quizá podría considerarse simplemente una verdad bien contada.