El Dolmen de Santa Inés ha contado, por tercer verano consecutivo, con unos visitantes especiales, investigadores y voluntarios. En concreto han sido 16 las personas que cada día han trabajado durante el último mes en las excavaciones en este conjunto funerario de hace 6.000 años. Entre ellos, Antonio León, un estudiante del Bierzo que nos recuerda la importancia de dolmenes como éste que además de servir para enterramientos fueron ‘sitios de culto, montículos artificales que monumentalizan el paisaje, sitios imponenetes’.
Y este Dolmen es especialmente imponente teniendo en cuenta la belleza de la construcción, a base de pizarra y granito. Un conjunto funerario del Neolítico, el primero de estas características que se excava en la provincia. Unos trabajos que en ésta, la tercera campaña de excavaciones, empiezan a arrojar resultado relevantes. Se han hallado piezas de collares de variscita; un mineral cuya mina más cercana se localiza en Zamora. Esto significa, según Raúl Martín Vela, el arqueólogo responsable de la campaña que 'existe un tráfico de elementos exóticos'.
Además se han encontrado restos de dos cráneos que podrían acercar a estos investigadores a la información relativa a estos hombres prehistóricos. Una estructura funeraria de la que destacan sus dimensiones, los 16 metros de corredor y los más de 30 de su túmulo. Es uno de los cuatro yacimientos que se integran en el proyecto de divulgación del pasado de la zona media del río Eresma en el que participan cuatro municipios segovianos.