La vida sin 12.000 coches al día por la puerta de su casa

A.M.
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Las obras en la conocida cuesta de la 'Cueva de la zorra' permiten el descanso de los residentes al evitar la contaminación y el ruido del paso de miles de vehículos

La vida sin 12.000 coches al día por la puerta de su casa - Foto: Rosa Blanco

Lvecinos de la calle San Gabriel tienen la impresión de vivir en un paraíso, acostumbrados a padecer el ruido y la contaminación por el paso de 12.000 vehículos diarios, concentrado en las principales horas del día, andan por el centro de la calzada con total comodidad, incluso tienen la sensación de estar pasando esta primavera en el campo. 

Pero esta situación en la popularmente conocida como cuesta de ‘La cueva de la zorra’ es prácticamente un espejismo porque solo se prolongará mientras se desarrollen las obras municipales de un nuevo carril de entrada a las glorietas –Dionisio Duque, en la Avenida Padre Claret, y Melitón Martín, en Vía Roma–, para dar mayor fluidez al tráfico.

Mientras en una conversación con vecinos coinciden en que se reabra solo con circulación por un carril, sabiendo que no les escucharán la reivindicación, Concepción Nuñez, invita a que cada calle de Segovia viva esta experiencia de estar sin tráfico temporalmene. Como sus vecinos, tras las obras, el  número de coches será igual que antes, incluso más porque habrá conductores que piensen que se han solucionado los problemas de circulación en la vía. Todo lo contrario, auguran accidentes en las entradas y salidas de las rotondas y observan que habrá se circulará por la calle con ás velocidad.

Desde el corte de tráfico bajo los arcos del Acueducto, hace casi tres décadas, la calle San Gabriel acumula el tráfico interior de la ciudad, más el que generan en horas punta colegios e institutos próximos y autobuses turísticos, que van regresando de forma paulatina tras el levantamiento de los cierres perimetrales. 

Guillermo la Orden advierte que deben solucionarse otros problemas que tampoco serían menores, como evitar los vehículos que aparcan e invaden las aceras y tratar de ensanchar otras en una zona en las que no cabe un coche de bebé, con riesgos de atropellos.   

En lo que no dejan de insistir los vecinos es que la contaminación del tráfico se percibe mucho: «Cuando llegas a la altura de los números 9 al 3, vas andando por la calle y hay que taparse la nariz, hay una carga fuerte de polución, si en verano duermes al lado de la calle con la ventana abierta , sube el olor de gasóleo arriba, al primer piso». 

Michel Schuers pone el dedo en la llaga: «El problema no es la calle San Gabriel, esto es la punta del iceberg, es un asunto mucho más global, aún sin solucionar, no hay ningún plan de futuro de ordenación del tráfico, solo ha habido esbozos…».

 Y se pregunta ¿cuántos turistas queremos en Segovia, si son muchos habrá que frenar o, al contrario, como vivimos de esto hay que  recibir a cinco millones, cómo lo hacemos?. De hecho, los fines de semana se comienza a notar más presión de tráfico en la zona, al crecer el número de visitantes. Y da un consejo: «El tráfico que llega no tiene que entrar en el centro, hay que habilitar aparcamientos en el entorno de la SG-20 y acercarles en lanzaderas».  

Núñez es más crítica y se pregunta en qué repercuten los ingresos del sector turístico en la ciudad, aunque ahora ha atravesado una gran crisis. Con unos 200 vecinos, Guilermo la Orden está convencido de que si pertenecieran al barrio de San Lorenzo quizá se arreglarían sus problemas, «pero como estamos vinculados a El Salvador…».  Además es una calle sin comercios ni bares. 

De lo que están convencidos estos vecinos es que la concentración de tráfico no era problema de las obras de la SG-20 porque, ahora mismo, han acabado y sigue habiendo la misma concentración. Para Schuers, «en las horas punta estaremos en la misma situación y los fines de semana, ahora ya se notan mucho tráfico con la llegada de turismo; y volverán los autobuses de los turistas, que van a parar a los pies del Acueducto, llevando allí la contaminación, que precisamente parece que es lo que quieren evitar». 

Segovia tiene muchos problemas de tráfico pero, de acuerdo con quien reside en la calle de San Gabriel, «lo pagamos siempre los mismos, no entiendo por qué la calle no se puede poner en una sola dirección», argumenta Núñez. «El Acueducto se cerró, es un gran logro, pero no se ha tomado ninguna solución para el tráfico que discurre entre este y oeste de la ciudad, lo que se arreglría con un túnel subterráneo, pero no quieren abordarlo, a futuro debería solucionarse»,  asegura Guillermo de la Orden. 

De hecho lo contempla el Plan General de OrdenaciónUrbana (PGOU), desde el entorno del ColegioClaret a la zona de la Presa de la Luz. El asunto es que los temas de movilidad  se abordan ahora en  el Ayuntamiento desde un punto de vista «realista, se opta por soluciones concretas con gastos más sostenibles»,  según el concejal de obras, Servicios e Infrestructuras, Miguel Merino. 

Habiendo sido vecino de la zona durante 21 años, Merino opina que cualquier cambio suele comenzar siendo dramático, como cuando se abrió la circulación en doble sentido, y aclara que no se prevé dejar la calle solo en una dirección porque prima la movilidad de la ciudad, aunque no es de su competencia.

 

Los trabajos terminarán a lo largo de julio

Aunque los vecinos ven que las obras avanzan muy lentamente, el concejal de Obras, Servicios e Infraestructuras, Miguel Merino, considera que van a concluir anticipadamente a lo largo de julio, cuando el plazo estaba previsto en agosto. 

Si parece que va lenta, según el concejal, es porque se está teniendo «especial cuidado» en facilitar el acceso a los vecinos y a los vehículos con plaza de garaje. 

Las obras fueron adjudicadas a Canteras Cuadrado en 87.186,45 euros (IVA incluido), de un presupuesto de 106.000 euros. Dado que se van a realizar algunos trabajos complementarios, como  la sustitución de tubería de fibrocemento, se agotará el presupuesto inicial, segúnMerino.

Además se va a intervenir en dos tramos de acera para mejorar entradas a garajes y se ganarán en torno a 20 centímetros en un tramo de aceras, colocándose barandillas. 

A lo que no está dispuesto el consistorio es a expropiar terrenos del exterior de edificios con el fin de poder ganar más espacio a los peatones. Al llegar la nueva corporación, esta obra se encontraba dividida  en dos proyectos diferentes, pero Merino consideró que «era absurdo» plantearlo de forma separada, por lo que se ha optado por abordarlo en uno solo.