Indra confirma su interés por el CAT a pesar de los retrasos

D. A.
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Empezará con una plantilla que «irá creciendo a medida que aumente la actividad», si bien aún no marca cifras, y el Ayuntamiento espera abrir el concurso para asignar espacios en septiembre

Centro de Innovación y Desarrollo Empresarial (CIDE), más conocido como el edificio del CAT (Círculo de las Artes y la Tecnología). - Foto: Rosa Blanco

Indra mantiene su interés por instalarse en el edificio del CAT, el denominado Centro de Innovación y Desarrollo Empresarial (CIDE), cuyas obras se dan por acabadas, pero a falta de comprobaciones y la fase de equipamiento. La multinacional española de consultoría y tecnología ya avanzó su proyecto para Segovia en dos ruedas de prensa en el Ayuntamiento a finales de 2018: la primera en noviembre de ese año, con la presencia del director de Administraciones Públicas España de Minsait, la filial de Indra a través de la que aterrizará en la ciudad; y la segunda un mes después, cuando el presidente de esta compañía con más de 40.000 empleados en todo el mundo, el segoviano Fernando Abril-Martorell, aceptó venir a compartir foto con representantes de otras empresas tecnológicas de menor tamaño también interesadas en el CIDE. El problema es que entonces se barajaba que el edificio estuviera acabado para el verano de 2019 y semejante retraso bien podía haber alterado su hoja de ruta hasta el punto de frustrar su aterrizaje en Segovia, pero «Indra va a venir con todas las de la ley», valora la alcaldesa, Clara Luquero. «Podía haber pasado que dijeran que sus planes se hubieran quebrado por este o por cualquier otro motivo y nadie podría culpar a nadie por ello, pero sigue adelante», y así lo confirman también fuentes oficiales de Indra a El Día.

«Indra mantiene su previsión de instalarse en el edificio de CAT en Segovia, abriendo un centro que formará parte de la red de delivery centers que tiene en todo el mundo», precisan desde la propia compañía. «Lógicamente, Indra va a adaptar el proceso de instalación al nuevo escenario de demanda de servicios por parte de sus clientes, con el fin de garantizar los niveles de calidad y servicio a estos, y a aplicar las medidas necesarias para preservar la seguridad y la protección de sus profesionales en el contexto marcado por la covid-19», matizan.

Responsabilidades por el retraso de las obras, en cualquier caso, sí que está pidiendo ya el Ayuntamiento a la constructora adjudicataria, Rogasa, que podría tener que afrontar una penalización de más de 300.000 euros. Pero esa es otra historia, dentro de las múltiples y controvertidas derivadas de este edificio que viene siendo una losa para Segovia desde que quebró su primera constructora, Volconsa, en 2013, el año en el que ya debió acabarse; pero que pronto debería empezar a revertir su imagen para erigirse en un polo de atracción de empresas tecnológicas y empleo cualificado para retener talento e incluso importarlo. 

Representantes de ocho empresas manifestaron en diciembre de 2018 su interés por el CAT; incluido el presidente de Indra, Fernando Abril-Martorell (cuarto por la derecha).Representantes de ocho empresas manifestaron en diciembre de 2018 su interés por el CAT; incluido el presidente de Indra, Fernando Abril-Martorell (cuarto por la derecha).

En este sentido, Indra prevé empezar en Segovia «con un equipo de profesionales con alto potencial en el desarrollo de software, fundamentalmente en Java, para apoyar operaciones de clientes (empresas y organizaciones) de diferentes sectores, que irá creciendo a medida que aumente la actividad del centro», añaden las mismas fuentes oficiales de la multinacional. Su plantilla contará con «profesionales con experiencia», pero también con «jóvenes segovianos con alto potencial». «Los focos del talento de este centro serán tanto universitarios como titulados de FP de Segovia que estén finalizando o hayan acabado recientemente sus estudios», para lo cual sigue «en contacto» con la Escuela de Ingeniería Informática de la UVa en Segovia y el IES María Moliner.

«Indra no tiene objetivos prefijados» para el centro de Segovia, «más allá de instalarse y aumentar la actividad y el número de profesionales progresivamente, en la medida en la que se vaya incrementando la actividad desarrollada desde este». En Salamanca, por ejemplo, empezó con apenas una veintena de trabajadores en 2009, pero desde hace unos años supera los 250, y suma en torno a medio millar en el conjunto de la Comunidad, donde también tiene presencia en Valladolid y León. 

Por otro lado, está por verse que todas las empresas que protagonizaron aquella presentación de diciembre de 2018 repiten en la foto de una inauguración para la que aún faltan unos cuantos meses. Como mínimo hasta finales de 2020 o principios de 2021, ya que antes debe formalizarse la recepción de las obras, tras las comprobaciones; y llevarse a cabo el concurso al que deberán concurrir las interesadas en los espacios a repartir, con casi 2.800 m2 en liza y alquileres a 15 euros/m2 .

«Seguramente entren en la licitación las empresas que se presentaron y espero que alguna más», señala a El Día el concejal de Desarrollo Económico, Jesús García Zamora, a pesar de que en el último año y medio, de las ocho que protagonizaron aquel acto de 2018, el Ayuntamiento sólo ha mantenido contactos directos con Indra, considerada la «empresa tractora» del CIDE. La multinacional ha estado varias veces en el edificio durante las obras, «viendo sus necesidades», y también lo visitaron otras empresas y organizaciones empresariales en enero y febrero de este año. Pero es ahora, «a partir de finales de julio o principios de agosto», cuando se prevé recontactar con las firmas de 2018 para sacar las oficinas a licitación en torno a septiembre si no surgen imprevistos, que ya es mucho decir, dados los precedentes. 

En el CIDE se ubicarán también los emprendedores de proyectos tecnológicos del programa Open Future que mantiene el Ayuntamiento con Telefónica, y también quienes quieran trabajar en el coworking que se habilitará, dentro de un edificio que también tendrá salas comunes y un auditorio para casi 300 personas. No obstante, igual que García Zamora es optimista al asegurar que espera que concurran al concurso más empresas de las que se presentaron en su día, matiza que el Ayuntamiento cuenta con que el CIDE no abra con un 100% de ocupación, ni mucho menos. «Nuestra proyección es que no se cubran todos los espacios en este primer envite, es lo normal», justifica, y además la idea es intercalar oficinas vacías entre los primeros inquilinos para facilitarles su posible expansión. Pero lo primero es que se acabe de verdad el edificio, con acta de recepción de obras incluida, para equiparlo y empezar a comprobar hasta qué punto le afectan las consecuencias del escenario postcovid porque, como admite la alcaldesa, «el proyecto empezó con una crisis y se va a terminar de ejecutar con otra».