La inminente apertura de las puertas de la Feria Internacional de Turismo de Interior (Intur), la vigésima cuarta edición, se produce en un momento de cierto optimismo por la recuperación de un sector que aporta una parte sustancial del PIB del país. Por suerte, la feria de este año se presenta con un formato diferente, pensando más en la comercialización de productos turísticos que en un escaparate para el lucimiento de responsables públicos o como marco idóneo para el ego personal. Así, hay que celebrar que el protagonismo esencial lo asuman quienes lo tienen que ejercer: los profesionales.

Eso va a suceder en la primera jornada, este jueves, con el denominado Intur Negocios, donde el marchamo personalista cambia por el estrictamente comercial, en el que 60 turoperadores y agencias y 200 empresas relacionadas con transportes, destinos, ocio, gastronomía y promotores de todo tipo de experiencias turísticas darán vida y sentido tangible a la feria.

El hecho de que Intur acoja en esta edición el Campeonato Nacional de Cocina y Repostería, que se dé a conocer la Ciudad Española de la Gastronomía 2022 y de que haya una jornada sobre eficiencia energética en alojamientos turísticos crea buenas expectativas en un escaparate internacional en el que Castilla y León tiene mucho que decir y contar.

El turismo de interior, de naturaleza; Las Edades del Hombre, de la mano del VIII Centenario de la Catedral de Burgos, el Año Jacobeo y los Caminos a Santiago, la variada oferta relacionada con la Semana Santa y las posadas reales, son solo una pequeña muestra, adobada por la espléndida idea de los bonos turísticos, que han recibido ya más de 7.000 solicitudes, con visitantes que se acercarán a la Comunidad autónoma en otoño e invierno, con la consiguiente inversión y gasto en turismo.

Así, sí podemos hablar de una feria con objetivos profesionales, la esencia que todos esperamos.