"Volvería a ganar unas elecciones, sin ninguna duda"

Sergio Arribas
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Con el ego "bastante alto", según reconoce, y sin pelos en la lengua. "No me identifico con el Gobierno de Luquero", asegura el abogado y exalcalde de Segovia, Pedro Arahuetes, protagonista esta semana de 'La Pizarra' de 'El Día de Segovia'

"Volvería a ganar unas elecciones, sin ninguna duda" - Foto: Rosa Blanco

La primera, sin anestesia. ¿Cuándo anunciará su regreso a la política activa?

Ahora no me apetece volver, porque creo que ya cumplí un ciclo. Eso no significa que haya cerrado las puertas. 

Vamos, que lo ser candidato de C’s forma parte de las ‘fakes news’ …

No se quien lo ha lanzado. También han dicho que voy a ser el candidato de Vox. Cuando hay incertidumbres, se buscan nombres que puedan estar libres. En la rumorología he estado permanentemente. Las ‘fakes news’ no me afectan.

Pero, ¿cree que tendría posibilidades de ganar unas elecciones?

Sí, sin ninguna duda, visto el panorama político actual.

Han pasado cinco años, confiese, ¿por qué dimitió?

Yo ya no iba a ser el próximo candidato. Al no serlo, se abrían unas primarias en la ciudad de Segovia, que las iba a ganar Alfonso Reguera, con toda seguridad. Y no quería que fuese Reguera el candidato del PSOE. Dejé a Clara Luquero para que no hubiera primarias. Todo esto estaba hablado meses antes con Juan Luis Gordo.

¿Qué tal se ven los toros desde la barrera?

Bastante mejor. La visión es más amplia y mucho más objetiva. 

¿Le pesa mucho la mochila?

No he tenido ni tengo mochila.

¿Se siente más libre ahora para hablar?

Siempre he dicho lo que he querido. Nunca me ha coaccionado nada ni nadie. Los que me conocen saben que cuando digo una cosa, la digo. Y me da igual que sea usted, el de al lado, mi enemigo o mi amigo íntimo.

¿Eso es defecto o virtud?

Para mi es una virtud, pero también se que para muchos es un defecto. Lo de hablar por detrás es permanente en Segovia.

¿Donde tiene su ego?

Quizá yo me valoro un poquito más que los demás. Lo tengo bastante alto. Y a veces puede ser malo. Tener el ego tan subido quizá no te permite ver otras cosas. Pero tengo otra virtud: me conozco.

¿Qué es lo que echa de menos? 

El calor de la gente. Me sentía muy arropado por los segovianos. Iba a todos los sitios, me reunía y hablaba con todo el mundo, veía que la gente me quería, me animaba… eso lo echo de menos. Todavía hay gente que me sigue parando por la calle. 

¿Le costó volver a ponerse la toga?

Un poco. No dejaban de ser once años sin pisar un juzgado. Me tomé un año de transición, de reciclaje y estudio. Luego volví a la normalidad y creo, además, que a un nivel muy alto (se ríe).

Si le llaman alcalde, ¿gira la cabeza?

Sí. Siempre les digo que si me llaman alcalde es porque no se acuerdan de mi nombre.

¿Es tan seductor el poder como dicen?

Sí. Y puedes llegar a creértelo. Entiendo a los políticos que se creen aquello de ¡esto es un cortijo y yo soy el dueño! Nunca lo he sentido así, no lo he vivido en mi persona, pero sí he visto, y de manera muy contundente esa situación, donde la gente se cree que el ayuntamiento es suyo, que la diputación es suya, que la Junta es suya... 

Imagino que algunos ‘pelotillas’ de entonces, se evaporaron.

¡Ohhh!, sí, sí, muchos.

¿Conserva muchos amigos? 

Los que tenia antes de ser alcalde.

¿Cuantos le han retirado la palabra cuando pasó a ser ciudadano de a pie? 

Bastantes. Pero no me preocupa, era consciente de eso. Se que el cargo da una situación de privilegio a nivel social. A la gente le gusta saludarte, que vean que te conocen. Ahora como no eres alcalde, pues no tienen porqué saludarte ni conocerte. Muchas de esas personas, ahora ni me miran, pero no me importa en absoluto.

Y usted, ¿por culpa de la política retiró la palabra a alguien?

No, al revés. Por culpa de la política hay gente que dejó de hablarme a mí.

¿De qué se ha dado cuenta tras abandonar el bastón de mando?

No me ha sorprendido ver a compañeros que ya no me saludan, que ya no me felicitan el día de mi cumpleaños, que incluso hablan mal de mí… No me sorprende. Lo digo sin acritud y sin ningún tipo de resentimiento.

¿Es rencoroso?

Sí lo soy, pero en este caso no. Si alguien me hace algo, cierto rencor me queda siempre. Pero en el tema político, para nada, porque sabía que iba a ser así. Era consciente de que algunos me utilizaban para su proyección personal y otros porque les gustaba estar ahí y ya está. Es normal. 

‘Alimentación Arahuetes’, el ultramarinos que regentaba su madre en San Millán. ¿Qué tal se le daba el reparto de los pedidos?

Divino. Era un número uno. Teníamos clientes fijos. Además, me acuerdo perfectamente de los nombres, las direcciones, las casas… Estudiaba Derecho y los fines de semana también ayudaba en la tienda.

Leí en su columna de opinión de El Día de Segovia que considera que hay «políticos estúpidos».

Si se fija un poco, son fáciles de detectar.

¿Dónde está la estupidez en un político?

Pues en lo que dice y hace. Si sigues la trayectoria de Trump, sabes que es un político estúpido. 

No se me vaya a Estados Unidos ¿son incluso gente que convivió con usted?

Sí, sí, hay muchos. Puedo hacer una lista larga. Cuanto más inútil, más alto suben. Es curioso.

¿Se identifica con el Gobierno de Clara Luquero?

No, porque no transmiten lo que yo transmitía; porque no hacen el proyecto que yo desarrollé. No digo que lo hagan mejor o peor, ahí no entro a valorar. No me identifico ahora mismo con el Gobierno del Ayuntamiento de Segovia. Puede ser bueno o malo. No significa que sea para mal.

Una cosa que haya leído en la prensa local y le haya dejado ‘ojiplático’.

Lo del diablo. Me ha dejado más que ojiplático. Es tremendo. Me ha sorprendido el que se haya llevado hacia el tema religioso. Se puede hablar si te gusta o no te gusta, si el lugar era o no el adecuado… pero, ¿mezclar temas satánicos? ¡Y el exorcista de la Diócesis de Segovia que entrevistó su periódico! 

Tiremos de ‘autocrítica’. ¿De qué se arrepiente?

De muchas cosas. Y de haber hecho caso a algunas personas. No le diré casos concretos. No quiero meter el dedo en la llaga. 

Algunos le reprochan que no sabe controlar su soberbia. Defiéndase.

No es tanto soberbia como orgullo. Es un poco la saturación ¡hasta aquí hemos llegado! No es soberbia, es hartazgo. No me importa que me ataquen con eso.

Algunas de sus frases célebres: «Segovia tendría que ser un estado alemán independiente» o «nos iremos con Cataluña porque seguir con Castilla y León no merece la pena». 

Fue en un momento de hartazgo, por los presupuestos regionales de 2013. Te hartas. Se supone que estás en una Comunidad que tiene que cubrir tus necesidades y sus obligaciones. Y no las cubrían. Llega un momento en que te hartas. Y te dirán «¡mira qué soberbio y qué tonto!». Había que denunciarlo.

Me viene a la memoria otra declaración suya que traspasó fronteras: «me siento segoviano y español». Vamos, que castellanoleonés, nada de nada….

Soy segoviano. Y sigo sin sentirme castellanoleonés. ¿Qué es eso de castellanoleonés? Es algo que inventó alguien y que nos lo han querido imponer por la fuerza. Atiéndame como merece Segovia y empezaré a sentirme de Castilla y León.

Sonados sus ‘rifi rafes’ en los plenos, especialmente con los dirigentes del PP, desde con Vázquez y Escudero hasta con Jesús Postigo. ¿Pelillos a la mar?

No. Ya le he dicho que soy rencoroso. Olvido, pero, por supuesto, no tengo ninguna relación con ellos ni la quiero tener.

«Usted me cae mal», le dijo al hoy diputado del PP, Jesús Postigo.

Es que es cierto. Es el defecto que yo tengo. Soy rencoroso y sincero. Postigo te daba muchos abrazos y cuando te volvías, te daba la puñalada por detrás.

¿Cree que usted cae bien o mal?

Caigo mal a los que no me conocen. Cuando me conocen, caigo bien.

¿Qué es lo que más le cabrea?

La deslealtad. Es algo con lo que no puedo.

¿Qué les dice a quienes le tachaban de ser un alcalde populista?

No me quedaba en mi despacho. Un alcalde tiene que ser populista. Otra cosa es que un alcalde solo haga eso y nada más, entonces lo sería con el matiz peyorativo. En el sentido bueno de la palabra, yo era populista.

¿Cual ha sido su mayor triunfo? 

A nivel político, le podía decir muchos, desde el aparcamiento de Padre Claret y  los nuevos autobuses hasta la erradicación del chabolismo en Segovia. En la vida, he pasado etapas y no me he saltado ninguna. Tuve una niñez maravillosa, una juventud tremenda, fui padre y lo disfruté con entusiasmo. Y luego he sido alcalde, ahora abogado... han sido etapas que he ido pasando y cada una de ellas ha sido magnífica. 

¿Como padre ha sido tan exigente como lo era como alcalde con sus concejales?

Por desgracia, sí. Me lo han reprochado mucho, porque soy muy perfeccionista. Mis hijos están buscando mi error para, enseguida, recriminármelo.

Dígame que detrás de esa imagen de hombre recio, está un hombre romántico y sensible…

Sí, debajo de esta piel hay mucha sensibilidad. Soy de los que lloran con las películas. La película ‘La Vida es Bella’, la he visto treinta veces y las treinta he llorado.

¿Subirá la Gimnástica a Segunda B?

Sí. No tenga la menor duda. En la funda de mi móvil llevo una pegatina del escudo.

¿Cuántos titulares cree que ha dejado en esta entrevista?

Muchos. Veinte, por lo menos.

¿Cómo le gustaría ser recordado?

A nivel político, como un buen alcalde, nada más. Y a nivel personal, lo mismo, como una buena persona.