«Los grandes establecimientos hemos estado discriminados»

Óscar Fraile
-

Gabriel García Aparicio (Salamanca, 1968) es desde 2016 el representante de la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución en Castilla y León, el mismo año en el que asumió la dirección regional de la empresa Carrefour.

«Los grandes establecimientos hemos estado discriminados» - Foto: Jonathan Tajes

Gabriel García Aparicio es la voz autorizada de la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged) en Castilla y León desde el año 2016, además de ser el máximo responsable de Carrefour en la Comunidad. Este salmantino reconoce que los nueve meses de pandemia han sido especialmente duros para los grandes distribuidores, pese a los esfuerzos realizados para garantizar la seguridad de empleados y clientes. Crítico con algunos aspectos de la gestión de la Junta de Castilla yLeón, sobre todo respecto a la «discriminación» que considera que han sufrido estas empresas respecto al pequeño comercio, también es partidario de una política más permisiva respecto a la apertura en festivos. Aparte de Carrefour, en Anged están integradas empresas como El Corte Inglés, Eroski, Ikea, Leroy Merlín, Media Markt, Toys ‘R’ Us, Worten, C&A y Conforama, entre otras.

Han pasado ya tres trimestres desde la primera declaración del estado de alarma, un periodo que ha sido catastrófico a nivel general para la economía. ¿Cómo ha sido este para las grandes empresas de distribución?

Desde aquel 14 de marzo hemos pasado de todo. Haciendo un poco de historia, lo primero que quiero destacar es la capacidad de adaptarse de las empresas que forman parte de nuestra asociación. En aquel momento inicial la principal preocupación de los consumidores era no quedarse sin abastecimiento. Hay que acordarse de las imágenes de las estanterías vacías. Por eso nuestro primer objetivo fue garantizar la seguridad de empleados y clientes y, después, el abastecimiento. Todo el sector hizo un esfuerzo ímprobo. Además,fuimos los primeros en adaptar en tiempo récord todos los protocolos de seguridad que afectaban a la operativa dentro de la cadena de suministro. Pese a todas las trabas que se nos han puesto, hemos podido seguir dando el servicio a los clientes, porque la mayor parte de nuestras empresas ya habían hecho antes de la pandemia una apuesta por la omnicanalidad, es decir, la confluencia de todos los canales de distribución, tanto digitales como físicos. Y por último, hay que destacar tanto la solidaridad de empresas como la de los empleados, quienes desde el primer día hasta hoy han estado ahí sin descanso, arriesgando su propia salud. Todo el mundo dio un paso al frente y eso es digno de reconocerse.

Durante todos estos meses las grandes empresas de distribución han destacado la mejora de sus protocolos de seguridad frente al virus. ¿Cree que están justificados los recientes cierres a los que se han visto sometidos por parte de la Administración regional?

Yo no puedo valorar si están justificados o no, lo que consideramos que es negativa es la discriminación a la que hemos sido sometidos. En la primera ola, cuando solo estaba autorizada la apertura de los establecimientos de actividades esenciales, no discutimos las normas de la Administración. Lo que sí que discutimos es la discriminación de la segunda ola, cuando, por una razón exclusivamente de superficie de venta, nos decían que los grandes establecimientos tenían que estar cerrados y los menores de 2.500 metros, no, independientemente del sector al que se dedicaran. Y no sabemos qué justificación sanitaria hay en esa medida. No lo entendemos. No solamente hemos aplicado todas las medidas de seguridad, sino que se han incrementado y mejorado.

Y eso supongo que supone una inversión...

Las empresas asociadas han invertido más de 140 millones en medidas de seguridad. Además, es que es una cuestión física. ¿Por qué somos más seguros? Porque tenemos más superficie, lo que facilita la adopción de protocolos de seguridad. Nosotros controlamos nuestros aforos electrónicamente, con programas diseñados específicamente para eso. Los contadores nos dan en todo momento información sobre el porcentaje de ocupación, y, cuando se llega al límite, se empiezan a controlar las entradas y salidas. También es muy importante la ventilación. Todas las empresas tenemos programas de renovación permanente del aire que garantizan unos bajos niveles de CO2, además de servicios propios de prevención, independientes de las inspecciones de la Administración. Además, se han invertido cantidades ingentes de dinero en formación de medidas de seguridad y protocolo y campañas de sensibilización para clientes y empleados. Incluso hemos habilitado métodos de cobro mucho más ágiles para descongestionar las cajas. A todo eso hay que añadir la limpieza y desinfección de todas las zonas de contacto y la coordinación de todos los proveedores que participan en la cadena de suministro para que aplicaran todas las medidas que se iban exigiendo. Hay que destacar que el Ministerio de Sanidad solo nos adjudica un 0,8 por ciento de incidencia en el ámbito laboral, uno de los porcentajes más bajos de todos los sectores. Si podemos garantizar esa incidencia en los trabajadores, digo yo que también podremos hacerlo en los clientes.

Pero del Ministerio de Sanidad también han partido muchas de las propuestas restrictivas que posteriormente han aplicado las comunidades autónomas.

El 17 de noviembre nosotros publicamos un escrito en el que nos hacíamos eco de una misiva que enviamos a la Administración, invitándola a que juntos tomáramos medidas de esa índole. Nosotros nunca nos hemos negado. Es más, hemos hecho cantidad de propuestas que prácticamente han sido desoídas por la Junta de Castilla y León. Por ejemplo, desde que se implantó el toque de queda, sin tener obligación por nuestra parte, y teniendo posibilidad de trabajar hasta las 22.00 horas, nosotros adelantamos voluntariamente el cierre de nuestros establecimientos a las 21.30 horas. Y hemos seguido por esa línea, haciendo propuestas de cierres adelantados que no han tenido ninguna repercusión. También hemos estado siempre dispuestos a hablar de control del aforo. Lo primero es garantizar la salud de empleados y clientes, pero lo que nos cuesta asimilar son las medidas discriminatorias, las que no afectan por igual a diferentes operadores del sector.

¿Hasta qué punto ha afectado esta situación al empleo?

No tenemos hecho ese cálculo. Imagino que una vez que pase todo esto se harán estudios, pero es público que algunas de las empresas están con expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) porque tenían paralizado el negocio. Claro que ha afectado, igual que a la facturación. Si tenemos en cuenta la primera y la segunda ola, hay establecimientos que han estado cerrados más de 135 días. Si a eso se añaden los domingos que no se les permite abrir, estaríamos hablando de que más de un tercio de los días de posible apertura han estado con la persiana bajada. ¿Quién aguanta eso?

No obstante, si miramos a países de nuestro entorno, se puede comprobar que también han tomado medidas severas. Alemania ha cerrado el comercio no esencial en Navidad, al igual que Reino Unido, y en Francia incluso algunos alcaldes se han rebelado contra esta medida...

Insisto en que no valoro las medidas globales, porque no nos corresponde a nosotros tomarlas. Cuando he tenido reuniones con la Administración les he trasladado que si el debate era economía o salud, no había debate, porque nuestra prioridad es la salud, nunca hemos dicho lo contrario. Ahora bien, creemos que puede hacerse una gestión oportuna de la situación para garantizar el abastecimiento de bienes y consumo y para que el impacto en la economía sea el menor posible. Cuando nos pongamos a calcular el impacto que está teniendo todo esto, yo creo que nos vamos a asustar. Respecto a las medidas que se toman en Europa, yo creo que son parejas a las situaciones que se viven en los diferentes países.

Aunque en marzo fuera difícil de prever, hemos llegado en esta situación a uno de los periodos más importantes para el sector: la campaña navideña. ¿Cuánto se juegan las empresas en estas semanas?

Depende de la actividad. En las 19 empresas que están asociadas hay de todo, pero se puede decir que entre las tres últimas semanas de noviembre y el mes de diciembre, quien más y quien menos se juega el 30 por ciento de la facturación anual. Pues bien, en ese periodo hemos estado prácticamente cuatro semanas sin funcionar. Ahora puede recuperarse algo, pero dos tercios de la campaña ya han pasado y se han perdido.

¿Ha habido en todo este periodo una comunicación fluida con la Administración regional?

Ha habido una mesa de diálogo, sí, pero la respuesta que nos han dado no ha sido la esperada. Sobre todo, respecto a las medidas de discriminación que van solo en función de la superficie de los establecimientos. Eso es, cuanto menos, cuestionable.

La pandemia también ha traído importantes cambios en la forma de consumir de los clientes. ¿Estaban preparadas las grandes empresas de distribución para librar la ‘batalla’ digital?

De todas las situaciones hay que aprender. Nosotros lo que hemos hecho muy rápido es ponernos al día. La pandemia ha cambiado los hábitos de compra de los consumidores y nuestra forma de vivir. Es algo que veremos cuando reflexionemos sobre todo esto. Hemos comprobado que el primer factor para elegir un establecimiento en el que comprar es la seguridad. El que hoy no piense en seguridad para empleados y clientes, no está al día, y no va a sobrevivir. Otro cambio es que los consumidores se han vuelto más racionales. Se han alcanzado niveles récord de ahorro y los clientes ahora planifican más lo que van a comprar para ver cómo pueden ahorrar. Un tercer factor a tener en cuenta es que el hecho de estar más metidos en casa cambia las prioridades de gasto. Por ejemplo, si no salimos, no necesitamos comprar ropa, y por eso ese sector ha caído más del 40 por ciento. Y el último aspecto  importante es la digitalización. Se ha creado un entorno propicio para que la gente que tenía desconfianza en el canal digital se haya lanzado a probarlo y haya comprobado que va bien. En ese sentido, la cuota se ha duplicado. Si en España el canal online representaba entre el uno y el dos por ciento, ahora estamos entre el tres y el cuatro por ciento. Hemos crecido en tres trimestres más que en los últimos seis o siete años. Estas cosas van a prevalecer en el futuro; el que se adapte, seguirá; el que no...

Antes ha sumado los domingos que no han podido abrir, porque no se lo permite la ley regional, a los cierres por la pandemia. ¿Considera que los diez festivos que permite Castilla y León y 16 en las zonas de gran afluencia turística, son suficientes?

Voy a hacer tres reflexiones que creo que responden a esta pregunta. Acabamos de hablar del crecimiento del e-commerce. ¿Cuántas horas abre el e-commerce? Veinticuatro, durante los siete días de la semana. ¿En qué sociedad moderna se ponen restricciones a la apertura del comercio cuando tenemos un canal que está abierto continuamente? Es como intentar poner puertas al campo. Tenemos que adaptarnos y competir con nuestros medios. Si tenemos una legislación que nos permite dar más facilidad al consumidor, deberíamos hacerlo. Cuantas más, mejor. En lugar de ser restrictivos, tenemos que ser aperturistas. ¿Cómo se puede hablar de ser restrictivo en 2021 después de un año con más del 33 por ciento de los días cerrados? No nos entra en la cabeza. Cuantas más facilidades tengamos para hacer funcionar la economía, mucho mejor para los negocios. Por otro lado, tampoco entendemos que, pese a nuestra recomendación, por ser un día clave, el domingo de la semana del Black Friday se nos niegue la apertura. En el calendario de 2021 tampoco se ha considerado.