El CNV abordará su renovación museística

Nacho Sáez
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El Centro Nacional del Vidrio ultima un plan que incluye hasta 2023 la compra de un nuevo horno, la reconversión de espacios y una renovación museística. Su deuda ha bajado de los tres millones de euros.

Uno de los trabajadores del Centro Nacional del Vidrio, en pleno proceso de elaboración de una pieza. - Foto: Rosa Blanco

A lo largo de la última década la perfección de las piezas que se realizaban en sus instalaciones, cuidaban hasta el más mínimo detalle por sus maestros artesanos en la línea de su legendaria historia, contrastaba con el paisaje de conflicto y decadencia que presidía la gestión de sus diferentes áreas. La Fundación Centro Nacional del Vidrio (FCNV) quedó asociada a los problemas por encima de la excelencia de la labor que se desarrolla en esa joya patrimonial y de arquitectura industrail que es la Real Fábrica de Cristales de La Granja. Un progresivo deterioro al que los responsables de esta institución están decididos a poner fin en un corto periodo de tiempo. 

Una de los primeros signos de ese cambio de tendencia fue la aprobación del proyecto para recuperar las cúpulas del edificio hace ahora dos años. Al aparecer unas grietas en el exterior del tambor de una de ellas, el Ministerio de Cultura inició un expediente para el estudio patológico de ambas que dio como resultado la redacción de un proyecto de rehabilitación que subsanara las deficiencias encontradas. Estas actuaciones no han perjudicado la visita normal del museo y se tomaron medidas de seguridad para que afectaran lo menos posible durante una restauración organizada en tres fases.

Una de las bóvedas ya se ha concluido y ahora las tareas se centran en la otra, que estará entregada en octubre. Dotadas con un presupuesto de alrededor de 1,5 millones de euros y marcadas por su rareza e importancia, esas labores consistían principalmente en subsanar las lesiones de humedades de filtración y el deterioro de los sistemas de cubrición al exterior, así como en el arreglo de morteros en mal estado en el interior, saneamiento de paredes y suelo y una nueva instalación eléctrica.

Obras realizadas en una de las cúpulas de la Real Fábrica de Cristales.Obras realizadas en una de las cúpulas de la Real Fábrica de Cristales. - Foto: Rosa Blanco«Eran muy importantes para la fundación», señala el presidente de su Patronato, Andrés Ortega, que confirma el compromiso existente para que el CNV reverdezca viejos laureles. Durante el próximo mes de septiembre verá la luz públicamente el plan estratégico que han elaborado el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Industria, la Junta de Castilla y León, la Diputación Provincial y el Ayuntamiento del Real Sitio de San Ildefonso, instituciones que se encuentran representadas en el Patronato. El documento contempla una serie de líneas de trabajo que abarcarán desde 2019 a 2023 y pretende convertir al CNV en un «centro de referencia a nivel mundial del vidrio», según subraya Ortega.

Encarna el punto de partida para tratar de dejar definitivamente atrás la crisis que golpeó con crudeza desde 2009 esta institución fundada por Felipe V. Ese año, el Estado anunció que reduciría en torno a un diez por ciento su aportación al centro, cuyo presupuesto era soportado mayoritariamente por las administraciones públicas. Menos de un año después, anunciaba un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que contemplaba el despido de quince trabajadores y 44 suspensiones temporales por periodos de tres meses. Aunque finalmente sus responsables acordaron con el Comité de Empresa que afectara sólo de forma temporal a 54 de los 70 empleados, en marzo de 2013 retomaron la intención inicial y llevaron a cabo más de una decena de despidos.

La búsqueda infructuosa de un plan de viabilidad y el malestar en momentos puntuales de los trabajadores por retrasos en el pago de las nóminas han marcado el último lustro del CNV, que ha sufrido para dar con la fórmula para cuadrar sus cuentas. La Escuela de Organización Industrial (EOI) asumió su gestión sin el éxito deseado, lastrada por una deuda que alcanzaba los 3,8 millones de euros –entre Hacienda, Seguridad Social, empresas energéticas, proveedores y sus empleados– y la necesidad de cuadruplicar sus ventas para ser viable y no tener que depender de las ayudas públicas.

Exteriores de la Real Fábrica de Cristales.Exteriores de la Real Fábrica de Cristales. - Foto: Rosa BlancoCinco años más tarde, la deuda  se encuentra por debajo de los tres millones de euros, según confirma el actual presidente de la fundación, que accedió a este cargo en noviembre de 2017. «El CNV está con los deberes hechos», subraya. «Sería el mejor resumen. Se ha corregido y se está corrigiendo el déficit que tenía la fundación mediante nuevas actividades y mediante nuevos recursos, como la venta de entradas o ventas en tiendas y las subvenciones extraordinarias que hemos recibido». En este sentido, la Diputación Provincial ha aportado a mayores 50.000 euros y el Ministerio de Cultura, 850.000, de los que unos 500.000 ya están en la cuenta bancaria del CNV mientras que el resto llegarán en septiembre u octubre.

Un balón de oxígeno para poder afrontar con mayores garantías ese plan estratégico 2019-2023 que está casi listo y que contempla importantes inversiones, una renovación museística y una reconversión de espacios de la Real Fábrica de Cristales de La Granja. «Es un proyecto muy ambicioso que habla de modernizar el museo y la experiencia del visitante en él. Que esa experiencia del visitante sea muy buena», señala Ortega. «Y va a pasar por reconvertir espacios de la fundación, una renovación museísticamente, la configuración arquitectónica de algunos espacios y por el lanzamiento nuevamente de cursos, formación y experiencias alrededor del vidrio… Todo ello contribuirá –siguiendo el plan que hemos realizado– a que esto sea un espacio vivo y un centro de referencia a nivel mundial del vidrio».

No se descarta incluso que pueda haber contrataciones de nuevos trabajadores. De hecho, la idea del Patronato es cubrir la plaza de un empleado que falleció y de otro que se ha jubilado dentro de una plantilla que actualmente se sitúa en 41 personas. A ella se va a incorporar también de forma inminente un nuevo director general, del que solamente se sabe que es un profesional de la gestión. 

Pero estos no constituyen los únicos contratos en los que trabaja el CNV, que se encuentra en el proceso de licitación para la compra de un nuevo horno «más moderno, que consuma menos y que produzca un vidrio de más calidad si cabe», según remarca el presidente del Patronato. «Lo necesitábamos y ya está reservado el dinero», añade, al tiempo que hace hincapié en la ilusionante etapa que se abre en el centro en su opinión: «Es una situación completamente distinta a la que había antes en la fundación. Hay un compromiso muy grande para poner la fundación en el sitio que se merece como real fábrica de cristales y siendo la más prestigiosa a nivel europeo. Ese compromiso firme de todos los patronos ha hecho posible esta subvención extraordinaria que hemos recibido y que todas las administraciones se hayan puesto a trabajar para conseguir todo esto de lo que vamos a hablar».

De la preocupación por la reducción de la deuda, por el pago de las nóminas de los trabajadores y por el mantenimiento de la actividad con dificultades, el CNV ha pasado a un escenario de transformación para el que se alzará el telón en septiembre con un acto en el que se espera contar con la presencia de un miembro destacado del Gobierno. Una jornada que se pretende que sea la rampa de lanzamiento para que la Real Fábrica de Cristales de La Granja sólo sea conocida por la exclusividad de las piezas que en ella se elaboran y no por sus conflictos laborales u otras circunstancias. Actualmente cuenta con un presupuesto anual en torno a 1,6 millones de euros.

CONDENA DE 34.000 EUROS. El Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Castilla y León ha estimado el recurso contencioso-administrativo interpuesto por la empresa Segoclean, que reclamaba al Centro Nacional del Vidrio (CNV) impagos por valor de 34.000 euros –el equivalente a siete mensualidades– más los intereses legales moratorios y las costas del proceso. La entidad pública se ha allanado a la demanda reconociendo la deuda –salvo en lo que se refiere a las costas, que el tribunal no ha impuesto a ninguna de las dos partes–, pero aún no ha abonado las cantidades reclamadas, algo que se espera que haga próximamente para poner fin a esta tortuosa relación mercantil.

El 9 de abril de 2014 la Escuela de Organización Industrial –entonces responsable de la gestión del CNV– sacó a licitación pública la concesión del servicio de limpieza de la Real Fábrica de Cristales de La Granja y del resto de instalaciones que forman parte de este histórico complejo. El 1 de agosto de ese mismo año se formalizó el contrato con Segoclean –única empresa que se presentó al concurso–, que presentó los certificados de estar al corriente de pago con la Seguridad Social y la Agencia Tributaria, necesarios para poder establecer una vinculación con administraciones o empresas públicas.

La mencionada empresa se subrogó a las dos trabajadoras que hasta ese momento se encargaban del servicio de limpieza, pero su relación con el CNV no tardó en enturbiarse. Este último dejó de pagar las cantidades pactadas en el contrato. Según fuentes de su Patronato, la razón era que comenzaron a llegar requerimientos del Juzgado, Hacienda y de la Seguridad Social por las deudas que el administrador de Segoclean mantenía en otra empresa, de la que se le declaró sucesor.

«Empezó a no pagar a las trabajadoras subrogadas del centro mientras que la fundación ha ido pagando las facturas a través de los requerimientos del Juzgado», esgrimen desde el CNV. Sin embargo, el abogado César Gómez Gonzalo, que ha representado a Segoclean en este procedimiento, tiene otra versión de los hechos. «La fundación atendía sólo parcialmente los requerimientos de pago que le llegaban de la Seguridad Social y del Juzgado. Sólo abonaban puntualmente algunas mensualidades pero con retrasos de un año y medio en muchos casos a la vez que acumulaba nuevas mensualidades. Y Segoclean no podía pagar a las trabajadoras porque tampoco le pagaban a ella», afirma el letrado.

vacaciones. En su argumentación contra la antigua concesionaria de su servicio de limpieza, el CNV también hace hincapié en que incurrió en incumplimientos de contrato por falta de material o ausencia de contrataciones para cubrir las vacaciones del personal. En este sentido, el representante de Segoclean apunta que «si es verdad que no estaba al corriente de sus obligaciones, la fundación debería haberse opuesto a la demanda y haberlo puesto de manifiesto en el procedimiento que se ha ventilado en el TSJ».

El contrato entre ambas partes se resolvió el 31 de julio de 2017 y ahora la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJ ha condenado a pagar al CNV 34.015,52 euros de las cantidades que adeudaba a esta empresa de limpieza, además de los intereses legales moratorios. Le exime del abono de las costas –que era otra de las pretensiones de la demandante– debido a que no aprecia «temeridad o mala fe» en la actuación de la entidad pública.