El juego que resiste

Agencias - SPC
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EEUU permite disfrutar de los hoyos al considerar su práctica algo esencial para la salud

El juego que resiste - Foto: KEVIN LAMARQUE

En plena semana de Masters de Augusta, pospuesto por la pandemia mundial que vive el planeta y que ha provocado el aplazamiento de este primer Grand Slam de la temporada, y de casi todos los eventos importantes de este año, el golf no se detiene en Estados Unidos, a pesar de ser uno de los países más castigadas por el coronavirus.

Entonces, una vez decretada la emergencia nacional por el presidente, Donald Trump, ¿por qué el golf sigue en marcha? Ese es el centro de la polémica, ya que la actividad de los campos de la consideran esencial junto a farmacias, supermercados y tiendas de alimentación. 

Mientras en Europa han cerrado sus puertas casi todos los campos y las competiciones han quedado suspendidas hasta nuevo aviso, en la nación norteamericana reabren los greens

Únicamente 13 estados (Maine, New Hampshire, Massachusetts, Vermont, New Jersey, Pennsylvania, Maryland, Wisconsin, Illinois, Michigan, Minnesota, Washington y Nuevo México) han prohibido totalmente su práctica. 

Florida ha sido el último en sumarse a la idea de que esta actividad es esencial para la salud y ya ha permitido disfrutar en los hoyos de dos campos del norte. 

 En Arizona, uno de los estados donde más se juega al golf, recientemente se disputó el Sun City Country Club, un torneo femenino de tres rondas que finalizó el pasado 2 de abril. El gobernador, Douglas Ducey, destacó que «no queremos que las personas se queden aisladas o atrapadas en sus hogares. El clima es bueno en este momento y hay que disfrutarlo, aunque con distanciamiento físico. Por su parte, Mike Brown, organizador del torneo, consideraba que mantenerlo durante una pandemia resultaba controvertido, pero «si los campos están abiertos y las jugadoras se siguen registrando, continuaremos», confesó. Haley Moore se proclamó campeona, con una ronda de 69 golpes.

Sin lugar a dudas, la relación del golf con Estados Unidos es muy estrecha, hasta tal punto que cuando tiene lugar la disputa de la Ryder Cup, todo el país se detiene. Con Tiger Woods como ídolo, con la celebración del circuito más oneroso y con el presidente Donald Trump como gran aficionado, no sorprende que sea el golf el deporte que resista hasta la pandemia del Covid-19.

Con y sin restricción

En 22 estados norteamericanos no existen limitaciones y 15 en los que se conceden algunos permisos, como ir solo en el buggie y no salir al campo más de dos personas por turno. Pero al ser tan grande el país, todo va por fases y la tendencia será la clausura gradual. Aunque por el momento no sucede lo mismo en Arizona, donde está instalado el golfista español John Rahm, segundo en el ránking mundial de una temporada que presumiblemente quedará incompleta. «Solo salgo para comprar comida y para entrenarme en el campo de Silverleaf. Por suerte, aún está abierto y puedo jugar», reflejó el vasco hace unos días.