Vestido largo, rojo y florido, melena rizada y una sonrisa perenne. Noemí Otero sabe que ‘La Pizarra’ no es una entrevista «al uso», aunque promete que no rehuirá ninguna pregunta porque «no me duelen prendas entrar al fondo de algunas cuestiones, aunque sean controvertidas».

¡Vamos ciudadanos!, en voz de Albert Rivera. ¿Qué siente?

Me recorre por el cuerpo emoción, entusiasmo y cambio. Estamos de camino al cambio y de ahí la arenga. ¡Vamos a por el cambio!

¿Cómo fue sumergirse en el pantanoso mundo de la política?

Casi por casualidad. Entré presentando mi currículum, pasando un proceso de selección, en el grupo municipal del Ayuntamiento de Segovia. Y de ahí, cuando tienes pasión y te implicas de verdad en algo, acabas hasta el tuétano.

¿Ya era líder en el colegio? No sé, quizá delegada de clase.

Pues sí, la verdad. Mi amiga Lidia me dice que soy una ‘resolvedora de problemas’. Al final esto de la política era un destino casi inevitable.

Poca gente se viste de naranja, porque es un color con mucha fuerza, incluso osado. ¿Es persona osada? 

En el sentido positivo, creo que sí. Me adentro en cualquier problema con el fin de solucionarlo y atajarlo. No me duelen prendas en entrar al fondo de algunas cuestiones, aunque sea controvertida, no muy correcta o no muy agradable.

Aunque los budistas sí lo hacen (vestirse de naranja), como símbolo de la felicidad que les aporta su vida de iluminación.

Estoy muy cómoda con el naranja. Como ya dice nuestro líder autonómico, Francisco Igea, Ciudadanos es el partido de la alegría, de la ilusión y del cambio. Lo de los budistas no es casualidad. Fíjese, no descarto que le cojamos esa idea, la de los budistas.

Y en meditación, el naranja se utiliza para salir de procesos depresivos. ¿Tanta depresión hay en la política española?

Desde luego. Y en Segovia más que depresión hay letargo, adormecimiento. Es necesario abrir ventanas, despertar Segovia al siglo XXI y demostrar que esta ciudad puede ser punta de lanza y ejemplo de modernidad y de futuro.

¿Ser ‘liberal’ es un eufemismo de ser ‘de derechas’?

No, desde luego que no. Ser liberal es tener libertad para poder vivir como quieras. Ser liberal implica estar a la cabeza en propuestas o cuestiones trascendentales, como es la gestación surogada o como puede ser el colectivo LGTBI y eso está muy alejado de lo que, tradicionalmente, se entiende como ser ‘de derechas’.

¿Se imagina como alcaldesa?

Por supuesto. Para poder trabajar, tener aspiraciones y transmitir ese cambio que propugnamos tengo que visualizar nuestro objetivo. Si no tengo la capacidad de verme como alcaldesa, no estaría aquí.

Su primera decisión si tomara el bastón de mando.

Hablar con todo el mundo para tener un plan para Segovia, que es mi proyecto estrella, para ser una ciudad moderna, de futuro y dar la bienvenida al siglo XXI.

Ciudadanos presume de haber roto el bipartidismo. Para la salud democrática de este país, ¿es sana esta amalgama de fuerzas del actual panorama político?

Estoy segura. La base del desarrollo, del progreso y del futuro, al final es el diálogo, ser capaz de llegar a acuerdos, tener consenso. Todo gobierno monocolor, aunque sea en minoría, se dedica a aplicar el rodillo. Estamos hartos de rodillo. Es el momento del diálogo y el consenso.

Si pincha en Google y escribe ‘los pactos más famosos de la historia’. La primera entrada son los los pactos con el diablo’. ¿Con quién no pactaría?

Primero hay que sentarse y hablar de todo y con todos y ver qué se puede asumir y qué no. La cuestión es pactar sobre cosas no sobre personas. Marcos de Quinto ya ha dicho: «el que Ciudadanos tenga opción de pactar con todos no es falta de rigor sino falta de sectarismo». Tenemos mente abierta, miras amplias y eso es lo que nos permite pactar con las distintas personas pero solo pensando en proyectos.

Si le digo ‘trifachito’…

¿Qué le respondo? Me parece una necedad, sinceramente.

Son las ‘malas lenguas, murmurando que me dejas’, canta Santiago Auserón. Las malas lenguas hablan de que acumula mucho poder en Ciudadanos. Defiéndase.

Ni acumulo ni no acumulo. Durante las ‘vacas flacas’ hemos sido muy poca gente y hemos tenido que realizar una labor muy ardua y ahora es el momento del cambio, como dice nuestro líder Rivera, el momento en el que vamos siendo más y mejores cada vez. Por lo tanto, es el momento de abrir el abanico a todos. Pero, desde luego, construir todo lo que teníamos construir requería absoluta implicación con el proyecto y es lo que yo he tenido. No es acumular poder es implicación verdadera.

Rivera vino a Pedraza para el arranque de campaña a las generales. Dígame, ¿cómo es el líder de su partido en la distancia corta?

Es una persona normal, tímida y un poco vergonzosa. En ese sentido, yo me identifico un poco con él. Cuando estás en un debate o entrevista estás en un trabajo, tienes que demostrar arrojo… Luego, cada uno, en su vida privada puede ser tímido. El otro día, por ejemplo, acudí a un musical sobre Queen en el teatro Juan Bravo. Una persona, a mi lado, exclamó: «la futura alcaldesa tiene más marcha que la de ahora». Me moría de vergüenza. Pero claro, tengo que seguir con mi vida normal.

La prensa ‘rosa’ anda revolucionada con el idilio de Albert Rivera con Malú. ¿Le interesa?

Cada uno tiene derecho a tener su vida privada. Los políticos tienen que solucionar problemas. Es lo que nos piden los ciudadanos.

¿Con quien no iría nunca en un Bla Bla Car?

Con alguien que fuese aburrido.

Toni Cantó acaba de obtener un buen resultado en la Comunidad Valenciana.  ¿Alguna serie de la que es fiel seguidora?

¿Serie? ‘Cuéntame’, de TVE. No me he perdido ningún episodio. Asocio la serie a toda mi vida, cuando iba al colegio la veía con mis padres, en la universidad con mis compañeros de piso, ahora también en mi casa… La familia Alcántara ha sido una compañía permanente.

¡Apueste! ¿Quién ocupará el Trono de Hierro?

No he visto ‘Juego de Tronos’, lo siento. Y mire que mi jefe siempre me lo dice, que lo vea. 

¿Dispuesta a dar el pelotazo el 26-M?

Por supuesto. No lo dude. Ayer [por el lunes] dije que en tres semanas íbamos a hacer historia.

«Puedo prometer y prometo», lo dijo Adolfo Suárez. Dígame, una promesa, que quede aquí, si ocupa la Alcaldía. A Guillermo San Juan (Podemos-Equo) le propuse que se afeitara la barba. ¿Usted el pelo?

Noooo, me muero. ¡¿Qué dice?! Me vería muy distinta. Si tuviera que hacerlo por una causa solidaria, donarlo… pues lo haría. Pero no por otras cosas. No soy de apuestas. Sí le digo que lo único que puedo prometer es trabajo y partirme la cara para que Segovia vaya mucho mejor.