La quinta ola frena las reservas anticipadas en los hoteles

David Aso
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El Hotel Palacio Ayala Berganza echa definitivamente el cierre mientras la mayoría del sector recurre a ofertas para captar clientes que no se deciden hasta última hora, aunque la demanda, por ahora, va en aumento

Recepción del Hotel Corregidor. - Foto: Rosa Blanco

El Hotel Palacio Ayala Berganza echa el cierre «definitivamente», según confirma su gerencia. A principios de año, después de Reyes, lo hizo de manera temporal (como casi todos), y en junio aún se debatía entre reabrir o no, dada la previsión de mejoría del turismo, progresiva aunque lenta e incierta. Sin embargo, la estructura de costes del negocio que acogía desde hace diez años este emblemático palacete del siglo XV, situado en la calle Carretas, a dos minutos de la iglesia de San Millán, no podía soportar una reapertura en precario con la incertidumbre que viene sufriendo el sector, ahora agravada por la quinta ola. Cierto es que la reescalada, de momento, no está provocando demasiadas cancelaciones en esta provincia; pero también en buena medida porque este verano, más que ningún otro, la inmensa mayoría de los clientes no hace reservas hasta última hora.

«El problema que estamos teniendo es que las reservas con antelación ya estaban bajas, se esperaba que aumentaran en la segunda quincena de julio y con este repunte de contagios, evidentemente todo va a ser más difícil», apunta el presidente de la asociación Hotuse (Hostelería y Turismo de Segovia, antes AIHS), Jesús Castellanos. Destaca que los alojamientos están registrando altos niveles de ocupación en fin de semana, pero bastante menos en días laborables y «con este panorama todo se complica», si bien distintas voces del sector apuntan mayoritariamente que este verano por lo menos está siendo mejor que el anterior, aunque no llegue a los niveles de los veranos previos a la pandemia.

«Es cierto que Segovia no está ahora mismo entre las peores provincias», matiza Castellanos. Ni a nivel epidemiológico o sanitario ni económico, «pero no hay nada peor que la incertidumbre para esperar reservas con antelación». «Tenemos que confiar en los clientes de última hora, esa es la esperanza que tenemos y a eso nos debemos agarrar para pensar que aumentará la actividad a partir de esta segunda quincena de julio, pero haciendo un esfuerzo por ser optimista», incide. 

Unos turistas descargan maletas en la Plaza Mayor de Segovia.Unos turistas descargan maletas en la Plaza Mayor de Segovia. - Foto: Rosa BlancoLa temporada alta de los hoteles de Segovia en verano se suele concentrar sobre todo en las últimas semanas de julio, agosto y las primeras de septiembre. «Si la quinta ola no provoca hospitalizaciones, las autoridades nos dejan trabajar entonces y todo eso permite un aumento de la actividad que dé sentido a tener los hoteles abiertos, cubrir gastos e intentar alcanzar algo de beneficio al final del verano, bienvenido sea, aunque no se pueda aspirar a tener una campaña normal», concluye. 

Con la oferta de habitaciones más reducida en Segovia por hoteles que no han abierto (un clásico como Los Arcos sigue cerrado, aparte del citado cierre definitivo del Palacio Berganza), una demanda turística muy inferior a la de veranos sin pandemia está sirviendo al menos para que las ocupaciones no caigan tanto como podía temerse en los hoteles que sí están operativos. Muchos están mejor que  hace un año, cuando la campaña estival terminó valorándose como buena, dadas las circunstancias; aunque la prueba del algodón vendrá en agosto y los extranjeros escasean en los hoteles aunque ya se vean más en los restaurantes por los excursionistas de día.

«Nosotros de momento no hemos notado cancelaciones por esta quinta ola, pero sí que es verdad que la gente hace reservas de hoy para mañana», advierte el director del Corregidor, Juan Carlos Santos. Las políticas de cancelaciones se han flexibilizado en el sector como nunca y en el caso de este hotel, gratuitas para reservas a cuatro días vista o incluso dos, según sean los niveles de ocupación de esas fechas. Pero, aun así, las reservas que tenía registradas hasta este miércoles sólo cubrirían «alrededor del 18%» de su capacidad (62 habitaciones), mientras que «en un año normal» a estas alturas deberían estar «sobre el 50%».

El Corregidor ha reabierto este mes y está registrando una ocupación que «rondará el 70%» de media. «El fin de semana suele ser superior, entre semana igual el 58 o 60%, pero es verdad que esta semana está subiendo». Sin pandemia, Santos recuerda que la ocupación antes de la pandemia en un julio normal solía estar al 75%, y en un julio muy bueno igual al 88 o 90%», así que considera que puede «dar por bueno» el balance de estas primeras semanas de reapertura.

«También es cierto que estamos ofreciendo precios muy baratos, por debajo incluso de los del año pasado, y sí que puedo decir que, a fecha 11 de julio, teníamos más ocupación que el año pasado y la producción estaba siendo la misma». Un negocio similar atendiendo a más clientes, «pero esa ocupación alegra la vista», aprecia.

En estas semanas también han podido sacar a todos los que tenía en ERTE, aunque «es probable» que algunos deban volver en breve como consecuencia de los altibajos en la cantidad de clientes alojados.

CÁNDIDO, CON EXTRAS. El caso del Hotel Cándido sorprende porque, a diferencia de otros, vivió un verano con pandemia en 2020 que, en lo económico, resultó «mejor que 2019» sin ella. «La piscina es una ventaja y tuvimos muchas estancias largas de personas, familias, que cambiaron un hotel de costa por el nuestro», reconoce su director, Alberto López.

«Este verano también estamos trabajando bien, no tanto como el pasado, en el que trabajamos como nunca buena parte de julio y agosto, pero debemos de estar en los niveles de 2019», calcula. De hecho, ha sacado a toda su plantilla del ERTE e incluso la ha reforzado con extras eventuales. «Sobre lo que puede estar afectando la quinta ola no sabría decir, todavía no la estamos notando porque contamos con reservas que vienen de semanas anteriores y muchas cancelaciones no está habiendo. Yo creo que algo se va a notar y quizá éste sea un buen verano pero más tranquilo que el anterior porque la gente tiene la preocupación por el aumento de contagios. 

No obstante, «aunque la vacunación avanza hay mucha prudencia y a pesar de que aún no se note la quinta ola, sí que ha bajado la alegría de hacer reservas», matiza, en la línea que también apuntaba su colega del Hotel Corregidor. «Ahora se dan muchísimas reservas de última hora. Un lunes te encuentras con que tienes 40 para el miércoles y de repente subes a 70 u 80 en un día». Y por otro lado, percibe también más moderación en el gasto de los clientes en todo aquello que no sea el alojamiento, léase cafetería, servicios de habitación… «No olvidemos que el año pasado el verano llegó después de tres meses de pandemia y ahora llevamos quince» destaca. En cualquier caso, «al menos por ahora se van cumpliendo las expectativas, así que contento dentro de lo que cabe».

«Los fines de semana estamos trabajando muy bien», valora. Estima que en julio se sitúan en torno al 80%, con viernes y sábados llenos o casi y entre semana al 65%, aproximadamente, aunque subiendo apoyados en «precios más económicos». «Estamos teniendo algún evento pequeño de empresa, aunque sí que es verdad que con grupos más reducidos que antes, y trabajando también el evento de celebraciones», impulsado además por la reciente apertura, el mes pasado, de un nuevo edificio y un entorno renovado para bodas, comuniones o reuniones de empresa con capacidad para 300 personas. Las bodas de ahora también son más pequeñas que las de antes y «casi todo se celebra en el exterior salvo el propio banquete», pero «se van pareciendo a lo que eran».

Coincide en esa apreciación con Rocío Ruiz Aragoneses, quien valora cómo ha aumentado la actividad de José María Eventos gracias sobre todo a las bodas, que no le faltan ya «desde junio hasta octubre», gracias a las que se habían programado para este año, pero también por las que vienen de cancelaciones del anterior. En el Restaurante José María, mientras tanto, «realmente se está trabajando muy bien por ahora», a pesar de la nueva ola. «Al final tenemos un perfil de clientes que en su mayoría están ya vacunados, incluso con las dos dosis, así que bueno, no estamos al 100% como antes de la pandemia, pero sí que estaremos al 70%», continúa Ruiz. Mejor que el año pasado y con el impulso que dan ilustres visitas como la del cantante Luis Fonsi en junio, que coincidió con Ortega Cano, o la semana pasada el ciclista Alberto Contador. «Incluso vamos viendo más extranjeros, sudamericanos, algún asiático, y mexicanos casi todos los días», destaca.

Mientras, el presidente de Hotuse, en una valoración más general, señala que los restaurantes han vivido «una primera mitad de julio regular, pero siempre suele ser así, por lo que decir esto se puede considerar como positivo», y valora además que vienen de hacer un mes de junio «bueno», a pesar de todo. «La esperanza está en la segunda quincena de julio, agosto y hasta el 10 de septiembre, más o menosm, que es donde se concentra la temporada alta de verdad». «Confío en que al final podamos aguantar y no paremos de trabajar», pero sin dejar de cruzar los dedos por la quinta ola, las restricciones que pudiera conllevar y sus irremediables consecuencias para la actividad turística.