«Somos un servicio esencial pero en realidad no podemos trabajar porque no tenemos suficientes medios de protección y el riesgo de contagio es muy elevado», lamenta Ana Belén Esteban. «Atendemos urgencias por teléfono, mandamos recetas por Whatsapp y en lo que va de confinamiento he atendido de forma presencial a tres pacientes », aunque sus ingresos son «cero» porque no les cobró. Incluso decidió donar casi todo su material de protección a un hospital: «Mascarillas, guantes, batas... casi todo lo que teníamos. Moralmente no me podía quedar con todo eso y que luego estén los profesionales con bolsas de plástico e impermeables». Al fin y al cabo, para su labor necesita muchos más medios y ahora tampoco se dan las condiciones para hacerlo viable.
En su clínica (Esteban Salamanca, de Cuéllar) trabajan cinco odontólogos, cinco auxiliares y una persona de limpieza, pero solicitó un ERTE y se lo concedieron. En estas semanas, sin embargo, todo son gastos. «No pago sueldos, pero sí cuota de autónomos, la consulta, y ahora estamos como locos buscando material para prepararnos de cara a la reapertura», aunque todo son dudas. «Trabajamos a 20 centímetros del paciente, nada de dos metros, y necesitamos mucha protección. El Colegio nos manda nuevos protocolos, que son muchos; las casas comerciales nos bombardean y estamos mirando para comprar nueva aparatología. Mamparas, pantallas de protección, geles...». Sólo en la adquisición de una máquina que absorbe aerosoles acaba de invertir 3.000 euros, a pesar de que se han juntado muchos colegas para conseguir como grupo precios más económicos.
Los costes suben y admite que podrían tener que repercutirlo en los precios para el paciente, mientras el mercado no pinta bien a medio plazo. «Al principio tendremos tratamientos a medias que terminar, pero después todo lo que sea demanda de tratamientos estéticos bajará, igual que en la crisis anterior; y con tantas medidas de protección tardaremos más en tratar a cada paciente, por lo que haremos menos por jornada, y luego está la dificultad de trabajar dos mascarillas, gafas, pantalla...». Mucha incertidumbre y, de momento, según lamenta, sin ayudas a la vista por parte del Gobierno para sobrellevar tantos cambios.