A Javier Plaza, de la peluquería Javi Plaza, del barrio segoviano de San Lorenzo, el cierre se le está «haciendo muy cuesta arriba». «Personalmente lo estoy llevando mal, necesito trabajar, tener contacto con la gente y ganar dinero, aunque al menos he cobrado por fin la prestación, 661 euros», valora. Lleva desde 2012 como autónomo, cerró el 14 de marzo y se ha acogido a la opción de dar de baja su actividad laboral. «Me estaré ahorrando unos 1.000 euros entre seguros sociales, la cuota y demás», pero nada compensa el presente y el futuro. «En proporción con los gastos soy afortunado porque ya acabé de pagar por el local. Luego en una peluquería la mayor parte de los costes son mano de obra, no tengo género que vaya a perder ni tengo empleados pero claro, preferiría estar trabajando», insiste.

«Lo peor que llevo es la desinformación para todo, el no saber oficialmente en qué condiciones podremos reabrir, aunque está claro que nos vamos a tener que acostumbrar a trabajar de otra manera: muchas medidas de higiene, clientes más espaciados, más tiempo que dedicar a cada uno para cortar el pelo y arreglar barbas... Y trabajando menos, pues menos ingresos», resume.

Incluso teme que cuando pueda reabrir se encuentre con menos demanda. «Nada más hay que ver que todos los días llegan fotos de clientes que se han pasado la máquina en casa, clientes que venían a arreglarse todas las semanas». Pero aun así quiere ser «optimista». «No sé cuánto tardaremos, pero esperemos terminar volviendo a la normalidad», concluye.