La Catedral de Segovia ha acogido este domingo la festividad de San Roque, que dadas las circunstancias actuales, se ha trasladado de la parroquia de San Millán a la seo segoviana. Un acto presidido por el deán, Ángel García Rivilla, ante la ausencia del obispo, César Franco, y oficiado por el párroco Jesús Cano. Autoridades civiles y religiosas han renovado el voto de la ciudad a San Roque, en las palabras de la alcaldesa Clara Luquero.
Este ha sido el mensaje de la regidora:
"Acudo ante ti, Señor San Roque, abogado de la peste e intercesor entre el señor Dios y los hombres, a renovarte la fidelidad de esta ciudad noble y agradecida. Hoy queremos en el ofertorio de esta celebración de la Eucaristía renovar el voto que un día en el año 1599 hiciera el Consejo de la nuestra ciudad de Segovia en agradecimiento a tu intercesión por haber sanado tantos contagiados del mal de la peste. Aceptad señor San Roque la ofrenda del pueblo de Segovia que depositamos ante vuestra imagen, tened por renovada la fe antigua de esta ciudad, concedednos la esperanza de la salud espiritual y temporal y dad a este pueblo nuestro la singular virtud de la caridad.
Señor San Roque interced ante Dios y su madre por esta ciudad de Segovia, interced por el barrio y parroquia de San Millán que hoy celebra solemnemente esta fiesta, interceded por todos los hombres y mujeres de este pueblo, por los niños y los adolescentes, por todos los vecinos de esta ciudad, interceded por todos los españoles, hasta que otra vez, en el año venidero, volvamos a postrarnos ante tu imagen para ofrecerte este voto de fe y esperanza en la fiesta con que para estas fechas, Señor San Roque, te honramos cada año. Amén".
El deán, Ángel García Rivilla, ha querido poner en valor durante la eucaristía "la figura de este gran santo", y ha señalado que "son esos faros luminosos que siempre están poniendo luz y resplandor". Además, ha pedido a los segovianos unidad, porque la pandemia, afirma García Rivilla, ha sacado una visión individualista de la ciudadanía y de consumo.
Los segovianos han asistido a este acto festivo, guardando las distancias, y copando todos los asientos habilitados en el entorno del altar mayor de la Catedral de Segovia.
Esta tradición se remonta a 1599, cuando una gran peste asolaba la ciudad. Reunido el Concejo en la catedral, pidió la intercesión a San Roque para sofocar la enfermedad, y la peste empezó a remitir.