Brotes verdes en tierra yerma, justo después de perder 2-0 en casa del Atlético de Madrid, de ser señalado como el único equipo de toda la Liga de Campeones que aún no ha tirado a puerta, de ver cómo Koeman está día sí y día también agitando los brazos para no caerse del alambre… Sería complicado explicar por qué brota cierto optimismo sin que ni Koeman ni el Barça hayan hecho nada. 

Primero, por la fogosidad del factor Gavi, conocido primero como el niño de la polémica cuando Luis Enrique levantó su cromo en la convocatoria, después como el niño de la indignación (o la provocación consumada) cuando le entregó la titularidad ante Italia… y ahora, en el Camp Nou, el niño de la esperanza después de las dos exhibiciones en la fase final de la Liga de Naciones. 

La Masía, seña de identidad no solo por orgullo sino por fútbol (los mejores momentos de la historia moderna del Barça han coincidido más con buenas camadas de canteranos que con grandes aciertos en los fichajes), era parte de esa tierra yerma: un páramo de apariciones puntuales e intermitentes (un Fati que se rompe de gravedad, un Mingueza irregular, un Riqui Puig que no explota, un Moriba que huye, un Balde que se rompe al poco de debutar…). De repente, la irrupción de Gavi con la selección española, apenas un puñado de minutos después de debutar en la élite, ha inyectado un quintal de optimismo: el muchacho de 17 años que desesperó a Verratti y a Pogba. 

El Barça se 'refuerza'el maestro. A su lado, sobre el césped italiano, estuvo Sergio Busquets. Justo antes de viajar con España, el mediocentro de Sabadell fue uno de los grandes señalados en medio del desastre general del Barça en las dos grandes citas disputadas (Benfica y 'Atleti'): desubicado, incapaz de sostener al equipo ante el despliegue físico de los adversarios… Y de repente, ante dos de las selecciones más exigentes del planeta, reaparece como uno de los mejores 'cincos' del mundo. Dominó ampliamente la semifinal, más aún después de que Italia se quedase con 10; y dominó buenas fases de la final, tomando parte del preciso triángulo (junto a Eric García y Laporte) que minimizó el impacto de Benzema y Mbappé durante la inmensa mayoría del choque. 

Busquets, el jugador superado en el Barça, fue el jugador superior en España. Y la idea de que «no está acabado», una teoría plausible este curso en can Barça, es pura energía en estos momentos de bajón. 

el gol. Con la salida de Messi y Griezmann, el club ha perdido en torno a los 60 goles por temporada y el equipo, ofensivamente, sigue en la UCI. Mientras los números en la Liga de Campeones son penosos (solo cinco equipos siguen sin marcar... y solo uno de ellos, el azulgrana, aún no ha disparado entre los tres palos), las estadísticas de la Liga también son pobres para un aspirante al título: apenas 11 goles anotados (la mitad que el Madrid) y solo 65 disparos realizados, octavo en este 'ranking'. 

La vuelta a la actividad de Ousmane Dembelé y el Kun Agüero es una noticia estupenda para Ronald Koeman: si el problema del Barça no solo está en la sequía sino en la nulidad para generar ocasiones de gol, un agitador como el francés y un goleador puro como el argentino deberían desahogar al equipo en la carencia más evidente del presente curso.