El agua, servicio todavía más esencial en tiempos pandemia ¿Cuál ha sido la gestión operativa de Aquona para garantizar el suministro a los ciudadanos?

Antes de declararse el estado de alarma y a medida que avanzaba la incidencia de la covid-19 en nuestro país, comenzamos a tomar decisiones y adoptar medidas preventivas con un doble objetivo: garantizar servicios esenciales como el abastecimiento, el saneamiento y la depuración de aguas y proteger la salud de nuestros trabajadores y clientes. De esta manera, pusimos en marcha el modelo de ‘operación adaptada’, creando equipos independientes de trabajo, paralizando la actividad de todas las personas mayores de 60 años o pertenecientes a grupos de riesgo e incrementando todavía más las medidas de higiene y prevención en instalaciones. Además, instalaciones como las estaciones de tratamiento de agua potable de Palencia, Ponferrada y León, ésta última gestionada por Aguas de León, sociedad mixta participadas por Aquona, pasaron a modo ‘presencia permanente’; es decir:  el personal, organizado en turnos de una o dos personas, permanecía confinado siete días en las plantas, con el propósito de reducir el riesgo de contagio y garantizar así el funcionamiento de las plantas. En cuanto a las oficinas, procedimos al cierre de todas ellas, apostando por el teletrabajo y promoviendo una transformación digital de nuestro modelo de atención al cliente, reforzando los canales no presenciales de atención. 

La CE ha pedido a España que la salida de la crisis pase por el agua. ¿Cuál es el papel de las empresas del sector en la recuperación? 

Se trata de una cuestión de responsabilidad colectiva. Las empresas tenemos un papel fundamental para lograr la reactivación económica del país y en el caso del sector del agua contribuimos al desarrollo de otros sectores, generando confianza y empleo en la economía verde y ejecutando proyectos para avanzar en el desarrollo sostenible y actuar frente la emergencia climática. Desde Suez en España, grupo del que Aquona forma parte, proponemos un gran pacto social que se fundamenta en tres grandes ejes: Solidaridad; Infraestructuras verdes-transición ecológica; y el eje del empleo, basado en la creación de empleo de calidad, inclusivo y duradero. 

En un país que invierte un 80% menos de lo necesario en renovar las infraestructuras hidráulicas, ¿es posible superar con éxito esta crisis con la fórmula que plantea?

La obsolescencia de las infraestructuras hidráulicas en España es desde hace años un problema endémico. Hemos visto efectos económicos muy preocupantes en determinadas poblaciones que no tenían preparadas sus infraestructuras para mitigar fenómenos climatológicos adversos. La recuperación tiene que ir acompañada de una red de infraestructuras sostenibles que se anticipen a las consecuencias derivadas del cambio climático y preserven el agua y la biodiversidad de nuestros entornos locales. Y esto pasa por una fuerte inversión en la modernización de las infraestructuras. 

¿El Plan de Recuperación del Gobierno y los fondos europeos que se han anunciado pueden ser el impulso definitivo para la inversión? 

Constituyen una palanca fundamental. El Consejo Europeo dictaminó que España debe recibir el 30% de las ayudas asociadas al ‘Green Deal’ y a los Fondos de Reconstrucción, algo que supone la dotación de 140.000 millones destinados a proyectos de transición ecológica y digital y economía verde. Para materializar esa transición, Europa ha reconocido al sector del agua como motor de la transformación, una premisa que también ha asumido el Gobierno de España dentro de su Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia. Por ello, desde la Asociación Española de Empresas Gestoras de los Servicio de Agua Urbana de la que formamos parte, se han elaborado 500 propuestas con un presupuesto que supera los 12.400 millones que además de alcanzar los objetivos ambientales, reactivarán la economía local y reforzarán la cohesión en el territorio. 

¿Las alianzas y la colaboración público-privada resultan entonces indispensables?  

Todos debemos remar en la misma dirección. La colaboración público-privada es clave para canalizar las ayudas europeas y ser motor de la reconstrucción. La colaboración entre administración y empresas tiene que mover recursos financieros y ejecutar en menos de 3 años las inversiones sostenibles y necesarias para frenar el cambio climático y velar el bienestar de los ciudadanos. 

El momento que estamos viviendo ¿ha frenado la lucha contra el cambio climático o puede ser un punto de inflexión?  

Es ahora o nunca. De hecho, nuestro ‘pacto social’ como respuesta a la crisis está cimentado en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y de la Agenda 2030 de la ONU. En Aquona lo entendimos hace años cuando integramos el desarrollo sostenible como pilar fundamental de nuestra gestión y fijamos metas concretas en torno a los 17 ODS en nuestra propia estrategia empresarial. Hemos conseguido hitos vinculados a la lucha contra el cambio climático, la promoción de la economía circular, la preservación y el acceso al agua, la protección de la biodiversidad y los avances sociales en equidad e inclusión. 

¿Cuál es la situación actual en Castilla y León? 

No podemos negar que la pandemia ha impactado en el impulso a la Agenda 2030 o al menos que ha frenado la inercia positiva pre-coronavirus. No obstante, la apuesta tanto de los ayuntamientos como por nuestra parte sigue siendo la misma y trabajamos día a día para avanzar en materia de desarrollo sostenible a nivel local y regional. En el último año conseguimos evitar las emisiones de más de 22.000 toneladas de CO2 con el origen renovable del 100% de la energía que consumimos.  En 2020 estamos trabajando para alcanzar y mejorar los valores del año pasado. También impulsamos acciones de sensibilización ambiental que en 2019 llegaron a 3.500 escolares y 297.000 clientes. 

Ese pacto social que se está trabajando desde Suez y Aquona, ¿puede servir para contribuir a solucionar problemas como la despoblación?

Dotar a pequeños y medianos municipios de unas infraestructuras renovadas que garanticen a sus vecinos el bienestar y que favorezcan a la creación de empresas ayudará a fijar población en la Comunidad. Si, además, generamos actividad económica y empleo local y fomentamos la digitalización, podemos hacer de nuestros pueblos un lugar atractivo para las generaciones más jóvenes.  En los 50 años que llevamos operando, siempre hemos apostado por la creación de empleo directo e indirecto a nivel local. Actualmente somos más de 570 trabajadores, procedentes del territorio en el que estamos presentes. 

Hemos abordado el lado ambiental del concepto de sostenibilidad, pero hay una parte social que en el contexto presente se hace más necesaria si cabe ¿Qué iniciativas se han llevado desde Aquona en el territorio en este ámbito? 

Nos adherimos al Plan Cruz Roja Responde en favor de las personas más afectadas por las consecuencias de la pandemia.  Además, hemos reforzado nuestros mecanismos sociales para proteger y garantizar el abastecimiento de agua a los colectivos más vulnerables como los fondos y tarifas sociales y las bonificaciones en la factura de agua. Durante los últimos meses hemos firmado convenios de colaboración con Cruz Roja en Castilla y León para la creación de fondos sociales que se suman a los ya existentes. En estos momentos el 100% de nuestros clientes están cubiertos por nuestros fondos sociales y, por supuesto, no cortamos el agua a nadie que no pueda pagarla, un principio que llevamos aplicando años antes de la aparición de la covid-19. Por otro lado, la contribución a la comunidad es inherente a nuestra actividad. En el último año invertimos más de 90.000 euros en proyectos sociales, reforzando así nuestra implicación en el territorio.

¿Qué hemos aprendido en este 2020 y cuáles son los retos que se nos plantean en 2021?

Destacaría tres aprendizajes importantes. En primer lugar, hemos aprendido que la salud de las personas está ligada a la salud del planeta. Debemos cuidarlo y continuar trabajando en soluciones que nos ayuden a mitigar el cambio climático, con la vista puesta en la cooperación global. En segundo lugar, el covid-19 ha multiplicado la resiliencia y la innovación de las empresas y las personas. Hemos acelerado nuestra transformación digital, dando un salto cualitativo en la calidad del servicio y avanzando hacia unas nuevas formas de trabajar más flexibles. Por último, el papel relevante de las empresas en defensa del interés general en los momentos más difíciles de esta pandemia y que seguirá liderando el compromiso social y la recuperación económica de este país.