Segovia también se recalienta

Sergio Arribas
-

La temperatura media en la capital sube un grado en los últimos 100 años y podría aumentar otros tres antes de 2050. La nieve se presenta ahora más días en primavera, mientras los inviernos son menos fríos y con menos lluvias

Embalse de Linares del Arroyo, en una imagen de archivo. - Foto: ICAL

Un deshielo generalizado de los polos, extensas inundaciones en zonas bajas del planeta por el aumento del nivel del mar, fenómenos meteorológicos extremos y millones de desplazados. No es la Apocalipsis bíblica sino el escenario que espera al planeta si no se toman medidas para frenar el calentamiento global. La Cumbre del Clima (COP25) que acoge Madrid, con 196 países representados, aunque con notables ausencias, como Estados Unidos y China, persigue la adopción de medidas urgentes, para cumplir el Acuerdo de París, detener la alteración del clima y su impacto, y evitar llegar a un punto de «no retorno».

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) presentó este martes en la COP25 de Madrid su informe anual sobre el estado del clima en el que señala, entre otros aspectos, que 2019 será el segundo o tercer año más cálido desde que existen registros fiables, esto es, desde 1850; señalando que la media de la temperatura en el planeta ha estado 1,1ºC por encima del periodo preindustrial.

El cambio climático en Segovia se manifiesta en datos que dejan poco margen a la duda; especialmente en lo referido a las temperaturas. En Segovia capital la temperatura media ha subido casi un grado en el último siglo, según los datos ‘oficiales’ que maneja el observador de meteorología, Adrián Escobar, que ha detectado cómo, de acuerdo con la misma serie histórica, los inviernos y veranos son cada vez más cálidos, aunque el volumen de precipitaciones se mantiene en unos 472 litros anuales, aunque la cifra pueden sufrir alteraciones a medio plazo, precisamente por el aumento medio de las temperaturas. 

Segovia también se recalientaSegovia también se recalienta

«Estamos en un ciclo de cambio climático con temperaturas cada vez más cálidas. Es algo incuestionable. Si no adoptamos medidas —añade Escobar—el impacto puede ser dramático, con lluvias o nevadas extremas en un futuro».
La temperatura media en Segovia en el último siglo se sitúa en 12 grados, con la salvedad de que entre los años 1950 y 1988 hay diversas anualidades sin datos oficiales. En los últimos cien años, la media de temperaturas se sitúa en 4,2 grados en invierno, 12,6 en otoño, 20,6 en verano y 10,3 en primavera.

El periodo entre 1920 y 1950, en teoría «el más frío», arrojó una temperatura media de 11,5 grados; frente a los 12,5 de la etapa más reciente, entre 1989 y 2019; esto es, en las últimas tres décadas la temperatura media ha aumentado un grado.
La comparación de ambos periodos por estaciones indica que los inviernos son ahora menos fríos o, si se prefiere, más cálidos (5,1 grados de media entre 1989 y 2019, frente los 3,4 de la media registrada entre 1920 y 1950), al igual que los veranos (21,2 frente a 20,3 ). Las temperaturas en otoño no han experimentado variaciones a lo largo del último siglo (13,1 en ambos periodos), mientras que en los últimos 30 años las primaveras son también algo más calurosas: 10,8 grados (1989-2019) frente a los 10,3 (1920-1950). Esto es, suben las temperaturas en todas las estaciones, salvo en el otoño.

En el periodo ‘moderno’ el año más cálido es reciente, fue 2017, que arrojó una temperatura media de 13,7 grados. El más frío fue en 1932, de 10,2 grados de temperatura media. «En cien años ha subido un grado, la subida de las temperaturas se aceleró a partir de 1970 y fue más notable a partir de 1988», explica Escobar.

Segovia también se recalientaSegovia también se recalienta

¿Nieva más o menos? Los primeros registros oficiales sobre precipitaciones de nieve se remontan al año 1931. Entre 1931 y 1957 la media fue de 11,4 días al año con precipitaciones en forma de nieve, frente a los 14,2 días entre 1988 y 2010, con la salvedad de que los datos de enero son solo estimativos (3,8 días), pues, de forma inexplicable, se carecen de suficientes datos oficiales en este mes. Un análisis por meses denota datos llamativos, que apuntan el aumento de la presencia de nieve en meses que, en teoría, son poco habituales para este fenómeno meteorológico. Aumentan los días de nieve en enero y febrero, aunque también en marzo (1,7 días entre 1988 y 2010 frente a los 1,4 días entre 1931 y 1957) y especialmente en abril (1,5 días frente a 0,9). 
Como curiosidad, en los últimos tiempos nieva más en Segovia capital en el mes de noviembre que en la primera mitad del siglo XX (1,6 días en este mes, frente a los 0,6 días de media del periodo 1931-1957). «Nieva más en primavera que antiguamente. Quizá no podemos achacarlo al cambio climático, pero es posible y los datos son, al menos, muy curiosos», apunta el experto.

Precipitaciones. En lo que se refiere a las precipitaciones, la media es de 473 litros de media al año en los últimos cien años. La media actual (esto es del periodo1989-2019) es de 472 litros. El año más lluvioso fue 1997 con 812,2 litros, al que sucede 2018 con 696,4 litros. «Los expertos señalan que el calentamiento global supone una disminución de las precipitaciones, aunque en Segovia este fenómeno no se nota tanto», opina Escobar. 

Es más, ha llovido ligeramente más, de media, en el periodo más cálido, entre 1989 y 2019 (472 litros de media anual) que en el más frío, entre 1920 y 1950, (466 litros de media). En la comparativa de precipitaciones entre ambos periodos, los datos indican que en las últimas tres décadas llueve más en verano y otoño y menos en primavera e invierno.

Segovia también se recalientaSegovia también se recalienta

Escobar señala un estudio publicado el pasado mes de marzo por el Observatorio de la Sostenibilidad que analiza la evolución de las temperaturas medias en 52 ciudades españolas. Según este análisis, antes de 2050 las temperaturas en Segovia podrían llegar a subir entre dos y tres grados de media. El peor de todos los escenarios, en caso de no adoptar ninguna medida para evitar el recalentamiento, lo aventura la Plataforma sobre Adaptación al Cambio Climático (AdapteCCa). Según esta plataforma, en caso de inacción, Segovia, por ejemplo, podría alcanzar en el año 2100 una temperatura media de 19,5 grados, un recalentamiento que «tendría consecuencias muy negativas», avisa Escobar. 

«Los datos son preocupantes. Los políticos deben tomar decisiones valientes»

No parece casual ni discutible la situación de emergencia climática que sufre el planeta, en la que coinciden más de un millar de científicos de prestigio de todo el mundo, capaces de reunir una ingente cantidad de información y ofrecer unos resultados coincidentes. «Los datos están ahí, a disposición de todos y son preocupantes. ¿Debemos subir al escalón del alarmismo? Mejor que no, pero, ciertamente, son preocupantes», opina el director del Centro Nacional de Educación Ambiental (Ceneam), dependiente del Ministerio de Transición Ecológica, Álvaro de Torres. A su juicio, tanto los ciudadanos como los colectivos políticos y sociales deben fijarse en estos informes científicos sobre cambio climático —que ofrecen información «real, fidedigna y veraz»— y «empezar todos a hacer algo, todos, en lo que podamos». Los ciudadanos, a título individual, deben contribuir no en acciones puntuales sino en cambios de hábitos o estilos de vida con un horizonte de largo plazo.  «Es como el que quiere adelgazar. No se trata de hacer ayuno uno o dos días, sino de someterse a un régimen contínuo que haga hábito», apunta.

De Torres, que participó esta semana en el debate ‘Enfoque de Actualidad’ de La 8 Segovia, considera que a los políticos «hay que pedirles decisiones valientes» aunque «eso nos toque afrontar cambios en nuestra forma de vida que quizá no nos gusten demasiado».
Sobre la Cumbre del Clima (COP25) de Madrid, el director del Ceneam considera que «no habrá giros de timón, es una cumbre digamos de transición, donde los científicos informarán del estado de la cuestión y se verificará el cumplimiento de los acuerdos alcanzados».

El Ceneam, según explica su director, mantiene diversas iniciativas relacionadas con el cambio climático. Además de contar con un seminario o panel de expertos, creado hace diez años, sobre comunicación y educación ante el cambio climático, participa en el proyecto europeo Life Shara y organiza, desde hace 15 años, seminarios continuos para abordar los efectos o consecuencias del problema; como el que se celebró, hace dos años, para conocer el impacto que tenía sobre la economía y los seguros.

La plataforma ‘Segovia por el clima’ y la asamblea segoviana por el clima acudió el pasadp viernes a Madrid para apoyar la marcha para exigir la toma de medidas eficientes por parte de los gobiernos en la lucha contra el cambio climático. «Es una evidencia que estamos en una situación de emergencia climática y tenemos que actuar desde todos los niveles, a nivel individual y desde las instituciones», opina la activista de ‘Segovia por el clima’, Estrella Michel.

De la Cumbre del Clima (COP25), Michel confía en que su alta participación permita «dar difusión» al problema, porque «no podemos olvidar la situación en la que nos encontramos y que tenemos que revertir con medidas decididas porque, de seguir este camino, se complica mucho el futuro del planeta».

Considera que la educación en valores de protección del medio ambiente resulta «vital», señalando que «tenemos que asumir que toca hacer un cambio de estilo de vida y, quizá, hay ciertas comodidades a las que hoy estamos acostumbrados y a las que tendremos que renunciar o revertir».

Aunque la acción individual para combatir el cambio climático, «con pequeños gestos, es muy importante» no lo es menos, a su juicio, la acción institucional. En este sentido, Michel recuerda que ‘Segovia por el clima’ promovió que el Ayuntamiento aprobase la ‘Declaración de Emergencia Climática’, lo que «implicará toda una serie de acciones a nivel municipal». «Es importante porque las acciones promovidas por las instituciones tienen impacto, no solo por su capacidad de influencia, sino también por los recursos que pueden movilizar, además de que pueden dar ejemplo utilizando más las energías renovables para reducir lo máximo posible los gases con efecto invernadero».

Miguel considera que los datos «reales» sobre las consecuencias del cambio climático «nos asustan», aunque «no podemos caer en el derrotismo». «Es cierto —añade— que el deterioro está ahí por responsabilidad nuestra, pero no por eso tenemos que caer en la impotencia o el derrotismo. La actitud tiene que ser justo la contraria. Nos toca actuar conforme una emergencia. Aquí no valen ya poner parches».