El Alcázar prohíbe los perros en su nueva plazuela

Nacho Sáez
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Esgrime que es necesario "para asegurar su óptima conservación". También veta bicis, patinetes y vuelo de drones.

El Alcázar prohíbe los perros en su nueva plazuela - Foto: Rosa Blanco

La plaza de la Reina Victoria Eugenia, conocida popularmente como la plazuela del Alcázar, luce espléndida tras las obras de remodelación a las que ha sido sometida durante los dos últimos años y que acaban de concluir. Segovianos y visitantes ya pueden disfrutar de un espacio idílico para pasear o perderse en la lectura de un libro. Con las vistas del Valle del Eresma, la Casa de la Moneda y del Monasterio de El Parral al norte, del Valle del Clamores al sur y de la Catedral al este. Esta oportunidad va a estar vetada, sin embargo, a aquellas personas que vayan con animales de compañía.

Así lo ha acordado el Patronato del Alcázar por unanimidad. Preguntado por esta redacción por la decisión, ese organismo preparó una nota de prensa que distribuyó entre todos los medios de comunicación en la que afirmaba que las medidas aún están en el aire a pesar de que el veto a los animales de compañía –que se extiende también a bicicletas y patinetes y la vuelo de drones– ha sido presentada incluso a la alcaldesa y tiene luz verde para su ejecución, según confirman fuentes municipales.

En la nota de prensa emitida durante el mediodía de este jueves dice textualmente: «El Patronato del Alcázar, en atención a la adecuada conservación de la plaza y del conjunto patrimonial que alberga, uno de los más valiosos de la ciudad, regulará el uso público de este espacio, mediante la toma de una serie de medidas que afectarán, además de a los horarios de acceso al recinto, al uso de bicicletas, patinetes y otros vehículos de movilidad personal, así como al paseo de mascotas y al vuelo de drones, entre otras. Las medidas concretas, que serán comunicadas por el Patronato una vez estén completamente definidas, redundarán en una convivencia tranquila y segura en el interior de una plaza habitualmente muy concurrida, sobre todo en momentos de alta afluencia turística. Este tipo de regulaciones de uso de espacios públicos monumentales y turísticos, tan necesarias para la preservación del patrimonio ante conductas incívicas, son habituales en otras ciudades. Ya existen precedentes en Segovia, como la ordenanza reguladora del entorno del Acueducto».

 Aún no existe ninguna señal que indique las nuevas limitaciones y esta semana todavía había quien paseaba por allí con su perro, pero la propuesta ya ha sido aprobada y está recogida en una de las actas de reunión del Patronato, del que forman parte la alcaldesa de Segovia, Clara Luquero, y el presidente de la Diputación Provincial, Miguel Ángel de Vicente, entre otros representantes de instituciones.

Esta plaza de la Reina Victoria Eugenia aspira a convertirse en el lugar de encuentro preferido por los segovianos tras las obras de remodelación llevadas a cabo durante los dos últimos años. Con una inversión de 2,5 millones de euros, el Patronato del Alcázar ha renovado los pavimentos de paseos y aceras, ha rehabilitado la Casa de la Química y ha restaurado los pretiles, bancos y barandales metálicos y ha mejorado su red de protección contra incendios, la seguridad, la accesibilidad peatonal en la verja de Fernando VII y la iluminación, entre otros aspectos.

La nueva fisonomía de la plazuela del Alcázar quedó inaugurada el pasado viernes una vez solventados los imprevistos surgidos desde que comenzaron los trabajos. La declaración del primer estado de alarma hace un año ralentizó la ejecución y los hallazgos arqueológicos registrados obligaron a realizar un control y nuevas catas y prospecciones. Una labor que todavía no ha concluido pero que de momento ha permitido confirmar la presencia de restos de edificios adosados a la cara interna de la muralla sur –asociados al palacio episcopal construido en el siglo XV por Arias Dávila–, de la antigua catedral de Santa María y del urbanismo medieval, y la red de distribución del Acueducto.

El proyecto dirigido por José Miguel Merino de Cáceres y María Concepción Reynolds Álvarez ha puesto solución al estado de deterioro que sufría el conjunto «fruto de la antigüedad, disparidad y pobreza de los materiales y de intervenciones restauradoras puntuales torpes e inoportunas», según indican los responsables de la fortaleza. Si bien la traza urbana medieval se ha mantenido en la casi totalidad del recinto urbano, en la zona que nos ocupa las modificaciones han sido notables y su actual configuración nada tiene que ver con la que tuvo hasta la Guerra de las Comunidades, cuando allí todavía estaba la Catedral», explicó Merino de Cáceres durante el acto de inauguración del pasado viernes.

Esta plazuela es una de las áreas urbanas que mayores transformaciones ha tenido a la largo de la historia de Segovia. La guerra de las Comunidades alteró sustancialmente todo el área y arruinó buena parte de las edificaciones. Más tarde, con la venta de los restos y solares de la catedral y de los palacios episcopales y con las tareas de adecentamiento llevadas a cabo en tiempos de Felipe II, quedó casi diáfana toda la meseta frontera a la fortaleza. En 1764, mientras, el Alcázar pasó a albergar –por determinación de Carlos III–,  el Real Colegio de Artillería y en 1792 se inauguró la llamada Casa de la Química, un edificio para acoger el laboratorio de química del colegio. Por su parte, en 1817, tras adquirir los terrenos fronteros al Alcázar, Fernando VII colocó la verja que hoy cierra la plaza. También del siglo XIX datan los primeros ajardinamientos de la plaza. Ya en el plano de Coello de 1849 aparecen dibujadas hileras de árboles flaqueando los paseos laterales. En 1900, tras las obras de restauración del Alcázar posteriores al incendio que sufrió en 1892, el arquitecto municipal Odriozola llevó a cabo el proyecto de reordenación de la plaza y modificación de la arboleda. En lo sustancial, el diseño de Odriozola, basado en una elipse central ajardinada rodeada de paseos, pervive en la actualidad. Con una excepción: el proyecto de 1900 contemplaba una gran rotonda central, con espacio para una fuente, que fue sustituida en 1908 por el monumento a los héroes del Dos de Mayo, obra de Aniceto Marinas.

Durante el siglo XX se llevaron a cabo diversas intervenciones de pavimentación, e instalación de mobiliario urbano «con poca fortuna estética». «El paseo de carruajes se asfaltó y las aceras peatonales se solaron con baldosa de cemento de cuadradillo; los arriates se recercaron con bordillos de granito y la lonja frontera al Alcázar se enlosó con el mismo material. Buena parte de la plaza quedó en terrizo. Se colocaron árboles de especies diversas (robinias, acacias, castaños de indias) y, por lo general, de mala calidad, con la única salvedad de las ocho coníferas de gran porte ubicadas en los parterres centrales», señalan los responsables del Alcázar.

La actuación llevada a cabo a lo largo de los dos últimos años pretende convertir esta plazuela en una referencia de la ciudad. «Esta plaza de la Reina Victoria Eugenia constituirá sin duda el lugar de encuentro y esparcimiento preferido por los segovianos y, por supuesto de aquellos que visiten nuestro querido Alcázar», ha remarcado el general presidente del Patronato, Enrique Silvela. Pero sin perros, drones, bicicletas y patinetes eléctricos con los que poder disfrutar también de este maravilloso espacio en el corazón de Segovia.