¿Quién es quién en la Asociación de Jóvenes Empresarios?

Nacho Sáez
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Son ocho y se estrenan en la comisión ejecutiva de la AJE Segovia. Son la savia nueva de nuestra industria.

¿Quién es quién en la Asociación de Jóvenes Empresarios? - Foto: Celia de Coca

1. Iria Heredia (Cien Grados Design) Licenciada en Arquitectura por la Universidad Politécnica de Madrid, se dedica al diseño de joyería personalizada.

2. Adrián Sanz. (Cerveza San Frutos) Creó junto a su hermano en 2013 Cerveza San Frutos, que produce 120.000 litros al año y tiene cinco trabajadores.

3. Celia de Coca (Celia de Coca Imagen y Comunicación) Ofrece servicios de producción audiovisual y fotográfica, generación de contenidos corporativos... Especializada en arquitectura e interiorismo.

4. Borja Sanz (Clynsh). De la mano de la multinacional Ecolab, comercializa productos de limpieza y desinfección.

5. Arantxa Santamaría. (Fuxion Espacio de ideas) Consultora para empresas. Hace hincapié en la cultura organizacional.

6. Jorge Rapp. Gestoría Rapp. A sus 27 años, cuenta ya con su propia gestoría. Ha trabajado antes en Deloitte y Verescence.

7. Enrique Velázquez (I. M. Velázquez) Gestiona junto a sus hermanos la empresa familiar. También es presidente de los industriales del Polígono de Hontoria.

8. Laura Segovia (Laura Segovia Espectáculos y Formación) El año pasado abrió una escuela con tablao flamento y es directora, coreógrafa y bailaora.

 

Tienen entre 27 y 40 años, se encuentran ampliamente cualificados y están llamados a servir de referentes a los jóvenes que apuesten por el autoempleo. A salvo después de superar los tiempos de la crisis y al frente con éxito de sus propias compañías, los nuevos responsables de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Segovia manejan con soltura los conceptos que gobiernan el capital en la actualidad: emprendimiento, talento, innovación, conciliación, internacionalización, comercio digital, diversificación... Ahora, en su misión recién estrenada como miembros de la Comisión Ejecutiva de AJE, quieren incorporar a la agenda política y económica local otros temas, como la fuerza transformadora que puede ejecer la empresa sobre una ciudad y una provincia que se vacía día a día.  

Al frente de ellos se encuentra Arantxa Santamaría (Segovia, 11 de junio de 1979), licenciada en Biología y especialista en gestión ambiental que cuenta desde hace cuatro años con una consultora –Fuxion Espacio de Ideas– que apuesta por la cultura organizacional. «El motor de las organizaciones son las personas. Por eso son muy importantes aspectos como las habilidades blandas, la gestión de equipos...», subraya la propia Santamaría, que desde su base en la calle Trigo viaja por toda España impartiendo en empresas sesiones de ‘coaching’ o formación.

Antes trabajó en varias consultorias –entre ellas la multinacional Bureau Veritas– donde adquirió un profundo conocimiento del ámbito sanitario y sociosanitario, aunque también domina la responsabilidad social corporativa y tiene proyectos en el mundo educativo. Esos retos los afronta con una mirada completamente abierta a las nuevas tecnologías. «A mí me permiten limitar los viajes y hacer más rentable mi trabajo», explica esta defensora del teletrabajo: «Lo tengo interiorizado. Cuando empecé a trabajar hace diecisiete años, ya lo hacía desde casa, y ahora lo hago desde mi despacho, desde un tren, desde un avión...».

También lleva la oficina en la maleta Celia de Coca (Madrid, 28 de septiembre de 1981), afincada desde hace tres años en La Granja –adonde solía acudir a veranear de niña– y apasionada del emprendimiento. Tras estudiar Turismo, realizó un periodo de formación profesional en Alemania, donde comprobó que es posible crear una empresa «de un día para otro». Ella abrió la suya en 2010 tras realizar un máster en fotografía y enfocarse en la arquitectura y el interiorismo. Hoy ofrece servicios de producción audiovisual y fotográfica o gestión de redes sociales, entre otros. 

«Es que muchas empresas se encuentran con el problema de que Internet es un bicho voraz al que hay que dar de comer todos los días. Nosotros les generamos contenidos o rediseñamos su imagen corporativa de una forma muy personal», apunta esta autora de un libro sobre los interiores del Real Sitio de San Ildefonso. Esa publicación fue la que le llevó a tomar la decisión de mudarse de Madrid –de donde proceden la mayoría de sus clientes– a La Granja, que le proporciona «sensación de comunidad». «Me gusta de aquí la cercanía. Nada es tan anónimo, tan neutro, como en las grandes ciudades», argumenta, aunque lamente la «desinformación» reinante a la hora de emprender: «Quien tenga una buena idea tiene que saber qué herramientas se encuentran a su alcance para canalizarla. Por eso desde AJE podemos hace una labor muy valiosa».

Las dificultades para los emprendedores las vivió en sus carnes Borja Sanz (Segovia, 14 de marzo de 1989), quien ha protagonizado una trayectoria maratoniana. Después de hacer un ciclo de grado superior de Administración y Finanzas, trabajar en una oficina de contabilidad en Cuéllar, marcharse dos años al extranjero, empezar la carrera de Administración y Dirección de Empresas y al poco dejarla, y sacarse los grados de Relaciones Laborales y Sociología, montó una empresa de distribución de productos químicos de limpieza y desinfección. Lo hizo de la mano de la multinacional Ecolab y entre sus clientes figuran el Restaurante José María, Venta Magullo o Casares, además de bodegas de vino, centros de producción de ganado, transportistas... «Me gusta ser autónomo. Igual que trabajo un domingo, me voy de vacaciones un miércoles», remarca.

Clynsha –que así se llama su empresa– cuenta con cuatro trabajadores que se recorren la provincia partiendo desde Nava de la Asunción, donde tienen su sede a pesar de que Sanz es natural de Navas de Oro. «Es que tienes a media hora Segovia y Ávila y a tres cuartos de hora, Valladolid», apunta en defensa de esta parte de la ‘España Vaciada’ en la que echa de menos «mejores redes de comunicación». 

Pero de los siete comités que ha creado la nueva Comisión Ejecutiva de los jóvenes empresarios de Segovia, el dedicado al medio rural no se le ha encargado a él sino a Adrián Sanz (Segovia, 26 de septiembre de 1989), que junto a su hermano Mateo ha regado el territorio de San Frutos. Una cerveza artesana que ya está presente en Madrid y en algunos puntos de Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia o Andalucía, tras un camino que se inició con los medios justos y que ya presume de una plantilla de cinco trabajadores que recientemente ha estrenado departamentos de Marketing y Comunicación, Producción y Administración. Adrián cursó un ciclo de grado superior de Hostelería y la diplomatura de Turismo antes de iniciar un periplo como chef que le llevó por el País Vasco, Francia e Inglaterra. Entre 2011 y 2013 dirigió la Fundación Cándido y de su pasión por la restauración y de la de su hermano por la fabricación de cerveza artesana, nació la San Frutos. Hoy producen 120.000 litros al año y están embarcados en la comercialización de una nueva línea de latas, de una cerveza con mosto –en colaboración con el bar Rubi y Herrero Bodega– y de una ginebra con lúpulo.

«Debería haber una mayor cultura emprendedora y que estuviera más claro a cuáles son las puertas que hay que llamar para que sea más sencillo», opina este joven empresario con fábrica en el Polígono de Hontoria. En este espacio industrial también se ubican las instalaciones de I. M. Velázquez, una empresa familiar que gestionan desde 2015 otro de los integrantes de la recién estrenada directiva de AJE, Enrique Velázquez (Segovia, 12 de enero de 1983), y sus dos hermanos. «Nos comimos los años más duros de la crisis pero, con trabajo día a día y el apoyo entre unos y otros en los momentos más complicados, salimos adelante», recuerda el que es presidente también de La Estación de Hontoria, un espacio comercial e industrial abierto para el que reclama más apoyo. «Con una pequeña inversión tendríamos un entorno más beneficioso para favorecer que se instalen empresas», razona Velázquez, al tiempo que reclama una diversificación de la actividad económica de Segovia para que no recaiga sólo en el turismo el peso del PIB provincial. Especialista en el diseño y fabricación de todo tipo de elementos metálicos para la evacuación de aguas fluviales y remates de cubiertas, el responsable de I. M. Velázquez reivindica a los pequeños empresarios: «Los hay que se están esforzando mucho».

 

En esa visión coincide con Iria Heredia (Lugo, 20 de marzo de 1983), creadora de Cien Grados Design, que defiende que «en Segovia tenemos gente muy potente». Ella, gallega de nacimiento pero residente en Segovia desde niña, estudió Arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid, profesión que ejerció unos años antes de darse cuenta de que lo suyo era «contar historias a través de las joyas». «A partir de una fecha, un lugar importante, una ciudad o conceptos como la ambivalencia –tal y como me pidió una pareja– diseño joyería personalizada  en la que intento que no pase de moda para que no se convierta en un recuerdo que acaba olvidado en un cajón», razona.

Uno de sus próximos retos lo encarna el comercio digital y que sus piezas viajen a otros lugares. Como lo hace el arte de Laura Segovia (Segovia, 30 de junio de 1983), bailaora, directora, coreógrafa y desde el año pasado, responsable de una escuela con tablao flamenco en el barrio de El Salvador. Tras haber vivido un año en Roma y haber viajado por todo el mundo con sus espectáculos, apostó por asentarse en su tierra natal. «Los segovianos tenemos tendencia a irnos porque tenemos la sensación de que la ciudad no se desarrolla. Pero por eso me he unido al proyecto de AJE, porque en equipo se trabaja más fuerte y se llega más lejos», asevera esta bailaora, que posee además un máster en Desarrollo Directivo, Inteligencia Emocional y Coaching.

Otro talento autóctono que no ha emigrado es Jorge Rapp (Segovia, 5 de septiembre de 1992). Tras obtener el doble grado en Derecho y Economía, un máster en Fiscalidad y Tributación y el título de gestor administrativo y trabajar en Deloitte y Verescence, ha abierto su propia gestoría (Gestoría Rapp) en la avenida del Acueducto. «Me toca estar muy al día de las legislaciones, pero me gusta el valor, el trabajo diario, la excelencia y la profesionalidad», comenta el más joven de esta nueva directiva de AJE que ahora echa a andar.