Caballar, un pueblo con memoria

Sergio Arribas
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Con 85 habitantes, la pequeña localidad segoviana se resiste a perder su identidad. Todo un pueblo, desde niños a personas de avanzada edad, trabaja unido para documentar sus tradiciones orales.

Cena de hermandad de miembros y acompañantes del grupo de trabajo, en noviembre. - Foto: D.S.

Caballar, a 30 kilómetros por carretera de Segovia capital, es todo un descubrimiento. El pueblo, que se asienta sobre lo que fue un antiguo castro romanizado, ocupa parte de un promontorio, coronado por una imponente iglesia románica, construida en el siglo XIII y dedicada a Nuestra Señora de la Asunción.

La mecanización del campo y la emigración asestaron un duro golpe a Caballar, víctima en el último medio siglo de una constante hemorragia poblacional. En 1900 llegó a tener 441 habitantes. En 1960 el padrón lo formaban 348 vecinos, para caer dramáticamente en décadas posteriores. Tenía 229 censados en 1970 y 136 en 1981. En la actualidad Caballar tiene 85 vecinos —47 hombres y 38 mujeres—, la mayoría de edad avanzada. En los últimos 20 años tan solo se han registrado tres nacimientos. Caballar es, a su pesar, ejemplo de la despoblación del medio rural, de esa ‘España vaciada’, aunque sus vecinos se resisten a perder su identidad.

«Si un pueblo pierde su último habitante, quedará en la memoria de los hijos de quienes tuvieron que emigrar, aunque su patrimonio inmaterial, sus costumbres, ritos, canciones o palabras, no se conservarán. Si no hay sociedad que lo rescate, lo documente y lo mantenga vivo, eso está, tristemente, condenado a desaparecer».  La reflexión es de uno de los 85 vecinos de Caballar, el musicólogo, dulzainero y profesor Víctor Sanz, de 29 años, uno de los integrantes de un singular «grupo de trabajo» —como así se define el colectivo— empeñado en rescatar y documentar las tradiciones orales del pueblo, desde piezas musicales a palabras autóctonas, representativas de la identidad y del legado cultural de la pequeña localidad segoviana. 

Caballar tiene 85 vecinos censados.Caballar tiene 85 vecinos censados. - Foto: D.S.

Son una veintena de personas, tanto vecinos como ‘hijos del pueblo’, residentes en Segovia, Madrid o Valladolid, hombres y mujeres de todas las edades, desde niños con apenas nueve años hasta octogenarios. En la ermita dedicada a Santa Engracia y San Valentín, hermanos de San Frutos, aunque también en el salón municipal La Panera, se reúnen no solo para ensayar el repertorio musical de Caballar, sino también para poner en común palabras, estrofas o melodías y «construir ese gran puzzle en el que todos estamos implicados», comenta Sanz.

El grupo se creó en febrero y, apenas un mes después, varios vecinos de Caballar, con edades entre los 50 y 70 años de edad, participaron, en el Teatro Juan Bravo, en el I Congreso ‘Tradiciones e Identidad’ del Instituto de la Cultura Tradicional Segoviana ‘Manuel González Herrero’ de la Diputación de Segovia. En este foro interpretaron tres piezas musicales. La primera fue una selección de los Gozos de los Santos, dedicados a los hermanos de San Frutos; unas piezas que los pueblos de Segovia dedicaron sus patronos y que transcribió Héctor Guerrero, quien fuera director de la banda de la Academia y de la Unión Musical Segoviana.

Los vecinos de Caballar también interpretaron entonces los ‘Cantos de la mañana de Pascua’, «que no estaban transcritos, aunque sí seguían vivos»; unas piezas que se enriquecieron con la aportación de las personas de mayor edad de la localidad, caso de Rita Tapias, «que nos cantó unas coplas que ella recordaba de su infancia». Por último, también interpretaron sobre el escenario del Juan Bravo el villancico ‘Un ángel se apareció’, «una pieza del repertorio local que llevaba muchos años sin interpretarse».

En los ensayos del villancico que se interpretó en la Misa del Gallo.En los ensayos del villancico que se interpretó en la Misa del Gallo. - Foto: D.S.

Aquella cita fue un acicate para continuar con un trabajo común de recuperación de la memoria de Caballar. De esta manera, en Semana Santa, en abril, se decidió recuperar los ‘maitines’, esto es, subir a cantar a la iglesia en la mañana de Pascua. «Llevaba al pie de 30 años sin hacerse. Gracias a la memoria de unos y otros se logra recomponer todo ese elenco musical, esas partituras y esa música. Que un domingo de Pascua a las seis de la mañana haya en la iglesia más de cincuenta personas, fue un éxito impresionante», recuerda el musicólogo.

A partir de la recuperación de los ‘maitines’ y otros repertorios, el grupo comenzó a elaborar un diccionario local con palabras ya en desuso y un glosario de topónimos con los que enriquecer la nomenclatura territorial del término municipal. Víctor Sanz, que elude protagonismo porque «soy uno más dentro del grupo», asegura que el diccionario suma ya más de 75 palabras. «Nos hemos centrado sobre todo en herramientas de trabajo en el campo. Son palabras que se utilizan en Caballar, aunque, seguramente, si sondeas en otras localidades cercanas, serán similares o parecidas». ‘Baranguel’, ‘llaves’ o ‘madrina’ son algunas de las palabras que escriben el diccionario de Caballar y que el grupo aspira a divulgar «cuando esté todo más completo» en la página web del Ayuntamiento.

En los últimos meses el trabajo ha tenido como objetivo las Navidades. El grupo ha ensayado el villancico ‘Un ángel se apareció’, una pieza que forma parte de los cantos que los pastores entonaban en la Misa del Gallo de Caballar, donde este año ha vuelto a ser interpretado. 

Caballar, un pueblo con memoriaCaballar, un pueblo con memoria

Misa del Gallo. Al mismo tiempo, el grupo se ha propuesto recuperar algunas partes de la Pastorela cantada en otro tiempo durante la Misa del Gallo de la Nochebuena.  «Son las partes del ordinario de la Misa, partes cantadas que hace siglos las entonaban los pastores y que, con el paso del tiempo, pasaron a interpretarse por coros», apunta Víctor Sanz. El grupo interpretó la primera parte, la del Kyrie, que «llevaba más de medio siglo sin cantarse, por lo que puede considerarse casi inédito». Además de participar en la Misa del Gallo, el grupo acudió al encuentro de villancicos del Arciprestazgo Cantalejo-Fuentidueña.

«Todas nuestras actividades van a tratar de abarcar tanto el aspecto religioso de la cultura tradicional como el profano. Todo forma parte de nuestra identidad», señala el musicólogo, que destaca que este proyecto «reúne al que vive en el pueblo como a aquellos que, por circunstancias, tuvieron que marchar, pero que no quieren perder su vinculación. Es la suma de muchos que siguen haciendo comunidad».

Sanz sostiene que la tarea «no ha hecho más que empezar». «Vamos a seguir trabajando, poco a poco. Hay ganas, esfuerzo, motivación y muchas ganas para documentar la identidad de nuestro pueblo», concluye.

Diccionario local y glosario de topónimos. Los vecinos de Caballar ya han recopilado unas 75 palabras empleadas en la localidad y que están en desuso y que formarán parte de un futuro diccionario ‘local’. La mayoría están relacionadas con herramientas de trabajo. Estos son algunos ejemplos.

Baranguel: Palo para sacudir las nueces en el nogal. 

ir chapando: Onomatopéyico. Se dice cuando se pisa un camino embarrado.

Cordillera: Ladera que antiguamente se labraba.
Llaves: Peñas esquineras de los muros de la casa y sobre las que descansaba el peso de la estructura.

Madrina: Cuerda que unía a la pareja de animales para unir el tiro.

Al mismo tiempo, los vecinos de Caballar trabajan en un glosario de topónimos. Algunos ejemplos son: Camposanto de los Moros, Ladera de La Renta, Huerta del Tuno, Camino del Puerto, Carambarón, Las Peñas de Muriel y La Muralla.