Carrera al infierno

Nacho Sáez
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Un taxista se enfrenta a seis años y medio de prisión por llevar a comprar droga a Madrid a tres traficantes de Torrecaballeros y La Granja, que aseguran que conocía el fin de los viajes aunque les cobraba las mismas tarifas que a cualquier cliente.

Carrera al infierno

Se trasladaban en taxi para no levantar sospechas y eludir los controles policiales. Lo que no sabían es que el final de esas carreras estaba a la vuelta de la esquina. En mayo del año pasado, la Policía Nacional puso en marcha la Operación Torre, que ha culminado esta semana con la celebración en la Audiencia Provincial de Segovia del juicio contra tres hombres y una mujer –de edades comprendidas entre los 34 y los 63 años– que están acusados de traficar con drogas y de pertenencia a grupo criminal. Entre ellos, el dueño del taxi que facilitaba los traslados de Segovia a Madrid para comprar las sustancias estupefacientes.

La Fiscalía solicita seis años y medio de prisión para él y cinco años para un quinto procesado que no se llegó a sentar este miércoles en el banquillo de la Audiencia pero que está declarado en situación de rebeldía. A excepción de este último y del taxista, todos reconocieron ante el tribunal los hechos que se les imputan. Según el Ministerio Público, está demostrado –gracias a la intervención de las líneas telefónicas de tres de ellos llevada a cabo por la Brigada de Estupefacientes de la Policía Nacional– que compraban la droga en la localidad madrileña de Moralzarzal y la vendían en Segovia. Uno se encargaba de ponerse en contacto con los proveedores –que no consiguieron ser identificados en el curso de la operación– y otros tres se trasladaban a Madrid a recoger la droga no sin antes tomar una serie de precauciones.

El taxi les permitía pasar desapercibidos con mayor facilidad y hacer de vehículo lanzadera del que transportaba la droga, que cambiaba de ruta si aquel avistaba algún control policial. Ya en el lugar del intercambio realizaban labores de vigilancia. Hasta que el 25 de mayo fueron interceptados en la carretera de vuelta de Madrid con varios paquetes de cocaína que en conjunto pesaban 249,74 gramos. El registro de los domicilios de dos de ellos en Torrecaballeros y La Granja –y en el caso de uno de la vivienda de su madre también– permitió completar la operación. Aunque en pequeñas cantidades, había MDMA, anfetamina, ketamina, heroína, THC, cannabis, resina de cannabis y cocaína dispuestas para la venta.

En el juicio, la estrategia de tres de los acusados ha sido declararse consumidores habituales para tratar de reducir la pena y han aceptado una pena de tres años y medio de cárcel, pero el taxista se ha desmarcado a pesar de que el primero en declarar en la vista oral ya le inculpó. Según el testimonio de J. M. B. M., P.  F. V. M. conocía el fin de los viajes e incluso les ponía en contacto con posibles clientes, aunque solo cobraba la carrera a Madrid y al mismo precio que a cualquier otro viajero. La sentencia aclarará su inocencia o culpabilidad.