El paradón de la segoviana Laura Hernando a la desigualdad

Nacho Sáez
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Dejó el fútbol sala al quedarse embarazada, pero a los diez meses de haber dado a luz ya estaba de vuelta. La portera del Unami compatibiliza la maternidad y el trabajo con el deporte de competición.

El paradón de la segoviana Laura Hernando a la desigualdad

En el pelo de Laura Hernando (Segovia, 15 de septiembre de 1983) se concentran las dificultades para compaginar la maternidad y el deporte de competición. «Lo llevo suelto siempre excepto cuando estoy entrenando o jugando. Asier [su hijo de cuatro años] odia que esté con coleta porque sabe que me voy a ir a entrenar o a jugar y no le gusta», cuenta la portera del Unami mientras él corretea por el Parque de la Dehesa. Reivindica su derecho a seguir sintiéndose deportista. A no renunciar a esa parte de su vida que la ha acompañado desde que era una niña.

La arrastró detrás de la pelota su excompañera en el Unami Elena Gutiérrez, que a su vez había sido reclutada por el expreparador de porteros de la selección española de fútbol sala César Arcones. «Como vieron que no era muy buena con los pies, que no era muy técnica, me pusieron de portera. Ahora es lo que elegiría», desvela. La portería también la eligió a ella. Quemó todas las etapas hasta alcanzar la Segunda División con el Unami, primero, y con el conjunto navarro del Txantrea, después. Y ahí sigue: «Jugar al fútbol me da la vida. Me sirve para desconectar, para reírme, para pasarlo bien… Me sirve para todo».

También ama la competición. A pesar de sus obligaciones extradeportivas complementa las sesiones habituales de entrenamiento con trabajo en el gimnasio. «Físicamente te intentas mantener porque los tiempos de recuperación son más largos», reconoce sin que se atisbe que piense en el final. Tal vez porque ya se despidió otras veces y siempre volvió. Tras acabar su etapa en Pamplona cambió el fútbol sala por el pádel, pero no tardó en ponerse de nuevo bajo los palos. El mismo lugar en el que se encontraba apenas diez meses después de nacer Asier, aunque en este caso la comprensión social ya no fue tan amplia.

El paradón de la segoviana Laura Hernando a la desigualdadEl paradón de la segoviana Laura Hernando a la desigualdad

«Hay mucha gente alrededor que se sorprende de ver a mi pareja solo con el niño porque yo esté jugando. De broma te dicen que has abandonado a tu hijo, pero a él no se lo dirían nunca. Nadie se sorprende de que un hombre se vaya toda la mañana del domingo a montar en bici pero sí de esto», reflexiona. Ella siempre ha sido consecuente con sus decisiones. «En la fase de ascenso en Murcia en la que estuvimos a punto de ascender a Primera División, el último partido no lo pude jugar porque me enteré de que estaba embarazada. Le di la noticia a las compañeras antes de ese mismo partido. En ese momento me pareció que era mayor y que tenía otras prioridades y por eso busqué quedarme embarazada». Tras recuperarse del parto lo que quiso es volver a jugar: «Mis compañeras siempre han sido mis amigas. De hecho mis mejores amigas las he hecho en el fútbol y siempre tenía ganas de volver». Y contó con el apoyo de su familia: «Si no tienes una pareja que está comprometida al cien por cien con la igualdad y con el deporte incluso, sería imposible. Sé que él me entiende porque además fue nuestro entrenador».

El Unami, que actualmente ocupa la sexta posición en el subgrupo 4A de la Segunda División, se ejercita los lunes, miércoles y jueves y al finalizar la primera fase de la competición habrá realizado más de 3.000 kilómetros. «Ahora estamos doblando partidos algunos fines de semana y es posible que me pierda alguno, pero suelo ir a todos los desplazamientos y hago lo mismo que cualquiera de mis compañeras, salvo que me surja alguna cuestión de trabajo», señala Laura, alejada en esos momentos de Asier. «Tienes mucho sentimiento de culpa a veces», reconoce. «Te pierdes muchas cosas del niño, muchos días yo no estoy para la hora de la cena, me pierdo la mitad del fin de semana casi siempre… Él al final te echa de menos». Trata de compensarlo haciéndole partícipe de su pasión: «Está apuntado a atletismo y a baloncesto. Muy futbolero no le veo. Le gusta el fútbol solo para ponerse la ropa y lo que conlleva. Ir al pabellón, estar en el vestuario con nosotras, bajar a la pista…».

Se decante o no finalmente por otro deporte, lo que no querría Laura es que acabara de portero. «Preferiría que fuera jugador. Los fallos son del portero y pocas veces tienes la recompensa de tener un partido redondo y que se reconozca. Yo creo que es verdad eso de que los porteros estamos un poco locos». Esta guardameta demuestra lucidez, sin embargo, a la hora de hablar del momento que atraviesa su equipo. «Esta temporada se nos está complicando mucho», lamenta. «No hemos sido muy inferiores a las contrarias en ningún partido ni tampoco muy superiores, pero se nos escapan en los últimos minutos y estamos preocupadas. Estás trabajando todo el partido y toda la semana y damos la cara y luchamos, pero nos penalizan mucho los errores. Regalamos goles. Con lo que nos cuesta a nosotras marcarlos...».

Los retos para este tramo final de temporada los tiene claros: «Vamos a dar todo lo posible para quedarnos en la categoría», hace hincapié. Sobre su futuro no da pistas. «Todos los meses de mayo me retiro y todos los septiembres vuelvo. Nunca se sabe. Es verdad que todo se va haciendo más complicado con el niño y que yo me voy haciendo más mayor. Llegará un momento en el que entienda que no aporto más al equipo y lo dejaré. Pero de momento no puedo decir cuándo», concluye.