«El mejor de mis sentidos es el del humor, no falla»

Sergio Arribas
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Extrovertido, dicharachero y campechano, Fernando se patea cada día la ciudad con una ristra de cupones para repartir la suerte, como aquella vez, hace una década, que distribuyó un premio de 9 millones de euros

Fernando Marcos Rubio, agente vendedor de la ONCE en Segovia. - Foto: Rosa Blanco

Fernando responde al calificativo autóctono de ser un tipo «muy majo». Pero es mucho más, comenzando por su arrolladora capacidad vital, que le lleva a superar una enfermedad congénita —que le limita su visión al 30%— y a no privarse de hacer lo que le apetece, desde aprender a tocar la guitarra de forma autodidacta hasta integrar, como «aficionado experto» la asociación de sumilleres de Segovia.

¿Sabe que pasará el día once?
Es una fecha importante, para nuestra organización y para el devenir del país. Y quedan poquitos días.

Sí, es el sorteo 11-11 de la ONCE, pero también el día después de las elecciones. En la página web 'eldiasegovia' saldrá publicada unos días después de los comicios. ¡Mójese! ¿Quién ganará?
No hace falta ser un visionario, solo hay que fijarse en las encuestas. Creo que ganará el PSOE. Pero con este tema de coaliciones, pues no sabremos quién gobernará.

Y hablando de ganar, el sorteo reparte 11 millones de euros. ¿Confiado en repartir el boleto agraciado? 
Siempre espero dar un premio potente. Y más cuando sabes que puede ocurrir, porque ya he dado premios importantes. ¿Por qué no esta vez? Yo me lo creo. Ya me tatué el número ‘48.176’en un brazo. Con ese repartí 9.460.000 euros, en 2008. Luego he dado más veces el ‘gordo’ pero a una escala inferior.

¿Algún número favorito?
El 8.  Era el número que llevaba en la camiseta del equipo de fútbol de mi pueblo, Pinillos de Polendos.

¿Se siente un tipo afortunado?
Sí, sí… Soy afortunado en la vida, en general. ¡Hay tantas desgracias! Tengo trabajo, familia, amigos y salud… Es un completo. No me puedo quejar.

Bonoloto, Euromillones, Primitiva, La Quiniela… ¡Demasiada competencia! ¿Por qué jugar al ‘cupón’ y no probar suerte en estos otros?
Cada uno es libre de jugar a lo que quiera. Pero para mí no hay duda. No olvidemos que la ONCE tiene un valor añadido, que es la labor social que desarrolla gracias a la venta de los cupones. No está demás recordarlo.

Pero usted es de los que se patean la ciudad, ¿no es mejor disponer de una de esas casetas de vendedor tipo futurista?
Mi forma de vender es en la calle, hay que ir al cliente. Hace poco me ofrecieron un quiosco y no lo quise.

Gasta zapatilla en sus rutas por la ciudad, ¿y saliva? ¿hablador por motivos laborales o es algo innato?
Parece que me sale fácil, así que es innato. Hablar es un don natural y me ayuda, porque hay que interactuar mucho con la gente. Quien diga lo contrario, sabe poco de este oficio.

Y hablando de ciudad. ¡Reivindique a nuestros políticos¡
Pues quizá a nuestro ayuntamiento, a ver si es posible que mejore un poco el pavimento de las aceras, incorpore semáforos sonoros y elimine barreras lo máximo posible. Nos beneficia todos. Yo me defiendo, pero hay mucha gente que no y me lo transmite.

«Con la excusa de no ver, toco muchas cosas», lo dijo Beatriz Sebastián ‘Cat’, escritora invidente que pasó por esta sección. ¿Hace usted lo mismo?
Para los realmente invidentes, el tacto son sus ojos. Afortunadamente, tengo ‘resto visual’, conservo un porcentaje visión y no me hace falta palpar tanto.

Pero vista tiene mucha, lo digo para vender los ‘cupones’. ¿Cuál es el secreto para tener tantos abonados y clientes? 
La constancia. Y la puntualidad. Hay que tener don de gentes, simpatía. Esto es de nacimiento. Me sale solo.

Al ciego se le define como persona con discapacidad visual. ¿Harto de eufemismos?
A las cosas hay que llamarlas por su nombre. Constantemente la gente utiliza la jerga digamos popular. ¡Ciego! Pero diciendo las cosas sin maldad y con naturalidad tampoco te tienes porqué ofender. No me molesta que lo digan. ¡Somos los ciegos de toda la vida!

Dijo Miguel Delibes, «el tiempo no lo cura todo, tan solo acostumbra». ¿Qué es lo peor de tener una discapacidad visual?
Al final uno se acostumbra. Vives con ello y tratas de llevarlo lo mejor posible, aunque, ya le digo, no es fácil, dependiendo del grado de cada minusvalía y del amor propio de cada uno. Uno tiene que echar fuerza para tirar para adelante. La fuerza de voluntad. Hay que echarle… coraje.

Ver para creer, ¿en que cree usted?
Si no lo veo, no lo creo (se ríe). Yo ya no me creo nada. Lo que creo es que todo está muy manipulado. Me cuesta creer. Necesito mucha confianza y valoro mucho la fidelidad.

Aunque la vista le falle, su olfato es espectacular. Lo digo por su condición de sumiller. Pertenece a la asociación de sumilleres de Segovia.
¡Cierto! Hace 14 años, gracias a Ángel, el del restaurante El Cordero, que me abrió un poco las puertas. Me ha gustado el vino, desde siempre. No soy ningún entendido, porque para eso hay que estudiar. Pero ¡ojo!, como aficionado creo que lo hago bastante bien. El vino, siempre con tino, con prudencia. Una copa de vino o dos no hace mal, por lo menos a mí. Y cuanto más sabes, más lo disfrutas.

¿No hay mucho ‘esnob’ en este mundillo?
Sí. Puede haber mucha tontería. Se ha aprovechado mucho que están los sumilleres para adornarlo un poco y dar ese añadido. Hay un poco de postureo.

Un buen amigo suyo me ‘chiva’ que en esto de la gastronomía es todo un sibarita. ¿Es de paladar fino?
Lo reconozco. El gusto es mi sentido favorito. Y me gusta saborear la vida, no le engaño.

Dicen que el amor es ciego. Juega entonces con ventaja… ¿Qué le enamora?
Una buena conversación.

¿Con qué toca el cielo?
Mi mayor placer es una buena compañía. Y si puede ser con un buen plato mejor. Todo bien armonizado, bien maridado... el placer máximo. Si cayera en una isla desierta, elegiría un buen champagne y un jamón ibérico. Es el paraíso.

¿Cuándo fue la última vez que se pilló un ciego?
Hace mucho (se ríe). Me gusta disfrutar de la bebida, no quiero que me nuble la mente. Hace mucho que no me pilla el toro, ahora me sé retirar a tiempo, aunque me ha costado, que conste. 

¿No fue en la última Champions del Real Madrid?
He ido a varias finales. Estuve en Lisboa, Cardiff y en Kiev. En la última ya se lo bebieron todo los ingleses. Era tremendo. Si bebes, no disfrutas.

Hablando de beber: «Si bebes, no conduzcas», que diría Steve Wonder. ¿Le fastidia no poder conducir?
Ahí tengo un poco resquemor con la vida. Siempre he tenido que depender de la gente para desplazarme. Agradezco enormemente a todos los que me han llevado en sus coches de aquí para allá. Creo que soy buen copiloto, una buena compañía, porque no doy mucha guerra. Conducir me hubiera gustado, más de joven, ahora ya menos. Piense que no conducir quita independencia. 

Si el Real le apasiona, no menos su sobrino, jugador de fútbol-sala en Sevilla. ¿A quien le gustaría meter un gol?
Eso me importa más que el Real Madrid. Se le llevo Daniel Ibañez al Betis. Ha salido de una lesión importante. Una de las ilusiones de mi vida es que triunfe mi sobrino. ¿Meter un gol?, pues a los políticos. 

De familia ganadera, de Incova Centro Cárnico… ¿cuando pone toda la carne en el asador?
En mi trabajo, siempre trato de dar el 100%. Y lo de familia, pues han trabajado mucho y el negocio funciona bien. Estoy muy orgulloso de ellos. 

En el grupo de teatro de Pinillos hizo sus ‘pinillos’, perdón, sus ‘pinitos’. ¿Cómico o teatrero?
Fueron unos ensayos muy bonitos. Ya no estoy en el grupo. Ha cogido un cariz más profesional, con gente más comprometida, que me parece fenomenal.Lo hacen de maravilla. ¿Cómico? Siempre digo que el mejor sentido que tengo es el del humor. No me ha fallado. A veces no se de dónde lo saco. 

Y lo de tocar la guitarra... 
Es algo mío, desde pequeño. He sido autodidacta, aprendiendo de los que sabian. Toco la guitarra clásica, la española. Que conste que no toco la sintonía de la ONCE, por si me lo pregunta.

¿Cuál es su sueño?
Es algo que me guardo para mi intimidad y que no interesa a mis enemigos, que los tendré, aunque no me los han presentado todavía.

Ahora me venderá un ‘cupón’. ¿Se lo puedo pasar por la espalda?
Algún cliente me lo ha pasado por la ‘chepa’. No hay personas con chepa, son solo ‘echadas pa’lante’.