La ITV detecta deficiencias a 136 coches de la Guardia Civil

P. Velasco
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El Gobierno reconoce que los agentes trabajan en la Comunidad con otros 257 automóviles con más de quince años de antigüedad y otros 335 que superan los 300.000 kilómetros

La Guardia Civil participa en la intervención de un accidente en una carretera de la provincia soriana. - Foto: Eugenio Gutiérrez

El estado de la flota de vehículos con los que los agentes de la Guardia Civil de Castilla y León realizan sus funciones está lejos de lo deseable. Los datos facilitados por el Gobierno confirman que 136 automóviles no pasaron la Inspección Técnica de Vehículos (ITV), ya que presentan deficiencias suficientes para que no sean aptos para seguir circulando.

El mal estado de los vehículos de este Cuerpo y Fuerza de Seguridad del Estado ha trascendido tras una respuesta parlamentaria a preguntas presentadas por Vox en el Congreso de los Diputados. Según la respuesta publicada hace unos días y que facilita los datos por provincias, durante el presente año, un total de 136 vehículos de la Guardia Civil han tenido un informe desfavorable en la Inspección Técnica de Vehículos. Eso supone que han sido rechazados al menos en la primera revisión y que han tenido que arreglar las deficiencias detectadas y volver a la inspección, aunque se desconoce cuántos han resultado con informe negativo definitivo.

Fruto del estudio de las diferentes inspecciones se han recopilado las deficiencias más comunes detectadas en los vehículos con informe desfavorable: alumbrado, frenos, lunas, neumáticos y amortiguación.

La respuesta parlamentaria añade más datos sobre el parque móvil de la Guardia Civil en Castilla y León y que hacen referencia a la situación del resto de vehículos, aunque no se conoce el número de total del parque móvil de este cuerpo de seguridad, ya que el Gobierno no facilita dicho cifra. Según los datos recopilados por este periódico, en la Comunidad existen 257 vehículos de la Guardia Civil con más de quince años de antigüedad y otros 335 que superan los 300.000 kilómetros.

En la misma respuesta parlamentaria, el Gobierno explica porqué se ha llegado a esta situación en la que la flota del instituto armado presenta tantas deficiencias. «El uso continuado de los vehículos, añadido a la insuficiente tasa de renovación de los mismos, motivada por la falta de disponibilidad presupuestaria de los últimos años, ha provocado que sea inaplazable proceder a la renovación de la flota», reconoce en la respuesta.

También plantean la solución a este problema con el diseño de un plan para los años 2020 a 2027 que permita llevar a cabo la renovación de la flota, atendiendo especialmente a criterios operativos y económicos. En este programa se recogen las adquisiciones en curso para el presente año 2020 por un importe de 26.544.981 euros, así como, la inversión necesaria para los años siguientes hasta 2027, «con el objetivo de que en el año 2028 se haya logrado contar con una plantilla de vehículos actualizada y modernizada».

«Paradoja»

Desde la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) califican la situación que viven con sus vehículos oficiales como una «paradoja». «La DGT recomienda a un usuario que cambie un turismo cada diez años, ya que en los vehículos con mayor antigüedad se duplica la siniestralidad», aseguró su portavoz regional, Egelmar de Francisco, que insistió en la «mala situación» en la que se encuentran muchos de los automóviles con los que patrullan y que desde el colectivo han denunciado «insistentemente» y «a día de hoy no nos han hecho caso».

Desde el sindicato apuestan por «un cambio de gestión» en el mantenimiento de los vehículos como se hace en el Cuerpo Nacional de Policía con un sistema de renting que garantiza un mantenimiento de los automóviles y un tope de kilometraje. «Nosotros no estamos cumpliendo con esto, tenemos vehículos desde el año 1998 y con unos mantenimientos mínimos», indicó.

De Francisco puso como ejemplos de estas carencias que hay vehículos que no cumplen con la normativa del traslado de presos, como ocurre en Valladolid, o en unidades de nueva creación de seguridad, donde no existe un sistema para separar a los ocupantes de la carga, así que en caso de accidente todo se esparciría por el interior. «Es un sistema anacrónico, que aunque hemos intentado que recapaciten, no se ha logrado a día de hoy», concluyó.