Suspensión de fiestas en diferido

David Aso
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La alcaldesa asegura que la decisión ya se tomó en torno al 14 de marzo, aunque no se anunció hasta el pasado miércoles: "Con el momento más crítico de la crisis sanitaria, estábamos a otros temas", argumenta

Suspensión de fiestas en diferido

Que Segovia no iba a celebrar fiestas de San Juan y San Pedro este año (20-29 de junio) era más que previsible; no al menos con el formato tradicional. Ya era larga la lista de eventos que se han ido cayendo del calendario a lo largo y ancho de toda España y el mundo, incluso San Fermín (previsto del 6 al 14 de julio) o el Oktoberfest de Múnich (del 19 de septiembre al 4 de octubre), cancelados justo la víspera de que el Ayuntamiento de Segovia se pronunciara el pasado miércoles, a pesar de que la concejala de Cultura había dicho hace dos semanas que la decisión no se haría pública hasta mayo. Al final se adelantó al mismo día en que Buñol anunciaba la cancelación de su popular Tomatina, cuya celebración no estaba programada hasta el 26 de agosto.

La sorpresa, sin embargo, no vino tanto por el anuncio de suspender las fiestas como por el hecho de que la alcaldesa, Clara Luquero, afirmara que la decisión estaba tomada desde el inicio del Estado de Alarma (14 de marzo), pero que no se vio oportuno desvelarla entonces. Oficialmente al menos no se ha dado otro argumento que el de la oportunidad del momento para justificar la demora del anuncio. No se ha citado, por ejemplo, la hipotética posibilidad de que hubiera que cargar con indemnizaciones a artistas si no se pactaban aplazamientos, o si la suspensión de sus conciertos se atribuía a una decisión unilateral del Ayuntamiento y no a una causa de fuerza mayor avalada por el Gobierno, problema con el que sí se han topado muchos eventos en España. 

La concejala de Cultura, Gina Aguiar, aún dejaba todo abierto en declaraciones a La 8 el 7 de abril: «Quedan dos meses y medio, tenemos todavía margen suficiente para tomar decisiones y en todo caso elaborar un programa de fiestas acorde con la situación que se prevé que estaremos viviendo en ese momento». 

Luquero, por su parte, decía el miércoles, también en declaraciones a La 8, que la decisión se tomó «el día que entró en vigor el Estado de Alarma, es decir, en los primeros momentos». «Con el momento más crítico de la crisis sanitaria, nosotros estábamos a otros temas, como pueden imaginarse, y además no hemos querido añadir una noticia negativa más a los ciudadanos que estaban en sus casas», argumentó. «Ahora que ya empezamos a hablar todos de desescalada, con toda la cautela del mundo, pero que empezamos a ver una luz en el horizonte, es el momento de anunciarlo aunque la decisión esté tomada desde hace mucho tiempo». Y matizó que «aunque hubiéramos recuperado la normalidad, sería absolutamente insensato la celebración de los actos y las concentraciones de público que conllevan los grandes conciertos. El modelo de fiestas que los segovianos saben que venía celebrando la ciudad sería absolutamente insensato, absolutamente irresponsable».

Entretanto, con la incertidumbre sembrada en las últimas semanas el equipo de Gobierno ha recogido críticas de una parte de la ciudadanía y también de la oposición, que ya demandaba la toma de una decisión cuando, según Luquero, estaba tomada desde hace más de un mes. Sin consulta o al menos sin comunicación previa a la oposición, aunque todos pudieran considerar oportuna la suspensión. De hecho, el portavoz del Grupo Popular, Pablo Pérez, ofreció una rueda de prensa por videoconferencia el pasado lunes en la que planteó suspender las fiestas, y no fue hasta este miércoles por la mañana cuando el portavoz del PSOE, Jesús García Zamora, le comunicó la decisión.

«El equipo de Gobierno ha tomado la medida que tenía que tomar, pero debió anunciarla antes y dejar libre esa partida presupuestaria para necesidades más urgentes de la ciudad: principalmente económicas, de apoyo al comercio, pymes y autónomos; y también sanitarias para todos», señaló Pérez a El Día el mismo miércoles. «Pero igual que han hecho con las fiestas, demandamos un replanteamiento de los presupuestos aprobados», añadió.

Luquero, sin embargo, anunció que la Concejalía de Cultura prepara como alternativa «una amplia programación cultural» que se repartirá por los barrios durante varios meses, si bien todavía no concretó fechas «por toda la cautela y la incertidumbre que ahora tenemos». A través de un comunicado oficial el Ayuntamiento sí hablaba de una «programación de verano», pero está por verse que eso sea posible.

El presupuesto de las fiestas suele rondar los 400.000 euros y el Gobierno municipal considera que esa inversión debe mantenerse en el mismo ámbito «como apoyo a nuestro tejido cultural, tanto a nuestros artistas y creadores como a todos esos autónomos y empresas que viven de la cultura, que generan bastante empleo en la ciudad». Afirmó que así espera ayudar además a la hostelería cuando abra, y también a los ciudadanos para volver a la normalidad «por el mensaje de ánimo y esperanza que la cultura siempre lleva».