El último viaje a casa del maestro zen

E. San Juan (EFE)
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Exiliado desde 1966, Thich Nhat Hahn regresa a Vietnam convertido en uno de los monjes más influyentes después de propagar por Occidente una versión modernizada del budismo, el 'mindfulness'

El último viaje a casa del maestro zen

A sus 93 años y tras pasar casi toda su vida en el exilio, el maestro zen Thich Nhat Hahn, considerado el monje budista más influyente después del Dalai Lama, pasa sus últimos años en la pagoda de Vietnam en la que fue ordenado novicio hace casi ocho décadas.

«Estuvo exiliado y sus libros han estado prohibidos en Vietnam durante muchos años. Su exilio comenzó bajo el Gobierno de Vietnam del Sur en 1966 porque alzó su voz en Occidente contra la guerra», explica la hermana True Dedication (consagración verdadera), una discípula y colaboradora de Thich Nhat Hanh.

En 1982, Thay (como le conocen sus seguidores) se instaló en el monasterio Plum Village, que fundó en el sur de Francia y donde vivió más de 30 años, hasta que en 2014 sufrió un derrame cerebral que le postró en una silla de ruedas y paralizó parcialmente el lado derecho de su cuerpo, lo que también le impide hablar.

Después de recibir cuidados médicos durante meses en Burdeos y también en Estados Unidos, decidió trasladarse a un monasterio de Tailandia, donde pasó dos años antes de mudarse a finales de 2018 a la pagoda de Tu Hieu (cerca de la ciudad vietnamita de Hue), el lugar donde en 1942 se convirtió en monje a los 16 años.

«Nos comunicó por gestos y lenguaje facial que deseaba regresar a Vietnam para el capítulo final de su vida. Es increíble la manera tan vívida en que puede comunicarse», indica la hermana True Dedication.

Durante décadas, la vuelta a su patria fue uno de los grandes anhelos del maestro zen, a quien el régimen comunista en pie desde 1975 también vetó hasta su primera visita en 2005, momento en que fue autorizada la publicación en vietnamita de sus libros de meditación y budismo, superventas en todo el mundo.

Desde entonces, las relaciones han ido mejorando, sus obras reciben premios y se venden por miles en la nación y la hermana True Dedication destaca «las buenas intenciones» del Gobierno del país, cuyo primer ministro, Nguyen Xuan Phuc, fue a visitar al monje a su pagoda a título personal.

La presencia de Thich Nhat Hahn ha supuesto un acontecimiento para la ciudad de Hue, situada en el centro del país, que ahora recibe a miles de visitantes locales y extranjeros dispuestos a aguardar horas frente al templo de Tu Hieu con la esperanza de divisarlo durante alguno de sus paseos diarios por los jardines.

«Sale dos o tres veces al día a pasear en su silla de ruedas. Va muy despacio, le gusta observar los árboles, las plantas, las flores, visitar el altar de los ancestros o la habitación en la que se hospedó cuando era un novicio. Es increíble que a pesar de su debilidad física en cada momento sabe muy bien lo que quiere», explica su discípula.

Thich Nhat Hahn empezó a adquirir notoriedad internacional en 1966, cuando se reunió en Estados Unidos con Martin Luther King, que un año después le propuso como candidato al Premio Nobel de la Paz, galardón que él mismo había obtenido en 1964.

«No conozco a nadie que lo merezca más que este amable monje vietnamita. Sus ideas para la paz, si se aplicasen, levantarían un monumento al ecumenismo, a la fraternidad universal, a la humanidad», proclamó en su momento el líder de la lucha por los derechos civiles.

Exiliado desde entonces, el éxito de sus más de 70 ejemplares y de sus múltiples retiros con cientos de seguidores le permitió propagar en Occidente una versión modernizada del budismo estableciendo como pilares centrales la atención plena (conocida también como mindfulness en inglés) y la paz interior, consiguiendo ligarlas a situaciones prácticas de la vida contemporánea.

«Es un pionero de la atención plena en Occidente y en enseñarnos cómo vivir en el momento presente al margen de lo que ocurra o lo difícil que sea ese momento presente. Siempre hay algo que podemos hacer para estar de manera más feliz en ese instante», asegura la hermana True Dedication.

«Todo –prosigue- puede ser enriquecido con la energía de la atención plena. No se necesita espiritualidad y meditación o algo sagrado, ni sentarse a meditar, sino que hay un espíritu de la conciencia que podemos llevar a nuestra vida diaria para ayudarnos».

Paz interior 

El otro punto clave de sus enseñanzas es que el ser humano tiene que «ser paz» dentro de sí mismo para superar los sentimientos negativos como son la ira, el miedo y los remordimientos, una cualidad que no le ha abandonado pese a sus achaques.

«Cuando alguien toca la paz de forma activa dentro de sí mismo -relata su colaboradora-, la paz llena todo su ser: se ve en la manera en que sujeta una taza de té, en que admira una flor o en que te mira».

La hermana True Dedication resalta la sorprendente estabilidad de su salud, pero todos a su alrededor son conscientes de que su vuelta a casa es la última etapa de una vida que le llevó del Vietnam rural a convertirse en un referente mundial seguido por cientos de miles de personas.

«Para Thay -dice- es muy importante presentar sus respetos a su tierra. Es como un círculo que se cierra».