Campeones del cocido

Sergio Arribas
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Una peña de 14 integrantes suma la degustación de 722 cocidos en 28 años. Son humildes y castellanos, como el guiso que les reúne cada dos semanas en el Restaurante El Narizotas.

Carlos García, Antonio García Rivilla, Fuencisla Mayo, Anselmo Mesa, Heliodoro Albarrán, Ángel F. García Cantalejo y Jesús Romano, en su cocido número 722. - Foto: S.A.

El día es desapacible, con lluvia y frío, perfecto para degustar el manjar. Como cada miércoles alterno, esto es, cada dos semanas, desde hace 28 años, la Peña el Cocido tiene reservada una mesa en el Restaurante El Narizotas. Heliodoro, que ejerce de organizador del grupo y suele presidir la mesa, habla con Antonio y Christian, los actuales dueños del establecimiento, desde que se jubilara el anterior propietario, José Luis Guijarro, uno de los fundadores de la peña. En la cocina todo está ya preparado: la sopa, los garbanzos, el repollo y las imprescindibles tajadas, como son el chorizo, la morcilla, el relleno… Poco a poco van llegando el resto de comensales: Carlos, Jesús, Fuencisla, Anselmo, Ángel, Antonio…. La peña tiene 14 miembros. Hoy solo han podido asistir la mitad, lo que no resta las ganas de sentarse a la mesa y compartir una tertulia que se prolongará hasta bien entrada la sobremesa.

Es el cocido número 722 de este grupo de amigos, amparados con el título de ‘peña’, aunque no tengan estatutos ni estén inscritos en registro oficial alguno. «¿Para entrar en la peña? El interesado que haga una instancia y tardaremos dos o tres años en contestar», bromea Heliodoro, provocando la carcajada entre sus compañeros de mesa, también de Fuencisla, quien junto a Cuca y Raquel son las tres mujeres que forman parte de una peña donde una tercera parte de sus miembros son periodistas. Precisamente, el último en incorporarse, hace seis años, es el popular Antonio García Rivilla, coincidiendo con su jubilación como locutor de Radio Segovia.

El origen de la Peña del Cocido está plasmado en el ‘libro de honor de firmas’ del Narizotas. Fue el 5 de octubre de 1991, cuando José Luis Guijarro, Jesús Martínez ‘Chicho’ y Jesús María Gómez ‘Chuso’ plasmaron su compromiso de celebrar periódicamente un cocido con gente del mundo del deporte y el periodismo segoviano. El antecedente eran aquellas «cenas de los sufridores del deporte segoviano», invento del entonces propietario del restaurante.
La peña fue incrementando sus miembros: Heliodoro y Fuencisla, Carlos García y Raquel, César ‘el parapelotas’, Jesús Romano, Ángel Fernando García Cantalejo ‘Chiqui’, Mari Cruz Delgado (Cuca), Carmelo del Pozo y Anselmo Mesa. Con los tres fundadores y la incorporación de García Rivilla suman los 14. Primero quedaban cada semana, luego cada dos.

Con el entonces alcalde Ramón Escobar, en 1993.Con el entonces alcalde Ramón Escobar, en 1993. - Foto: Jesús Romano

«Nunca pensamos que duraría tanto el compromiso», señala Heliodoro, que no acierta a explicar el porqué el cocido y no otro plato, sino es porque el guiso es del gusto de todos los peñistas. «¡Hombre! Somos como el cocido, castellanos y humildes», precisa Antonio; mientras, entre todos, calculan cuantos kilos de garbanzos han ingerido desde la fundación de la peña. «Unos 72 kilos, más o menos», calcula Heliodoro, que comenta cómo el grupo tan solo ha claudicado a invitaciones puntuales, de tal manera que varios alcaldes de Segovia han pasado en alguna ocasión para compartir mesa y mantel en el Narizotas, como Ramón Escobar o Pedro Arahuetes.

La peña ha ido celebrando sus propias efemérides, como cuando se contabilizó el ‘Cocido 100’, con invitados incluidos y el regalo de una caricatura que firmó Luky; o cuando en el ‘Cocido 500’ Heliodoro encargó un mandil especial para los peñistas, con el símbolo del Narizotas, sobre un círculo que recogía decenas de palabras surgidas en las tertulias del cocido.

Más fotos:

En la San Silvestre, en 1997.
En la San Silvestre, en 1997. - Foto: J.R.
El mandil, imprescindible para correr la última carrera del año; en este caso, en 1997.
El mandil, imprescindible para correr la última carrera del año; en este caso, en 1997. - Foto: J.Romano

«Lo importante es la tertulia», bromea Carlos, donde los temas deportivos se mezclan con la política, desde la que se gesta en las grandes esferas hasta la que se ejecuta en las instituciones locales. «Al principio no dejábamos títere con cabeza, aunque ya nos vamos moderando», señala Heliodoro. «¿Discusión? Todos los días. Pero lo que pasa en el campo, se queda en el campo», apunta Carlos, que recuerda cómo, desde casi el principio, la Peña del Cocido ha participado el 31 de diciembre en la Carrera de la San Silvestre. Los peñistas participaban bajo tres condiciones: corrían con un mandil de la peña, siempre tenían que quedar los últimos y antes de la salida tenían que «doparse», esto es, tomar un chocolate con picatostes en la taberna del Narizotas, donde figura una placa que da nombre a un rincón del establecimiento.