Intriga en las calles de la Segovia medieval

A.M.
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El trabajo literario del periodista segoviano Francisco Egido se distancia de los anteriores al hacer una inmersión en una ficción histórica en la época de los comuneros

Francisco Egido fotografiado con su nuevo libro en el entorno de El Parral - Foto: A.M.

Francisco Egido Herrero (Madrid, 1975) se muestra convencido de que con su última novela, ‘El Blasón de la reina’,  una ficción histórica publicada por ediciones Derviche,  que se desarrolla en la época de la Guerra de las Comunidades,  los segovianos van a redescubrir muchas cosas de su ciudad,  la misma a la que llegó cuando contaba con diez años de edad y donde nació toda su familia.

Este licenciado en Comunicación Audiovisual y doctor en Ciencias de la Información, que ha desarrollado buena parte de su trayectoria profesional como periodista en diferentes medios, tanto televisión como radio y prensa escrita, se ha distanciado de sus anteriores trabajos literarios. ‘Tan cerca de ti’, una historia de segundas oportunidades que cuenta la trayectoria vital de cuatro personas, publicada en 2014,  y ‘Cades el Camino de los Sin Nombre’, de 2017, donde la realidad se mezcla con la ficción, a cuyo protagonista le cambian la vida los sucesos del 11-M.

Ahora, el hecho de que sea una novela que se desarrolla en un momento histórico tan importante, pero a la vez tan lejano, exigía un esfuerzo extra a la hora de ambientarla y, sobre todo, de que todo lo que aconteciera en el desarollo de la trama tuviera un mínimo rigor histórico. «Desde ese punto de vista ha sido mucho más complejo escribirla, pero también mucho más ilusionante, era un reto ubicar una historia de este tipo en una ciudad como Segovia», admite quien también ha dirigido cinco cortometrajes. El contenido se presenta como un misterio oculto durante siglos, una trama de ambiciones, lealtades y traiciones que hizo tambalearse a todo un imperio, la leyenda sobre la relación de una madre reina y un hijo emperador que nadie ha podido demostrar. 

Este trabajo, que tiene un buen tirón de ventas, a los pocos días de haber visto la luz en las librerías y en la red, lo encuadra en la categoría de ficción histórica que relata  la historia de un escritor, Juan Manuel López Atienza, un hombre que lo ha conseguido todo en el mundo de las letras, pero que en su última etapa profesional se encuentra ante la oportunidad, por una serie de vicisitudes del destino, de poder desvelar uno de los grandes misterios, que es el del blasón de la reina. Con calles y plazas de la ciudad como núcleos de la trama, todo girará en base a un misterioso objeto que nadie sabe si realmente existió pero que pudo tener una importancia fundamental en el desarrollo de la Guerra de las Comunidades y que pudo cambiar la historia, no solo de Castilla sino de todo el imperio. 

Quien ahora dedica su actividad profesional al mundo de la publicidad digital en uno de los grandes grupos de comunicación, presenta como protagonistas, desde los comuneros a Carlos I de España y V del llamado sacro imperio romano germánico, o a su madre Juana I de Castilla, hija de Fernando ‘El Católico’, en un momento en que se conmemora el 500 aniversario de la ‘Batalla de Villalar’, punto de inflexión de la Guerra de las Comunidades.

Egido relata que «la novela aborda ese momento histórico con una visión un poco diferente a la que hemos solido escuchar habitualmente, más que plantear respuestas a lo que fue el movimiento comunero y lo que significó, incluso lo que significa hoy en día, presenta preguntas que la gente, cuando lo vaya leyendo, se va a hacer, no solo acerca de los comuneros, sino de la vigencia del movimiento actualmente y de otras muchas cuestiones relacionadas con la historia de Segovia». Por eso el autor piensa que «una buena consecuencia de leer la novela sería que la gente, cuando la finalice, quiera saber más sobre Segovia y su historia y mucho de los monumentos por los que pasamos habitualmente y a lo mejor no somos conscientes de la trascendencia que han tenido en la historia de España».

El autor explica que personas que se han leído la novela han hecho el itinerario por las calles en las que se desarrolla porque hay lugares muy presentes: el Alcázar, como símbolo del poder político, donde estaba el rey; la iglesia de San Miguel, con una importancia fundamental al ser coronada Isabel ‘La Católica’, el monasterio de El Parral, con una gran trascendencia en el desarrollo de la novela; poblaciones como Muñoveros, directamente vinculada con Juan Bravo; la Plaza de la Merced, las dos catedrales, la actual, de Nuestra Señora de la Asunción y de San Frutos, y la antigua, de Santa María, cuya historia está estrechamente vinculada a lo que fue la Guerra de las Comunidades y lo que ocurrió durante todos esos días de asedio, siendo destruida en 1521. Egido se muestra convencido de que «hay muchos sitios que todos conocemos que, después de leer la novela, van a tener un significado diferente, para mucha gente».

Volviendo al texto, sin tratar de caer en el espóiler, el escritor mantiene que no se trata de un ensayo histórico sino de una novela para que el lector termine ansiando conocer los acontecimientos. En realidad ha querido plantear una situación histórica cuando llega un momento en el que la reina Juana de Castilla, popularmente conocida como ‘La loca’, tuvo que tomar una decisión, primero como monarca pero también como madre, teniendo que decidir entre su hijo, Carlos I, o lo que pensaba que podía ser el destino más adecuado para Castilla, entonces este blasón está muy vinculado con esa disyuntiva que se le presentó.

A Francisco Egido hay muchos personajes de los que aparecen en el texto que le parecen intersantes, porque, a su juicio, de la figura de la reina Juana, de quien se ha escrito mucho, se saben algunas cosas, pero no lo fundamental, si realmente tenía los problemas físicos o psíquicos que se apuntan o fue víctima de unas luchas por el poder de su entorno más cercano. 

Carlos I siempre ha «fascinado» al autor: «No solo por la trascendencia histórica que tuvo, el imperio que fue capaz de acumular bajo su poder y la estrambótica forma en la que llegó a lo que es hoy España con ese desembarco tan estraño en Tazones, en Asturias, tan lejano de lo que se espera de alguien que ha de ser un emperador; y luego el punto final a su vida, siendo capaz de alejarse del poder, tras haber tenido todo, y retirarse a un lugar maravilloso como Yuste», subraya.  

Procediendo del mundo audiovisual y con la fuerza que tienen actualmente las series, a Francisco Egido le encantaría trasladar la novela a un guión porque, además, piensa que «es una historia que se acomodaría muy bien a este género, incluso, ahora que está tan de moda todo el tema de los podcast, creo que se podría hacer algo muy bonito».  

Confiesa que «uno siempre tiene ideas en la cabeza, pero la experiencia me dice que lo mejor es dejar que surjan ellas solas, ahora estamos muy centrados en la promoción de la novela, es un proyecto muy bonito, a la gente que la lee le gusta mucho, se siente muy identificada con ella, y , a partir de ahí, irán surgiendo algunos de los proyectos que están aparcados , los retomaremos». 

Además, de la misma forma que ya dedicidió donar los derechos de autor que se generaron de una de sus anteriores obras a la Asociación Española Contra el Cáncer de Segovia (AECC), partiendo de que el contexto histórico en el que suceden las cosas es muy importante a la hora de analizarlo, igual que cuando se habla de los comuneros, en este caso no ha querido dejar al margen la situación que estamos viviendo, derivada de la crisis sanitaria y económica. 

A través de Cáritas surgió la idea de que la novela pudiera servir para ayudar a los más necesitados, aparte de cumplir con su misión de entretener al lector, por lo que se decididó hacer una donación a esta institución. Posteriormente, instituciones como la Diputación de Segovia, se ha sumado para colaborar en la distribución de la novela por la provincia, y Alimentos de Segovia, va a donar más de 200 kilos de alimentos a Cáritas, para repartirlos. A partir de esta iniciativa han surgido posibilidades de que otras instituciones de fuera de Segovia se hayan intersado por el proyecto y se analiza la manera de que se puedan unir a él y colaborar a corto plazo.