El Colegio de Médicos revalorizará la deontología

D.S:
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Declaraciones de María del Carmen Pérez Molina-Ramírez, presidenta de la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos de Segovia

María del Carmen Pérez Molina-Ramírez, responsable de la Comisión Deontológica Médica - Foto: D.S

Con la llegada de Gracialiano Estrada a la presidencia del Colegio de Médico continúan las ratificaciones o nombramientos de quienes componen las áreas de trabajo de la organización. María del Carmen Pérez Molina-Ramírez sigue al frente de la Comisión Deontológica Médica, un cargo con especial sensibilidad al aunar aspectos legales y éticos en unos años muy convulsos para la profesión en este apartado.  Se muestra agradecida por la confianza que han depositado en ella tanto el presidente, como la directiva así como el resto de compañeros, pero también “responsabilizada por tener que velar por el buen ejercicio profesional desde la propia profesión”.

Para esta especialista en otorrinolaringología del Hospital segoviano, la Comisión debe “asesorar a la junta directiva en cuestiones de ética médica, favorecer y promover las acciones formativas para mejorar el ejercicio de la profesión en este apartado y elaborar informes o documentos en cuestiones relevantes desde un punto de vista ético o deontológico”. Sus documentos surgen habitualmente como respuesta a una consulta realizada, pero también puede hacerlo ante una duda que surja por situaciones que el Colegio considere que pueden generar conflicto a los colegiados, “provocando así un área de debate y reflexión que finalmente se materializa en un informe que se remite a la Directiva”. Pero la Comisión también se ha manifestado sobre situaciones nuevas que afectan al acto médico, como la Telemedicina, o ha denunciado leyes que entiende que van en contra del código deontológico, como recientemente ha ocurrido con la Ley de Eutanasia.

P: Los informes o respuestas que realiza, ¿son vinculantes?

R: No, los informes de la Comisión Deontológica no son vinculantes, pero sirven de marco de reflexión equilibrada como apoyo a las resoluciones que la Junta Directiva toma.

P: ¿Qué objetivos le gustaría alcanzar en los próximos años con esta Comisión?

R: Los objetivos de esta comisión son varios, comenzando por poner de nuevo en valor la Deontología, haciendo de ella un marco de referencia del “buen hacer profesional”, sobre todo en esta época de turbulencias y cambios, donde una guía es fundamental para enmarcar desde el acto médico hasta la confidencialidad de los datos tratados. Por otra parte, potenciar la formación y el desarrollo de todos los aspectos deontológicos y éticos que se derivan de la práctica profesional, creando foros de reflexión y debate, puesto que estos aspectos son los que “interpelan” e “implican” al médico, no solo desde un punto de vista profesional, sino humano y personal. Son estos matices, los que acaban haciendo a la relación médico-paciente, más cercana y humana. La enfermedad deja al descubierto la vulnerabilidad del hombre, y el profesional sanitario está ahí para acogerlo y tratarlo en su integridad, sin descuidar ninguno de sus aspectos, ni el físico, ni el psicológico, ni el social, ni el intelectual ni el espiritual. Poner en valor la experiencia y entrega de tantos compañeros en su práctica diaria, potenciando la carrera profesional del médico, dentro de nuestro ámbito comunitario y fidelizar a los residentes que han sido formados aquí, para que no se vayan a otras comunidades donde les ofrecen mejores condiciones laborales, puesto que tenemos un déficit importante de profesionales sanitarios. Además, exigir de la Administración Sanitaria la cooperación y compromiso necesario para una buena calidad asistencial tanto a nivel hospitalario, como en atención primaria, y que los principios éticos de equidad y justicia dentro de la Comunidad de Castilla y León sean una realidad para nuestros ciudadanos de Segovia. Denunciar toda actuación que vaya contra el Código Deontológico.

P: ¿Con qué herramientas cuenta para desempeñar esta labor?

R: Contamos con la colaboración y participación del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Segovia en todos aquellos ámbitos de la Administración Sanitaria y de la sociedad, donde puede influir en las tomas de decisiones referentes a los colegiados y su actuación profesional. También contamos con los informes y declaraciones que realizan las Comisiones Deontológicas, tanto a nivel central como local, para poner la atención de la sociedad sobre determinadas situaciones que van contra el código Deontológico.

P: Hay temas regulados y contextualizados normativamente, como el aborto y ahora la eutanasia que generan algunas objeciones a algunos profesionales. ¿Está claro hasta dónde llega la ley y dónde comienza la opinión o creencia de un profesional? 

R: Aun queda mucho por hacer; la Ley Orgánica de regulación de la eutanasia recientemente aprobada en al Congreso de los Diputados, después de las enmiendas del senado, es una ley muy general en la que quedan muchos aspectos muy importantes por concretar y que deberán hacerlos las distintas comunidades autónomas, luego la implicación de los distintos profesionales sanitarios no está perfectamente definida de momento. Por otro lado, los médicos tenemos que hacer una reflexión personal ante esta ley, no se trata de opiniones, sino de la raíz de nuestra vocación profesional y cómo la entendemos cada uno. La relación médico-paciente nos pone en relación con otro ser humano, en un acto de confianza y entrega para buscar la mejor terapéutica a la enfermedad concreta en ese paciente. Actualmente se está hablando mucho de medicina de precisión, medicina personalizada y hacia ese camino nos vamos, se trata de ver la enfermedad en cada enfermo y aplicar todos nuestros conocimientos técnicos y científicos en su beneficio y todo esto es así, porque cada uno de nosotros somos único e irrepetible, y esta concepción única debe guiarnos para buscar el mayor bien de nuestro paciente siempre en diálogo con él.

P: ¿Qué papel ocupa la objeción de conciencia?

R: La objeción de conciencia se plantea cuando el profesional se niega a un cometido exigido por la ley o por algún reglamento, aduciendo para ello razones morales o de conciencia. A veces, en nuestra vida profesional nos encontramos en situaciones límite que enfrentan nuestros propios valores morales con los de nuestros pacientes; la búsqueda de situaciones intermedias que respeten lo máximo posible ambos valores, suelen resolver los conflictos, pero a veces nos encontramos en escenarios diferentes, donde hay una ley o disposición legal que te obliga a realizar algún acto concreto que vulnera gravemente tus propios principios éticos y ante estas situaciones, no queda más recurso que la objeción de conciencia, como expresión de la propia libertad e identidad del profesional.

P: ¿Qué opinión le merece la recientemente aprobada ley de Eutanasia en España?

R: La Comisión Deontológica es un órgano colegiado por lo que mis opiniones a este respecto deben entenderse a título personal. La opinión que tengo con respecto a esta ley es bastante negativa, creo que no se aclaran conceptos importantes para los propios profesionales, los enfrenta a sus propios principios personales y profesionales, crea incertidumbre en los propios pacientes; y lo más importante, no pone en valor la vida, principio fundamental para cualquier derecho. El sufrimiento es un concepto complejo, difícil de valorar externamente, puesto que se trata de un “dolor integral”, que comprende todo el individuo. No se trata solo de dolor físico, es un dolor profundo que va desde la incertidumbre de lo que pasa con tu familia durante tu enfermedad, la manutención, los malos humores, el crecimiento de tus seres queridos, las limitaciones, las relaciones familiares pendientes, la soledad, la angustia, la impotencia y otras muchas cosas.

Por todo ello, la solución comprende varios aspectos, los médicos por supuesto. No se puede entender que no se disponga de una unidad del dolor en Segovia para estos pacientes; unos cuidados paliativos de calidad, como los que se están dando desde la Unidad de Cuidados Paliativos ubicada en el Hospital con sus dos equipos; y unidades de apoyo psicosocial para estos pacientes y sus entornos familiares de manera efectiva, buscando soluciones concretas que disminuyan la angustia e incertidumbre que toda esta situación genera en el ambiente doméstico, proporcionándoles los medios adecuados para los cuidados del paciente y de la familia.  La implantación de manera efectiva de todas estas medidas, disminuirá el sufrimiento del paciente y de su entorno; seamos positivos, pongamos un proyecto de vida ante sus ojos, aunque esta sea corta y limitada, no acabemos con la vida, cuando ya no sabemos como “reorientarla”, demos un sentido a su realidad, como decía Viktor Frankl en su libro El Hombre en busca de sentido: “en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino que la vida espere algo de nosotros”. En definitiva, busquemos soluciones complejas a los problemas complejos, porque vivir significa “asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a las cuestiones que la existencia nos plantea”, y acabar con el “problema” a priori, no parece la solución.

P: Algunos profesionales han criticado que la ley promueva la creación de un registro de los sanitarios que están dispuestos a realizar los trámites, ¿qué le parece?

R: Efectivamente, la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia aprobada en el Congreso contempla la objeción de conciencia de los profesionales sanitarios mediante la creación de un registro que debe ser previo y por escrito. La única justificación para la realización de tal registro es facilitar a los gestores los recursos humanos con los que cuentan para garantizar dicha práctica eutanásica. Hay varios puntos a considerar a este respecto: en primer lugar, el registro debe ser previo a haberse presentado el motivo o circunstancia que va a generar dicha objeción. Este posicionamiento debe ser posterior al mismo, puesto que se objeta de manera concreta ante un hecho y, esta posición, puede variar en distintas circunstancias. Por otra parte, el registro podría ser activo y no pasivo, es decir, recabar información sobre los profesionales que quieren implicarse en este proyecto de manera voluntaria, hasta ver la organización más idónea y la demanda de dicha prestación; y en último lugar, habrá que saber qué profesionales se verá implicados en el proceso, puesto que no tiene sentido una sobreabundancia de manifestación de objetores, cuando los implicados en el proceso será un número discrecional.

P: ¿Cómo está viviendo la pandemia y cómo cree que nos ha transformado?

R: Esta pandemia ha puesto a todos en su “límite personal” y en muchos casos ha sido también el profesional y social; nos ha hecho replantearnos muchas cosas que parecían banales y nos hemos dado cuenta de la importancia que supone nuestra relación con los demás, cercanos y lejanos, todos contribuyen a ser como somos y también lo que somos, porque siempre manifestamos nuestra forma de ser y nuestros pensamientos en relación con los demás. Han surgido capacidades de nosotros mismos que no sabíamos que existían pero la fuerza y el ímpetu por ayudar a los que nos necesitaban han sacado fuerza de flaqueza en todos los ámbitos: desde los sanitarios en primera línea, pasando por el resto de profesionales que han realizado unas labores básicas. Informáticos fabricando piezas en 3D para adaptar mascarillas, empresas de coches fabricando respiradores; cosméticas y farmacéuticas sintetizando geles hidroalcohólicos; agricultores y ganaderos saliendo al campo para que no nos faltase el alimento durante los meses más duros del confinamiento, los transportistas, los que han estado teletrabajando para mantener la economía… en fin, no quiero olvidarme de nadie, todos hemos contribuido desde nuestro puesto personal y profesional sacando lo mejor de nosotros mismos.

Por desgracia, todos hemos perdido algún ser querido, o conocemos a algún amigo que ha estado enfermo y lo ha pasado mal, o nos hemos angustiado y pasado miedo por nuestros padres, familiares o por nosotros mismos. Los demás, a los que estábamos acostumbrados a ver sin tener mayor preocupación que la hora y el día en que quedábamos con ellos, de pronto, son un tesoro que no valorábamos en su justa medida, por la cercanía y el poco esfuerzo que nos costaba vernos, abrazarnos, reírnos o contarnos lo cotidiano. Todo esto, ha adquirido un valor inmenso, nos hemos dado cuenta lo que necesitamos de los demás, que no podemos estar aislados, que ver a nuestros padres y poder abrazarlos es un lujo “emocional”, poder ver a los nietos, sentir sus pequeños bracitos alrededor de nuestro cuello o sus sonrisas inocentes, son un tesoro que no podemos perder. Pongamos en valor de nuevo nuestras relaciones y a los demás, cada uno de nosotros tiene un valor inmenso y único que no podemos perder, una riqueza que no podemos desechar y una responsabilidad que no podemos eludir.

 

Formacuón y especialización

El interés por la bioética convive con la doctora María del Carmen Pérez desde sus comienzos.  Aunque nació en Córdoba en 1964, a los dos años se trasladó a Madrid, donde vive desde entonces. Casada y madre de tres hijos, estudió Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid, realizando posteriormente su Residencia en otorrinolaringología entre el Hospital Central de Cruz Roja y el Hospital Universitario de Getafe. A la conclusión, tras una breve incursión en la medicina privada, comenzó a trabajar en el Hospital General de Segovia, donde lleva más de 27 años como especialista en otorrinolaringología. Hace casi 20 años formó parte del Comité de Bioética asistencial hospitalario durante 2 años, posteriormente ha completado su formación con dos Másters y varios cursos de Bioética. María del Carmen es vocal de la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos de Segovia desde enero de 2016 y vocal del Comité de Ética Asistencial desde abril de 2019. Finalmente fue nombrada presidenta provisional de la CDM el 4 de noviembre de 2020, hasta ser ratificada por el nuevo presidente Graciliano Estrada y la Junta Directiva del Colegio el 20 de abril  de 2021.