La festividad de Todos los Santos también se celebrará con normalidad. El Ayuntamiento de Segovia ha decidido eliminar las restricciones que tuvo el cementerio el año pasado y solo mantendrá la vigilancia de la Policía Local para controlar el uso de la mascarilla en aquellos momentos en los que no sea posible mantener la distancia de seguridad. La concejala de Servicios Sociales, Ana Peñalosa, responsable del camposanto, ha explicado que «no habrá límite de aforo» –en 2020 se fijó en 500 personas– y ha  señalado que se habilitarán dos accesos a pie que se podrán utilizar indistintamente.

Los visitantes aún no verán terminado el nuevo bloque de 70 nichos construidos por el Ayuntamiento, que ha invertido 86.075,40 euros en el último año en el cementerio. Una instalación que también estrenará en próximas fechas pavimento en uno de los caminos y bajotechos en galerías. De estos últimos algunos todavía tienen problemas de seguridad y han sido desmontados ante la previsible afluencia masiva de personas estos días al camposanto, que mantendrá su horario habitual. Sus puertas permanecerán abiertas de 9.30 a 18.30 horas, aunque la edil de Servicios Sociales recomienda escalonar las visitas aprovechando el fin de semana. También aconseja la utilización del transporte público para evitar los habituales problemas de aparcamiento, ya que además la Policía Local restringirá el estacionamiento de vehículos. Sí que permitirá acercar hasta la puerta a las personas con movilidad reducida.

Al pie de ella volverán a estar los puestos de flores, parte ya de la esencia de un cementerio que este 2021 cumple 200 años. Para conmemorar ese aniversario, la historiadora del arte Mercedes Sanz de Andrés publicará en próximas fechas 'Cual guardo yo en mi pecho… 200 años del Cementerio de Segovia', un libro que repasa la historia de este camposanto. «Hay más datos novedosos», anuncia Sanz de Andrés, investigadora en el ámbito del patrimonio funerario y profunda conocedora del camposanto segoviano, sobre el que ha firmado con anterioridad varias publicaciones.

La que verá la luz ahora con la ayuda de la editorial Derviche desvela nuevos nombres ilustres que se encuentran en estas galerías. «Personajes con influencia incluso en la historia de Europa», apunta esta historiadora del arte, que prefiere reservarse sus identidades para que los lectores las descubran en el libro. Una obra que también estudia las profesiones que giran en torno a la muerte. «El capellán, los enterradores, las primeras agencias funerarias, los primeros médicos forenses… No se habla demasiado de ellos, quizás sigue habiendo un tabú, pero es interesante saber cómo se hicieron las primeras autopsias, dónde...».

En opinión de Sanz de Andrés, el cementerio es una fuente inagotable de conocimientos. «Repasar la historia de estos 200 años  permite acercarse a la evolución de Segovia a través de los vivos y de los muertos. Es un espacio privilegiado de cultura y de patrimonio de nuestra historia», subraya, al tiempo que asegura que restan muchos aspectos por descubrir: «Son huellas de la existencia de nuestros antepasados, como cuál fue la primera lápida que se colocó en el cementerio. Todo lo que ocurre en un cementerio se recoge en los reglamentos. Por ejemplo, hubo el problema de utilizar cajas funerarias o no en los enterramientos porque ralentizaba el proceso de descomposición y no había espacio. O que la capilla, en tiempos de cólera, se utilizaba como depósito. Seguro que quedan cosas por investigar».